La economía chilena busca brotes verdes, pero los pronósticos apuntan a otra década de bajo crecimiento

El Banco Central estima que el PIB tendencial no superará el 2% entre 2025 y 2034. Los economistas dicen que la caída de la productividad y una insuficiente inversión están detrás del debilitamiento económico

Máquinas de construcción en Santiago (Chile), en mayo de 2024.Cristobal Olivares (Bloomberg)

Chile fue considerado ‘el jaguar de América Latina’ en los noventa debido a su pujante economía, que lo hacía ser percibido casi a la par de los denominados ‘tigres asiáticos’ (Taiwán, Corea del Sur, Singapur y Hong Kong). Su crecimiento en promedio fue del 4,3% anual del 2005-2014, pero desde hace unos años se ha convertido en uno de los mayores desafíos del país volver a presenciar brotes verdes.

Los pronósticos han desplomado esta ilusión. El Banco Central de Chile, en su último Informe de Política Monetaria (IPoM) de septiembre, ha estimado una expansión en un rango del 2,25 y 2,75% para este 2024. Y el panorama pudiera ser peor para la próxima década, en que el Producto Interno Bruto (PIB) pudiera anotar un promedio del 1,8%. Hermann González, coordinador macroeconómico del Centro Latinoamericano de Políticas Económicas de la Pontificia Universidad Católica (Clapes UC), dice que las expectativas han pasado del optimismo al pesimismo a lo largo de este último año.

El economista, quien también es vicepresidente del Consejo Fiscal Autónomo (CFA), recuerda que después de esquivarse una recesión en 2023, “el año partió con un primer trimestre muy dinámico y se llegó a pensar que Chile podría crecer cerca del 3% este 2024, pero las cifras del segundo trimestre fueron decepcionantes y, entonces, hemos atravesado un tobogán de emociones”. Destaca que, finalmente, lo clave es que el PIB sólo aumentará cerca del 2,5% este año, por debajo de la década anterior.

Sin embargo, la semana pasada se conoció que el Indicador Mensual de Actividad Económica (Imacec) de julio subió al 4,2% en términos anuales, al ritmo más rápido en dos años. El sorpresivo dato moderó las expectativas más pesimistas del mercado. Pero el incremento se debió en parte a factores transitorios.

Vittorio Corbo, expresidente del Banco Central de Chile, ha invitado a no festejar con tanta prontitud debido a que la cifra está lejos de marcar una tendencia. “Si se compara el trimestre de mayo-julio con el anterior, de abril a febrero, observamos que la economía se contrajo a 1,7% en términos anualizados. No hay duda de un debilitamiento”, explica a EL PAÍS.

Las proyecciones no han desalentado del todo al Gobierno de Gabriel Boric. El ministro de Hacienda, Mario Marcel, considera que la recuperación de la actividad económica en julio es una buena señal. “La combinación de efectos puntuales y factores sustanciales que influyen en la actividad económica sugieren que la economía debería volver a crecer trimestre a trimestre y anualmente en los dos trimestres restantes del año”, dijo el viernes en el evento Chile Day que se realiza en París y Londres, el cual busca promover el mercado financiero del país como destino de inversión.

También ha visto con optimismo algunas de las estimaciones del IPoM a mediano plazo, especialmente porque se prevé un ritmo más acelerado de los recortes de la tasa de interés referencial del Banco Central. “Esto es una buena noticia porque han sido las condiciones financieras restrictivas que, en parte, han limitado el dinamismo de la economía y de la demanda interna, y afectado especialmente a algunos sectores como el de la construcción y también a las empresas de menor tamaño”, dijo. Justo la semana pasada la tasa de política monetaria fue rebajada en un punto porcentual, quedando en 5,5%, el nivel más bajo desde enero de 2022.

