Un conscripto con la mano amputada: la nueva víctima de la fatídica marcha del Ejército chileno
A la muerte de Franco Vargas, de 19 años, mientras realizaba su servicio militar en el extremo norte chileno, se ha sumado una nueva tragedia
La jueza chilena Jenny Book, que investiga la causa de muerte del conscripto de 19 años Franco Vargas, ocurrida el 27 de abril mientras realizaba su servicio militar en Putre, en el extremo norte chileno, ha confirmado este jueves que uno de los compañeros del joven soldado, que se encuentra internado en el Hospital Militar en Santiago, ha perdido una mano pues debió ser amputada debido a un cuadro infeccioso.
Vargas y su compañero fueron parte de los 245 jóvenes que realizaban su servicio militar en la Brigada Motorizada N°24 Huamachuco, en la localidad de Putre, en la región de Arica y Parinacota, a 2.160 kilómetros al norte de Santiago de Chile. Durante un ejercicio en el que participaron a las cinco de la mañana, Franco Vargas se desplomó en el trayecto y falleció. Tras la misma marcha, 45 jóvenes presentaron cuadros infecciosos respiratorios y gastrointestinales.
La muerte de Vargas ha remecido a Chile y su madre, Romy Vargas, ha denunciado negligencia de parte del Ejército y ha anunciado una demanda. Tras el deceso, más de 100 conscriptos que realizaban su servicio militar junto a él han renunciado a continuar en las filas castrenses. Y la amputación de la mano de su compañero se ha sumado a la tragedia. El joven es uno de los dos conscriptos que fueron trasladados desde Arica hasta el Hospital Militar de Santiago. Ambos se encuentran sedados y uno de ellos se mantiene en estado grave.
La conmoción pública generada por el fallecimiento del conscripto, que por más de una semana reflejó diversas contradicciones, llevó a la Corte Suprema a nombrar el miércoles a la jueza Book como ministra en visita para investigar la causa del deceso. La magistrada de la Corte de Apelaciones de Santiago y además presidenta de la Corte Marcial, donde como civil imparte justicia junto a jueces militares, ha viajado este jueves desde la capital chilena al extremo norte para realizar las primeras diligencias. “Llegué muy temprano al Putre, de ahí nos desplazamos a Pacollo, que es el lugar donde ocurrió el deceso del conscripto Vargas. Hice el recorrido, la caminata que él [Franco Vargas] hizo, fui al lugar donde durmieron los conscriptos esa noche. Vi los camarotes, pude apreciar los baños”, explicó Book en un punto de prensa.
La ministra detalló que estuvo en el lugar donde Franco Vargas se desplomó. Y que también inspeccionó el lugar “donde lo bajaron y cómo lo bajaron después en la primera atención médica, que es un hospital de campaña donde le pusieron oxígeno, reanimación. Tomé varias declaraciones que fueron muy provechosas”. También informó que es muy probable que acceda a la solicitud de la madre del joven de realizar una nueva autopsia. “Lo que se busca es la causa de la muerte, si fue producto de un delito o fue producto de una causa natural”, precisó.
La información entregada por Jenny Book se produce un día después de que el comandante en jefe del Ejército, Javier Iturriaga, quien también viajó hasta la región de Arica, admitiera que la primera información que fue entrega por su institución sobre la muerte de Franco Vargas “adoleció de falta de precisión”, por lo que dispuso el llamado a retiro de los altos mandos militares de la zona.
“La información inicial, que fuere difundida por diferentes autoridades del Ejército, obedeció a los antecedentes que entregó el personal que se encontraba a cargo del período de instrucción”, señaló Iturriaga. “Es doloroso constatar que la información preliminar entregada adoleció de falta de precisión, y ello llevó a las diferentes contradicciones que han sido de público conocimiento, materia que seguimos investigando para establecer la verdad y precisar si existió ocultamiento de información o derechamente se mintió” agregó.
El jefe del Ejército chileno también admitió que el trabajo que realizó en Putre le dejó “una duda razonable respecto de la correcta ejecución de la instrucción, del cumplimiento de los protocolos de régimen interno y protocolos sanitarios” y que “hubo falta de diligencia y omisiones para pesquisar adecuadamente, y en un tiempo prudente, falsedades y tergiversaciones que conducen a la responsabilidad de mando de las máximas autoridades de la zona”.
Iturriaga concurrirá el viernes a La Moneda, pues ha sido citado por el presidente Gabriel Boric, junto a la ministra de Defensa Maya Fernández, para que le entregue detalles de la muerte del conscripto. El mandatario de izquierdas, al anunciar el miércoles que convocó al jefe del Ejército al palacio presidencial, dijo que “por la memoria de Franco corresponde conocer toda la verdad, que se esclarezcan los detalles de los hechos y se asuman las responsabilidades que corresponda. Verdad y justicia”.
La muerte de Franco Vargas ha hecho revivir una de las más grandes tragedias ocurridas en el Ejército chileno en tiempos de paz. En 2005, un suboficial y 44 conscriptos que cumplían con su servicio militar murieron congelados cuando fueron enviados por sus superiores a una marcha en la zona cordillerana de Antuco, en la región Biobío, en la zona centro-sur, con bajas temperaturas y un viento blanco. La justicia condenó a cinco uniformados por su responsabilidad.
En Chile, el servicio militar es voluntario, y obligatorio si las ramas de las Fuerzas Armadas no alcanzan a llenar sus cupos. Franco Vargas se inscribió voluntariamente.
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