Axel Callís, sociólogo: “En términos de propuestas, esta es la campaña más moderada de las últimas tres elecciones en Chile”
En una semana marcada por el debate presidencial, el director de ‘Tú Influyes’ aborda la debilidades y fortalezas de Jara y Kast, los punteros, y de Matthei. “Que tengamos candidatos que están en los extremos no implica que la campaña esté polarizada”, dice


El sociólogo Axel Callís (Santiago, 61 años) toma el pulso a la política chilena hace más de tres décadas y desde distintas dimensiones, entre ellas, hoy como panelista en varios medios de prensa y también en tres podcasts de actualidad. Pero, principalmente, lo hace como director de Tú Influyes, una agencia de investigación y sondeo social de opiniones, plataforma en la que mensualmente entrega la encuesta Data Influye. En sus últimos resultados, Jeannette Jara, militante comunista y abanderada del bloque de la centroizquierda y la DC, y el republicano José Antonio Kast, de la extrema derecha conservadora, ocuparon el primer y segundo lugar de las preferencias presidenciales para la elección del 16 de noviembre, mientras que Evelyn Matthei, de la derecha tradicional, y quien fue la favorita hasta junio, sigue tercera.
Para Callís, pese que Jara y Kast van punteros, la campaña no está polarizada. Lo dice porque las propuestas, con matices, no apuntan a “ningún cambio significativo ni estructural”, como ocurrió en las últimas tres elecciones. Pero, agrega, que de ganar el republicano, “podemos estar ad-portas de un cambio". “Culturalmente, no sé si va a ser asimilado por el país”, explica.
Callís otorga esta entrevista a dos meses de la elección y luego del debate presidencial de los ocho candidatos, realizado este miércoles en Chilevisión, en el que Jara y Kast se enfrentaron. Para el académico de las universidades Central y Católica de Chile, ninguno de ellos brilló especialmente.
Pregunta ¿Jara y Kast hicieron en el debate lo que se esperaba, es decir, chocar?
Respuesta. Jara demostró una inexperiencia bien grande. No tiene horas de debate televisivo, donde los timing y el poder de la palabra tienen otro valor. Cuando se atrapó con Kast al principio, no logró salirse de un estado de ánimo que la mayoría percibimos de alguien ensimismada y molesta. Y eso es inexperiencia en debates televisivos presidenciales. Kast salió rápido del momento tenso con Jara. Pero estaba sin chispa [alegría], cansado físicamente, tratando de mantener un tono parejo y, en el fondo, jugando el empate. Reiteró las mismas ideas como para que te queden por saturación.
P. ¿Reiterar lo que ya señala a diario en sus redes sociales?
R. Claro. Reiterando las emergencias que tiene el país y que ya ha recorrido Chile. Por ejemplo, la diferencia entre Harold Mayne-Nicholls y Kast es que el primero dijo que estuvo con jóvenes en una población y uno se podía imaginar el contexto y, el segundo, que ha estado en 345 comunas como si fuera un check. Y a Kast no lo están votando por cercano o por bonito, sino porque le sirve a la gente. Es similar a lo que ocurrió con Sebastián Piñera en 2017: la gente no lo votó porque le caía bien, sino porque iba a conseguir pega [trabajo].
P. ¿Y por qué hoy la gente votaría por Kast?
R. Porque va a aplicar, supuestamente, mano dura.
P. ¿Ve polarizada esta campaña?
R. Esta es la campaña menos polarizada de las últimas tres elecciones, porque no está en juego nada del sistema. Por ejemplo, en la de 2009 ya se empezó a hablar de cambiar la Constitución. Después, la del 2021 se hizo en medio de una asamblea constituyente donde estaba en juego un país que no tenía nada que ver con el que vino después y el que está ahora.

