La primera trashumancia de Europa
La Universidad de Valladolid descubre y reconstruye el camino que los pastores del Neolítico recorrieron en los Pirineos en busca de pastos verdes hace 7.500 años
Manuel Rojo Guerra, catedrático de Prehistoria de la Universidad de Valladolid, pensó que la mejor manera de corroborar su teoría era llevarla a la práctica. Así que contactó con el pastor Ramón Costa, y emprendieron, junto a su equipo científico y 1.800 ovejas prácticamente el mismo camino, a través de los Pirineos, que abrieron hace unos 7.500 años los primeros pastores trashumantes de la historia de Europa. Ahora la revista The Public Library of Science ONE (PLOS ONE), publica lo...
Manuel Rojo Guerra, catedrático de Prehistoria de la Universidad de Valladolid, pensó que la mejor manera de corroborar su teoría era llevarla a la práctica. Así que contactó con el pastor Ramón Costa, y emprendieron, junto a su equipo científico y 1.800 ovejas prácticamente el mismo camino, a través de los Pirineos, que abrieron hace unos 7.500 años los primeros pastores trashumantes de la historia de Europa. Ahora la revista The Public Library of Science ONE (PLOS ONE), publica los resultados de esta investigación, que pasa directamente por la cueva de Els Trocs ―situada a más de 1.500 de altitud― en la localidad de San Feliu de Veri-Bisaurri (Huesca). El estudio demuestra que el fenómeno de la trashumancia practicado por primera vez durante el Neolítico en aquella gruta durante más de 2.000 años fue un auténtico éxito.
Los análisis de los restos de las ovejas hallados en la gruta, efectuados por la arqueozoóloga del CSIC Marta Moreno García, confirman “una progresiva disminución de las muertes perinatales en el ganado, un retraso en la edad de sacrificio, el control creciente sobre la época de cría y la explotación de los pastos”, factores clave para aumentar el tamaño y la capacidad productiva de los rebaños”. Es decir, a la postre, mejorar la supervivencia del grupo humano que lo practicaba.
Los datos isotópicos registrados en la bioapatita (compuesto químico de los esmaltes dentarios) revelan que los restos de los ovinos recuperados en la gruta vivieron a lo largo del año en dos ambientes diferentes: pasaban el otoño y el invierno en el valle, mientras que eran trasladadas a los pastos frescos de la montaña en primavera y verano. Los pastores consiguieron así que el ciclo reproductor de la especie que los alimentaba no dependiera de la estación del año. “Estamos, por tanto, ante la primera constatación científica de este tipo de explotación pecuaria en toda Europa en un momento muy temprano, que el carbono 14 nos ha cifrado en unos 7.300 años aproximadamente”, sostiene el catedrático.
El trabajo ahora publicado ―que incluye estudios de isotópicos de Carlos Tornero (IPHES) y paleoparasitológicos de Alizé Hofman (Universidad de Toulouse)― recuerda que los “resultados son contundentes”. “Nos encontramos en lo que conocemos como los primeros momentos de la introducción de la economía de rendimientos diferidos (agricultura y ganadería) en la península Ibérica”. Y continúa: “El hecho de que hayamos confirmado este tipo de práctica pastoril tan específica y especializada en una fecha tan temprana (escasos 300 años después de la introducción de la ganadería en la Península), nos permite aventurar que los grupos neolíticos que aquí llegan desde Oriente Próximo [con la técnica de la trashumancia] lo hacen con un gran desarrollo tecnológico, cultural y humano acumulado durante varios milenios”.
Para reconstruir la trashumancia primigenia, los expertos partieron de las tierras bajas del valle del Ebro hasta la cota 2000 en Cerler. En la cueva, en los últimos cinco años de investigaciones, se han hallado miles de restos óseos de animales, un 85% de origen ovino.
Los análisis microscópicos del sedimento que se ha extraído del suelo han determinado la existencia de restos de tallos y hojas de herbáceas (fitolitos) sin apenas flores ni granos maduros. Esta constatación permite asegurar que el suelo estuvo formado, además de por un auténtico pavimento de cerámicas, por una capa de hierba cortada durante el tiempo en que las herbáceas pierden la flor y el grano no ha madurado todavía, lo que ocurre en esta parte del Pirineo solo entre el 15 de junio y el 10 de julio.
“Conquistar estas tierras para una actividad tan especializada en un momento tan temprano del desarrollo tecnológico no debió ser tarea fácil”, afirma el catedrático, pues en el interior de la gruta los arqueólogos descubrieron también los restos de toda una familia de pastores del Neolítico cuyos cuerpos habían sufrido numerosas y brutales agresiones, fruto, sin duda, de la competencia por los recursos de otros grupos humanos que no dominaban aún el secreto de la trashumancia. Y la querían.
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