La sonda ‘Juno’ visita la luna Europa, el satélite helado de Júpiter
La nave de la NASA, que orbita Júpiter desde 2016, fotografiará hoy de cerca este mundo, candidato a albergar vida en sus océanos
Europa, el segundo satélite de Júpiter descubierto por Galileo en 1610, está a punto de recibir una nueva visita desde la Tierra: 22 años después de la visita de la sonda Galileo, hoy llega al satélite la nave Juno, que orbita alrededor del gigantesco planeta desde julio del 2016.
La misión de Juno preveía completar 37 órbitas alrededor de ...
Europa, el segundo satélite de Júpiter descubierto por Galileo en 1610, está a punto de recibir una nueva visita desde la Tierra: 22 años después de la visita de la sonda Galileo, hoy llega al satélite la nave Juno, que orbita alrededor del gigantesco planeta desde julio del 2016.
La misión de Juno preveía completar 37 órbitas alrededor de Júpiter durante un periodo de algo menos de dos años. Son trayectorias muy alargadas, que llegan a distancias de más de 5 millones de kilómetros en punto más alejado para juego caer hasta menos de 5.000 kilómetros en el perigeo (estrictamente, “perijovio”, por utilizar el neologismo inventado para esta ocasión).
Mientras vuela en niveles altos, Juno se mueve con cierta lentitud, pero su paso por este perijovio lo hace como una exhalación, a 60 kilómetros por segundo. Esta trayectoria, que sobrevuela los polos del planeta, se calculó para minimizar los daños producidos al atravesar los cinturones de radiación atrapada.
Hay precedentes, como el de su predecesora, la sonda Galileo. En 2003, sufrió daños en uno de sus registradores de datos que lo dejaron inactivo durante semanas hasta que los técnicos consiguieron repararlo en una operación de “cirugía electrónica” a casi setecientos millones de kilómetros de distancia. Claro que esa nave se movía en órbita ecuatorial más baja y más sujeta a altas dosis de radiación; la Juno no solo vuela en trayectoria menos comprometida, sino que sus instrumentos más sensibles van encerrados en una especie de caja fuerte con paredes de titanio de un centímetro de grosor. Sin esa protección, la electrónica de a bordo hubiese quedado “frita” en la primera órbita.
El objetivo de Juno era solamente el estudio de Júpiter. Su trayectoria no se calculó para que se aproximase a ninguno de sus satélites. De hecho, solo muy de cuando en cuando pasa cerca de alguno. La ocasión más espectacular fue en junio del año pasado, cuando pasó a poco más de mil kilómetros sobre Ganímedes, el mayor satélite de Júpiter. Al tratarse de un encuentro muy rápido solo pudo obtener unas pocas imágenes, eso sí, de gran calidad.
La cita con Europa de este 29 de septiembre también durará solo escasos minutos. La distancia será de unos 350 kilómetros, lo que permitirá registrar imágenes mucho más detalladas que las que existen actualmente. La geometría del encuentro permitirá observar regiones que en fotos anteriores no habían podido verse con claridad. La cámara de a bordo —diseñada, el principio, para estudiar Júpiter—, tomará varias imágenes al sobrevolar en hemisferio iluminado. En cuanto al oscuro, Juno obtendrá una foto —solo una— utilizando su sensor estelar, adaptado al tenue brillo de las estrellas. En plena noche, la iluminación provendrá del reflejo del Sol en las nubes de júpiter.
Europa es un mundo helado, casi sin relieve. Alguien lo comparó a una bola de billar cósmica. Se cree con bastante certeza que su capa de hielo, quizás de decenas de kilómetros de espesor, esconde un océano que engloba todo el astro. En su superficie, blanca como nieve, se ven multitud de surcos oscuros, quizá material rocoso exudado desde capas profundas. Por otra parte, en algunas regiones se ven lo que parecen enormes icebergs tabulares enlazados unos con otros de forma irregular. Muchos conservan los surcos originales, pero estos no encajan entre sí. Es como si en un pasado remoto la capa helada se hubiese derretido en parte para luego volver a congelarse, atrapando los bloques de hielo flotantes en un puzle mal montado.
Hay indicios de que Europa, al igual que Encélado, el pequeño satélite de Saturno, emite chorros de agua por alguna fisura en el hielo. Así como en Encélado se han podido fotografiar en detalle, en Europa todavía no hay pruebas firmes. Ese será uno de los objetivos que deberá estudiar la sonda Europa Clipper, prevista para lanzamiento en el 2024.
Este encuentro ocurre durante la órbita número 45 de Juno alrededor de Júpiter, más del doble de lo previsto inicialmente. En febrero de 2024 tendrá lugar un último encuentro con otro satélite galileano: Io, el mundo de los cuatrocientos volcanes. Será en la órbita 58, todo un récord de supervivencia en un ambiente tan hostil como el que está soportando esta nave.
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