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Cristian Valdivieso y el caso de Andrés Chadwick: “Está muy bien que defienda su honra, pero no está cuidando a Chile Vamos”

El director de la encuestadora Criteria dice que el exministro del Interior de Piñera debe explicar su relación con el abogado Luis Hermosilla, protagonista del ‘Caso Audios’, la trama que golpea en especial a la derecha chilena

Cristian Valdivieso director de la encuestadora Criteria, en junio 2023.
Cristian Valdivieso director de la encuestadora Criteria, en junio 2023.A Fontana (Cortesía)
Ana María Sanhueza

Esta semana las derivas del caso Audios, el escándalo político y judicial que remece hace diez meses a Chile, ha transitado en nuevas controversias. La mención que en una de las acusaciones constitucionales que han sido presentadas el lunes en el Congreso en contra de tres jueces de la Corte Suprema, la que fue interpuesta por parlamentarios del oficialismo de izquierdas que apunta a la ministra Ángela Vivanco, hubo una mención a Andrés Chadwick, dos veces exministro del Interior de Sebastián Piñera (2010-2014, 2018-2022), que lo impulsó a querellarse en contra de los diputados. “Se me imputan falsamente delitos. Incluso la política del resentimiento y la descalificación de los adversarios tiene un límite”, dijo en un comunicado en el que anunció las acciones legales.

Aunque el exsecretario de Estado de Piñera no es investigado por la Fiscalía, ha sido mencionado en varias de las filtraciones de los chats de abogado Luis Hermosilla, protagonista del trama de los audios, y quien fue asesor jurídico en los dos periodos en que estuvo a cargo del ministerio del Interior, además de compartir hasta noviembre de 2023 una oficina de abogados. Para Cristian Valdivieso, analista y director de la encuestadora Criteria, que toma el pulso a la política chilena, la derecha tradicional, agrupada en la coalición Chile Vamos, pero en especial la UDI, el partido del que Chadwick es fundador, ha hecho una defensa corporativa de su figura ante la crisis. “Eso es un problema”, dice a EL PAÍS, pues “priman los intereses de las personas y de la fronda, más que el propósito de defender sus intereses a más largo plazo. “¿Qué importa más? ¿la persona o el proyecto político? Siempre debe ser el proyecto político”, señala.

Este miércoles Chadwick renunció a la Universidad San Sebastián (USS), de la que era presidente de la junta directiva “para concentrar mi tiempo y energías en hacer frente a las infamantes acusaciones de las que he sido objeto. Siento el deber moral de defender mi honra y responder con fuerza a estas injurias”, señaló en un comunicado. La institución privada es la misma en la que la exministra de Educación de Piñera y candidata a alcaldesa por Las Condes, Marcela Cubillos, exmilitante de la UDI y representante de Chile Vamos, ganaba como profesora e investigadora hasta antes de su campaña un salario mensual bruto de 17 millones de pesos chilenos (unos 18.500 dólares; 11 millones de pesos líquidos). El alto monto ha provocado cuestionamientos en Chile, y la Fiscalía ha abierto una indagatoria tras la denuncia de dos diputados socialistas.

Para Valdivieso, Chile Vamos no ha sabido enfrentar la crisis de las derivadas de la trama de los audios. Incluso, señala que, cuando al Frente Amplio, la coalición del presidente Gabriel Boric, le estalló el caso Convenios, el escándalo que investiga la Fiscalía sobre el traspaso de dineros públicos vía trato directo a fundaciones privadas, “el mundo de la izquierda reaccionó con mucho más fuerza y desde el primer momento” pese a que “tenía menos experiencia”.

Pregunta. ¿Cómo ve la evolución de las aristas del caso Audios? Hasta ahora ha golpeado a la Corte Suprema, ha salpicado a exministros de la Administración Piñera y a empresarios.

Respuesta. La veo tal como hace un mes, con la clásica deriva de lo que sucede con las reacciones del mundo político y, particularmente, de la derecha: con una defensa corporativa en la que los escándalos se van acumulando, y la negación continúa hasta que alguien empieza a enojarse, a cabrearse y comienza a pedir explicaciones. Después se suma otro, y surge otra arista más y, finalmente, la sangre llega al río. Luego no queda más que reconocer el problema, pero cuando ya se ha triplicado. Esa es la evolución que vemos en general en las malas gestiones por la inoperancia que hace el mundo político, y en particular la derecha.

P. La derecha ha sido golpeada políticamente por el caso.

R. Por la relación de Hermosilla con Chadwick y toda la repercusión que eso tiene. Esa es una arista, pero otra es la judicial: se empezó a instalar la idea de que no existían nombramientos [de jueces de la Suprema] sin que no hubiese una circulación por los pasillos y un lobby evidente donde la política tenía mucha responsabilidad. También, el mundo político ha visto una oportunidad no solo de tensionarse entre sí, como siempre lo hemos visto, sino de sacar la pelota de la arena de la crítica política para tratar de instalarla en el Poder Judicial. Y, al hacerlo, muy acotadamente, descomprime la crítica política y la pone en el sistema judicial. El problema es que esta arista lo que ha hecho es emporcar a los tres poderes del Estado y eso es un problema grande.