P. ¿No está polarizada pese a que quienes van punteros son de los partidos Republicano y Comunista?
R. Que tengamos candidatos que están en los extremos no implica que la campaña esté polarizada. De hecho, las propuestas que todos hacen son sin ningún cambio significativo ni estructural. No hay temas valóricos [de libertades individuales] y tampoco está el cambio de la Constitución. Nadie quiere reformar el Parlamento ni cambiar el Poder Judicial ni terminar con las regiones ni con el Senado. O sea, lejos, esta es la campaña más moderada en términos de propuestas que yo he visto en las últimas tres elecciones.
P. ¿Lo atribuye a que el país cambió? Por ejemplo, antes el discurso de la seguridad y el crecimiento estaba asociado más a la derecha. Ahora, son propuestas transversales.
R. Hoy los matices ni siquiera están en el ámbito de más Estado o más mercado. Claro, uno podría decir que los matices están en quién va a aplicar más mano dura con los migrantes [en situación irregular] o quién va a tratar de generar mejores condiciones para bajar impuestos, cosas que son casi de elección de país desarrollado. Por eso digo que esta es una elección donde lo estructural no está tocado en ninguna parte. Nadie está cuestionando el modelo, excepto Eduardo Artés, obvio. Pero hay siete candidatos que concuerdan con el modelo y eso es algo inédito.
P. Kast de 2025 no ha planteado, como en sus otras candidaturas, los temas de libertades individuales, como el fin del aborto en tres causales. ¿Qué ve detrás de eso?
R. Eso se llama estrategia electoral y el aprendizaje de dos derrotas.
P. ¿No le parece curioso que Jara, a su vez, también se distancie del Partido Comunista? ¿No es esta elección especial por eso?
R. Las elecciones se tratan de grandes públicos, no de nichos. La diferencia entre una elección parlamentaria y una presidencial es que en la primera el nicho te alcanza, pero en la segunda, no.
P. ¿Qué se está jugando políticamente Chile en esta elección?
R. En términos de agenda, Chile se está jugando la posibilidad de continuar con algunas reformas sociales potenciales que podría tener la centroizquierda sobre todo en el ámbito de la educación y los jóvenes, como el fin a la deuda a través del FES (Financiamiento público para la Educación Superior). Y, si gana una derecha como la de Evelyn Matthei, va a ser un Gobierno como los de Piñera. Pero, si gana Kast, podemos estar ad-portas de un cambio que, culturalmente, no sé si va a ser asimilado por el país. Yo creo que el único candidato que podría, de una u otra forma, empezar a cambiar Chile en términos culturales o valóricos, es Kast. Las otras candidaturas son como las que hemos conocido en los últimos 20 años.
P. ¿Chile no está acostumbrado a los cambios radicales? Precisamente, es lo que plantea Kast.
R. Sí, pero los chilenos son súper sabios a la hora de votar. Y cuando votan por un lado, el Congreso sale para el otro. Entonces, ahí se produce un equilibrio bastante mágico. No sé cómo pasa, pero en Chile nunca hay unas mayorías significativas en que el presidente controle el Congreso de una forma unilateral. Y todo indica que el próximo Congreso va a estar bien parejo.
P. A dos meses, ¿está todo dicho en la elección o sigue abierta?
R. Sería de una arrogancia gigantesca que yo dijera que está cerrada cuando tenemos cinco, de los 13 millones de personas que van a participar, que nunca han votado para presidente. Entonces, no tenemos ningún antecedente que nos permita establecer un punto de comparación para hacer una proyección. Lo segundo, es que no sabemos cómo van a evolucionar esos cinco millones en términos de votaciones. Pero cuando lo hicieron en las segundas vueltas de gobernadores, fue bastante moderadamente, tanto para la izquierda como para la derecha. A tal nivel que, si uno suma las votaciones de los gobernadores, da exactamente la misma cifra para la izquierda y para la derecha. O sea, es prácticamente un Chile empatado.
P. ¿Cómo ve a Matthei?
R. Lo vengo diciendo hace tiempo, que se lavinizó y está cometiendo los mismos errores que Joaquín Lavín y peor, porque no hizo primarias. Por lo tanto, encontró tarde el posicionamiento. Ella deambuló por distintas posiciones y eso genera desconcierto. Siempre hay que hacer dos cosas con los electores: una, darle facilidades para que voten por los candidatos. Y dos, no moverlos mucho en términos de posicionamiento. Cuando tú te mueves mucho y muy abruptamente, los electores en las primeras vueltas se desconciertan y no saben a qué atenerse. Es en las segundas vueltas cuando operan los manuales y todos se mueven hacia el centro. Entonces, si Matthei logra mantenerse quieta en su posición y no sigue cometiendo errores, puede tener una oportunidad.
P. ¿Y Kast?
R. La campaña de Kast es no cometer errores en los próximos dos meses. Su activo es muy claro: un discurso minimalista y un relato que es muy fácil de comprobar, que está basado en el miedo que tienen los chilenos y chilenas a la delincuencia, los migrantes irregulares y a la pobreza. Por lo tanto, si Chile está en riesgo en estas tres áreas, él es la solución. Su talón de Aquiles es ser de una ultraderecha que ha tenido fracasos, sobre todo en el último proceso constituyente y dos derrotas electorales grandes.

P. ¿Y qué viene para Jara?
R. Jara tiene que tratar de acercarse al Apruebo [que votó por una nueva Constitución propuesta por las izquierdas en 2022], que es el 38%, pero para eso debe tener una campaña profesional y sostenible en todos los ámbitos: le falta un diseño profesional. Ganar una presidencial es la diferencia entre ganar un torneo chileno y un mundial. Hay otro estándar. Ella no tiene la experiencia de la mayoría de los candidatos que son presidentes, que llegan después de, al menos, un par de diputaciones, alcaldías, es decir, tres o cuatro elecciones en el cuerpo. Kast fue diputado y tres veces candidato presidencial y Matthei tiene todas las campañas de diputada, senadora, alcaldía. Y si hay algo que sabe hacer Matthei, es ganar elecciones.
P. ¿Y en dos meses qué se puede hacer?
R. En dos meses se puede hacer todo con buenos asesores y disciplina. Jara tiene el activo de que la respaldan nueve partidos, experiencia en lo público y todo el mérito de dónde nació y, por lo tanto, ser una candidata política. Pero le falta experiencia por todas partes, tomar decisiones y salir del círculo de los amigos y de la gente que la trata bien.
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