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Carmen Norambuena, historiadora: “Las niñas y jóvenes chilenas que tienen determinación, son las Gladys Marín de hoy”

La biógrafa de la dirigente comunista la conoció en 1957, cuando eran estudiantes. A 20 años de su muerte, la profesora de la Universidad de Santiago la retrata

Carmen Norambuena
Carmen Norambuena en su casa, en Santiago, Chile, el 27 de Febrero de 2025.SOFIA YANJARI
Ana María Sanhueza

La dirigenta del Partido Comunista(PC), Gladys Marín (1941-2005), cuya conmemoración de los 20 años de su muerte es este 6 de marzo, y la historiadora de la Universidad de Santiago (Usach) Carmen Norambuena (Curacautín, Chile, 80 años), tenían diferencias en las que se respetaban y entendían. “Ella sabía que soy católica y ella obviamente no lo era. Pero tenía una enorme deferencia hacia las cuestiones católicas. Ella me decía en broma que yo era católica, apostólica, romana, beata y pechoña”, cuenta la académica, quien en 2021 publicó Gladys Marín. Solidaridad, consecuencia y valentía (Editorial Usach), una biografía que tuvo como punto de partida un vínculo que empezó a finales de los años 50. Ambas tenían un lazo en común: fueron profesoras normalistas, por tanto, parte de una generación chilena de esfuerzo que cumplió un papel clave en la educación primaria de miles de escolares.

Norambuena y Marín se conocieron en 1957, precisamente, en un congreso de estudiantes de las Escuelas Normales realizado en Valdivia, en el sur del país, y se siguieron viendo durante décadas. La última vez fue en un encuentro casual, cuando la emblemática política chilena salía de una clínica en Santiago y vivía los últimos días de su enfermedad, un cáncer al cerebro. Se hicieron una seña y Gladys Marín la miró y le esbozó una sonrisa desde lejos que atesora hasta hoy. “Así nos despedimos”, recuerda.

Años después, en 2021, la profesora emérita de la Usach fue invitada por la editorial de la universidad a escribir sobre un personaje relevante en la historia de Chile. Cuando le mostraron el listado y ella vio el nombre de Gladys Marín, no lo pensó dos veces. De inmediato aceptó y recordó que cuando la conoció se impresionó con el desplante de la joven presidenta nacional de la Federación de Estudiantes de las Escuelas Normales. “Me llamó mucho la atención su discurso y su manera de expresarse. Ahí comenzamos una relación y después nos encontrábamos cada cierto tiempo en alguna u otra actividad. Ella me decía Carmenucha”, cuenta en una calurosa mañana de verano en su departamento en el municipio de Providencia.

Norambuena recuerda que ya entonces en ese congreso en Valdivia Gladys Marín “tenía una impronta de profesora y todo lo explicaba clarito. Decía: ‘voy a hablar de tal cosa’ y lo hacía en orden. Sus exposiciones siempre eran precisas, con lenguaje claro, nada de dilaciones. Era muy precisa y muy tajante en su expresión. Ella decía a,b,c y punto aparte. Y así fue siempre, también en política”.

Para reconstruir la vida de Gladys Marín, Carmen Norambuena se basó en su propia historia con ella. También entrevistó a Álvaro Muñoz, uno de los dos hijos de la lideresa del PC; a su nieta Nadia Sofía Muñoz; a su hermana Silvia Marín y a dos de sus amigas, la entrañable Marta Fritz y a Cristina Lártiga. También revisó archivos históricos y de prensa que narran la carrera política de quien fue dos veces diputada (1965-1969 y 1969-1973) y candidata presidencial en 1999, además de Mi amiga Gladys Marín, el libro póstumo del cronista y escritor chileno, Pedro Lemebel. Y estudió en detalle los escritos de la dirigenta, entre ellos Regreso a la esperanza (1999) y otro en el que junto a la socióloga Celina Tuozzo tuvieron un papel especial. Es el libro El poder desafiar al poder. Las mujeres en situación de liderazgo, que Marín publicó en 2001. Norambuena recuerda que la presidenta del PC les entregó el texto para que lo leyeran con antelación y le propusieran un título. “¿Y no es eso lo que Gladys siempre hizo: desafiar al poder?”, dice la profesora de la Usach, quien le presentó el libro en el Congreso Nacional ante un lleno total. Como recuerdo conserva una dedicatoria escrita en la primera página en tinta azul: “Para Carmen Norambuena. Con todo mi cariño y con la alegría de conocerte. Gladys Marín. 25/9/2001″.

El libro 'Gladys Marín. Solidaridad, consecuencia y valentía', de Carmen Norambuena.
El libro 'Gladys Marín. Solidaridad, consecuencia y valentía', de Carmen Norambuena. SOFIA YANJARI

El título del libro salió, recuerda, porque esa era una de las caracteísticas de Marín. “Ella siempre fue una mujer que se enfrentó al medio familiar, al medio social, al medio internacional, con una expresión y una postura desafiante. Siempre fue así, y cuando iba a las poblaciones, porque fue la primera que se metió a las poblaciones, juntaba a las mujeres y les hablaba, pero nunca dictando cátedras. La idea era decirles: ‘Ustedes se tienen que valorar y en conjunto pueden hacer una fuerza que puede sacarlas del estado en que se encuentran”, recuerda. Y agrega: “La Gladys siempre fue una adelantada a su tiempo. Cuando en Chile estaba recién surgiendo el movimiento de las mujeres, ella ya era una líder”, dice la también doctora en Filosofía y Letras.

En la víspera de que se conmemoran los 20 años de la muerte de la dirigenta comunista, Carmen Norambuena dice: “La fortaleza es el rasgo más relevante de su personalidad, porque la Gladys tenía fortaleza. Durante su vida le tocó enfrentar situaciones muy difíciles, como la desaparición [en la dictadura de Augusto Pinochet en 1976] de Jorge Muñoz, su marido; la lejanía de sus dos hijos porque no podía estar con ellos [nos los vio durante 13 años], la lejanía de su país por el exilio o venir a Chile disfrazada sin poder conversar con la gente. Fueron cosas terribles”.

“La Gladys marcó mucho. Yo de comunista no tengo nada, no compartía su ideología, pero ella era una persona que por convicción era respetada en Chile. Fue siempre una persona seria en su actuar, en su manera de comportarse, en su lenguaje. Nunca le escuché decir una mala palabra y viajamos muchas veces juntas, entre ellas, a un congreso en España”, dice Norambuena.

Y agrega: “Hoy, cuando en una familia sale una niña buena para discutir, le dicen: ‘Te pareces a la Gladys Marín’. Para mí eso no es un piropo, sino un reconocimiento de una personalidad que desde temprano se marcó con decisión. Porque las niñas y jóvenes chilenas que tienen determinación y claridad en el momento de sus vidas en que están, son las Gladys Marín de hoy”.

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Sobre la firma

Ana María Sanhueza
Es periodista de EL PAÍS en Chile, especializada en justicia y derechos humanos. Ha trabajado en los principales medios locales, entre ellos revista 'Qué Pasa', 'La Tercera' y 'The Clinic', donde fue editora. Es coautora del libro 'Spiniak y los demonios de la Plaza de Armas' y de 'Los archivos del cardenal', 1 y 2.
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