P. ¿Por qué?

R. El Poder Legislativo tiene clarísimo que todo lo que pasa en el Poder Judicial es hijo y resorte de lo que definió y validó en el sistema de los nombramientos (de jueces de la Corte Suprema). Es un espejo. Uno y otro son, de alguna manera, cómplices, pasivos o activos, de lo que pasa en el Poder Judicial.

P. Los jueces cuestionados, como Ángela Vivanco, fueron respaldados por el Senado. Todo conocían que ella tenía trayectoria en la política y en el mundo privado.

R. Y todos hicieron lobby y pasaron o por Luis Hermosilla o por otros personajes que se encargaron de buscar los besamanos que no solo eran dentro del Poder Judicial para que los nombraran, sino también dentro del sistema político. Por lo tanto, el sistema político le debía al Poder Judicial y el Poder Judicial le debía al sistema político. Lo que acá queda en cuestión es la independencia de los poderes del Estado y eso es muy grave. Pero en la arista política, la derecha ha tenido una reacción muy pasiva, muy de defensa corporativa. Si la comparas con la actitud que tuvo el Frente Amplio, que tenía harta menos experiencia, con respecto al caso Fundaciones [Convenios], el mundo de la izquierda reaccionó con mucho más fuerza y desde el primer momento. No solo con frases hechas, sino con acciones muy claras.

P. ¿Como fue el expulsar o congelar las militancias de los implicados?

R. Sí. Pero la derecha opera con una lógica del fronda, donde ‘nos cuidamos porque nos cuidamos’ sin entender que hay un propósito que es mayor que las personas.

P. ¿Esta defensa corporativa es respecto de la figura de Andrés Chadwick? ¿No se puede explicar pues aunque está mencionado en el caso Audios no hay ninguna investigación en su contra de parte de la Fiscalía?

R. No, no hay ninguna imputación. Pero es evidente que la relación que tenía con Hermosilla era de total cercanía, y él debería dar una explicación sobre esa relación. El hecho de que el mundo político [la derecha] no le pida que dé una explicación o que congele su militancia, habla de una negación de los hechos y de una defensa corporativa que, finalmente, termina siendo más perjudicial, porque se van aumentando la cantidad de hechos y la sangre termina, inevitablemente, llegando al río.

P. ¿Cómo ha visto comunicacionalmente el papel de Chadwick? Él ha decidido querellarse en contra de los diputados que le mencionaron en la acusación constitucional.

R. Chadwick aprovecha la misma dinámica que los políticos. Los diputados buscaron meter la arista Chadwick en la acusación constitucional y agregarle una patita para involucrarlo, meter a la UDI y aprovechar el ratito. Él reacciona con la querella [por injurias y calumnias]. Su defensa es un ataque, pero no una explicación de por qué tenía una relación preferente con Hermosilla y le daba tanta confianza a alguien que operaba bajo sus barbas cuando él era ministro. Hoy la defensa es judicial, pero no política. Está muy bien que defienda su honra, pero no está cuidando a Chile Vamos.

P. ¿Cuál es la situación actual de Chile Vamos?

R. Desde el 2015 que Chile Vamos, con el caso Penta, está tratando de soslayar las crisis en las que entra, pero con maquillaje y no haciéndose cargo del fondo del problema. Por eso es que ha ido de mal en peor. Entonces, cada nueva crisis que tiene, parte con una defensa corporativa. Y por no aislar y acotar las crisis, éstas terminan agrandándose y afectando al sector. Por ello, priman los intereses de las personas y de la fronda, más que el propósito de defender sus intereses a más largo plazo. ¿Qué importa más? ¿la persona o el proyecto político? Siempre debe ser el proyecto político.

P. ¿Afectará a la campaña de alcaldesa de Marcela Cubillos el caso de su alto sueldo en la Universidad San Sebastián?

R. No creo. Probablemente, pierda algunos votos. Pero sí creo que el problema más de fondo para ella es que le pone un fin a la posibilidad de que Marcela Cubullos se transformara, eventualmente, en un plan b frente a Evelyn Matthei o a José Antonio Kast.


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Sobre la firma

Ana María Sanhueza
Es periodista de EL PAÍS en Chile, especializada en justicia y derechos humanos. Ha trabajado en los principales medios locales, entre ellos revista 'Qué Pasa', 'La Tercera' y 'The Clinic', donde fue editora. Es coautora del libro 'Spiniak y los demonios de la Plaza de Armas' y de 'Los archivos del cardenal', 1 y 2.
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