Los recortes obedecen a una disminución de la inflación, la cual ha acumulado un alza del 3,4% este año. Corbo explica que la decisión de seguir con la reducción de la tasa de política monetaria se debe a que el instituto emisor, en base a un esquema de metas de inflación, prevé que los precios continuarán en caída por el enfriamiento de la economía, particularmente por una contracción de la demanda. “Aunque hay un shock de tarifas eléctricas, la economía está muy fría. Eso lleva al Banco Central a estas conclusiones”, detalla.

Detrás del bajo crecimiento

Los economistas coinciden en que detrás de la insuficiente fuerza de la economía se encuentran dificultades estructurales. “La capacidad de crecimiento potencial de la economía tiene tres principales fuentes: productividad, stock de capital y participación laboral. Por lo tanto, si uno piensa en productividad, hay muchos diagnósticos, pero se necesita mejorar en educación y capacitación de la fuerza laboral”, señala González a este periódico.

En tanto, Corbo dice que se ha deteriorado el ambiente de inversión: “Es muy difícil aprobar proyectos de inversión, especialmente en sectores claves para Chile como la minería y la industria del salmón, debido a que se piden muchos permisos que demoran en su tramitación”. Destaca que, aunque la economía chilena se encuentra estancada, no está en una crisis como en otros países de Latinoamérica. “Chile no ha tenido una crisis macroeconómica desde la década de los ochenta. Y estamos lejos de tenerla, porque contamos con un sistema financiero bien regulado y supervisado, con un Banco Central autónomo que hace su trabajo y una autoridad fiscal que se rige en forma bastante estricta por una regla de superávit estructural”, insiste.

Llegar a una expansión cercana al 4% es una promesa que se ha metido en la agenda de los políticos. En abril, el presidente Gabriel Boric pidió rebelarse al crecimiento del 2% o inferior. “Chile puede más y lo podemos lograr si trabajamos en conjunto”, dijo en el Encuentro Nacional de Empresas (Enade) 2024. Y a finales de agosto, Evelyn Matthei, la alcaldesa del municipio de Providencia y la principal figura presidencial de la derecha tradicional chilena, afirmó que se añora al auge económico experimentado en el pasado. “Crecemos al 2%, un punto menos que el mundo. Pero si pudiéramos crecer un punto más que el mundo, que no es mucho pedir, alcanzaríamos grandes progresos. Creo que podemos crecer al 4%”, señaló en un seminario.

Para Alejandro Micco, exsubsecretario de Hacienda en la segunda Administración de Michelle Bachelet (2006-2010, 2014-2018) y académico de la Facultad de Economía y Negocios (FEN) de la Universidad de Chile, un grupo significativo del espectro político, que se encuentra en el Gobierno, ha ido cambiando su visión sobre el crecimiento económico, otorgándole mayor importancia. “El presidente y sus ministros están poniéndole un énfasis más grande. Ese es un primer paso que nos puede dar esperanza. Sin embargo, hay que ver si este cambio de las autoridades, ocurrido después de que se rechazó la propuesta de Constitución en el plebiscito de septiembre de 2022, y tras un proceso de malestar que se ha generado por el bajo crecimiento, es algo que permea a toda la izquierda o sólo a un sector”, sentencia.

Micco asegura que si la preocupación es transversal es positivo, porque el crecimiento podría estar en el centro de las políticas. Refiere que las estimaciones de PIB –que no difieren sustancialmente de otras anteriores– reflejan un escenario insatisfactorio para un país en vías de desarrollo: “Tenemos señales de consolidación de estancamiento, y lo fundamental es ver de qué forma el sistema político, las empresas, los trabajadores, aumentan la producción, el producto per cápita”.

Para el economista es necesario evitar un empeoramiento de las condiciones de vida debido a que se traduce en malestar social: “Las sociedades tiende a estar en situaciones más estables si ven que las instituciones les permiten mejorar con el tiempo. Sin crecimiento, es más fácil que haya tensiones sociales. El estallido social se debió en parte a que se venía con ocho años de atascamiento económico”.

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