Marcelo Ruiz, arquitecto: “Como incendio en un área metropolitana, este es el más grande en los últimos 30 años en Chile”
El experto en planificación territorial, que reside en la región de Valparaíso, la zona afectada, describe las condiciones que se conjugaron para provocar la tragedia que ha cobrado 122 muertos
Marcelo Ruiz (49 años, Valparaíso), arquitecto de la Universidad Católica de Valparaíso y académico de la Universidad de Viña del Mar, ha sido testigo de los incendios que desde hace años asedian a su región cada verano, entre ellos uno en particular, y que afectó a los cerros de la ciudad-puerto en 2014. Pero, dice, que lo visto este fin de semana supera con creces los siniestros anteriores. “Como incendio en un área metropolitana, yo diría que este es el más grande en los últimos 30 años en Chile”, afirma desde su casa en Recreo, una zona ubicada entre Viña del Mar y Valparaíso, alejada de los focos de fuego que aún permanecen activos. La tragedia ha dejado, hasta ahora, 122 personas fallecidas.
Cuenta que producto de los incendios, el viernes en la noche las líneas telefónicas de celulares de la región dejaron de funcionar y que mucha gente no pudo coordinarse para escapar a tiempo de sus casas. “Hay gente que esperó a que la fueran a buscar, pero cuando por fin llegaron, las salidas de los barrios, que son unos bolsones con conectividad vial muy débiles, estaban colapsadas. Son barrios periféricos, precarios, con origen informal, colocados en cerros sin mucha urbanización. Y todo este sector se prendió muy rápido”, dice.
Ruiz conoce bien la geografía y las formaciones urbanas del Gran Valparaíso, la zona metropolitana de la región que incluye a cinco comunas, Viña del Mar, Valparaíso, Quilpué, Villa Alemana y Concón. Todavía sorprendido por la magnitud del desastre, explica los elementos que se conjugaron para provocar la catástrofe.
Pregunta: ¿Cómo se está viviendo la tragedia en la región?
Respuesta: Lo que hay hoy es brutal. Hay mucha desazón y una cuota importante de dolor y rabia en la población, porque es dantesco. Yo diría que la cantidad de viviendas afectadas ya son unas 4.500 y en el incendio de Valparaíso del 2014 fueron unas 3.000. La ministra (Carolina) Tohá acertó al decir que esto es similar al terremoto de 2010; la sensación que hay es como la del post terremoto.
P. ¿Qué características hicieron que el fuego llegara a zonas urbanas y las quemara tan rápido?
R. Primero, hay factores de orden climático que son bien relevantes. Esto justo coincide con la detención del ciclo de vaguada costera y con el aumento de la temperatura y la diminución de la humedad presente en el aire. Hay otros factores que son de orden territorial y que tienen que ver con la enorme cantidad de plantaciones forestales que rodean el Gran Valparaíso. Un cuarto de la comuna de Valparaíso son fundos madereros y el incendio parte ahí, en Peñuelas, que está en el límite entre Valparaíso y Casablanca. Otro factor territorial es el emplazamiento de toda el área urbana en sectores que tienen muchas quebradas que funcionan como aceleradores de viento. Y, en tercer lugar, hay factores de orden social que tienen que ver con todo este conjunto de barrios de origen informal que están en la periferia del Gran Valparaíso, que se han adaptado al territorio sin seguir patrones de planificación y que, además, son socialmente precarios.
P. ¿Esas son las viviendas que se vieron más afectadas?
R. Claro, porque son viviendas de materiales livianos, de madera, que se quema muy rápido. Pero esto, además, asentado en barrios que tienen pocas redes de urbanización, poca conectividad, sin muros de contención y sin la posibilidad de construir cortafuegos que regulen la interfaz urbano-rural. Son barrios que están urbanamente aislados y que funcionan como bolsones que dejan entre sí muchas áreas residuales, que son pequeñas quebradas, generalmente ocupadas como microbasurales que van acumulando combustibles en el curso del tiempo. Y esto es una condición generalizada en la periferia del Gran Valparaíso.
P. ¿Y qué características tienen las villas que han sido quemadas?
R. En general son barrios de clase media y barrios vulnerables que conviven ahí. Uno tendría que distinguir tres tipos. Hay unos de origen informal que aparecen en los años 40 cuando el Gran Valparaíso empieza a recibir la gran migración campo-ciudad. El Gran Valparaíso fue una conurbación de base económica industrial. Valparaíso, Viña del Mar, Quilpué y Villa Alemana obedecen a un cordón industrial al que llegan muchos inmigrantes que vinieron de Europa impulsados por la revolución industrial. Eso atrajo a muchas familias de obreros que se se fueron localizando en cordones informales, constituyeron comunidades y compraron terrenos en los barrios altos de la periferia, pero nunca los logran urbanizar.
P. ¿Valparaíso tiene entonces una historia vinculada a los asentamientos informales desde esos años?
R. Claro. Y esas villas que nunca fueron urbanizadas son el primer entramado, que es grande. Sobre ese, o insertado en esos terrenos están las construcciones levantadas por del Estado a través del Serviu (Servicio de Vivienda y Urbanismo) de los años 60, 70 y 80. Y luego viene un tercer círculo que se arma de los años 80 en adelante que son las tomas, los campamentos, que tienen 20 o 30 años y que han crecido en los últimos años por el fenómeno de la inmigración. Ese es el tejido social de la tipología de los barrios que han sido siniestrados.
P. Además de las vidas, lo más importante, ¿cuál es el nivel de daño en la ciudad?
R. El Gran Valparaíso siempre ha sido una conurbación en donde la calidad de vida que ofrece en el imaginario nacional es importante. Y este tipo de eventos, evidentemente, empiezan a cuestionar ese paradigma. Es un área que se está viendo muy afectada por el cambio climático. De hecho, el 2018 salió un informe que decía que el Gran Valparaíso era la conurbación que más impacto iba a tener por el cambio climático y eso es lo que estamos observando.
P. ¿Qué rol juega la planificación urbana para anticiparse a estos casos y estar mejor preparados?
R. Esto invita a pensar la planificación desde un punto de vista más activo. Por eso hoy se habla del concepto de gestión territorial. Si el Estado no tiene controlada la parte de la seguridad para evitar todo este tipo de eventos, obviamente que es difícil enfrentarlos. El sábado la cantidad de alertas que sonaban eran impresionantes y para el cuerpo de bomberos es difícil. Hay que pasar a un tipo de planificación territorial más basada en la acción. Es importante, por ejemplo, tener un cordón de seguridad en la periferia, de cuarteles de bomberos bien conectados que puedan actuar rápidamente.
P. ¿Cuánto podría tardar la reconstrucción?
R. Tomando la experiencia anterior del incendio de Valparaíso de 2014, creo que la reconstrucción de viviendas va a funcionar en plazos razonables, eso se podría tardar unos cuatro años. Pero lo que al Estado chileno le cuesta hacer es lo público, las calles nuevas, los parques nuevos, los centros sociales, los consultorios. Y eso es en lo que todavía Valparaíso aparece en deuda. Además, hay una porción importante de campamentos donde la gente ni siquiera es dueña de los terrenos y la reconstrucción va a ser más lenta en aquellos lugares donde hay loteos que son informales y donde no hay propiedad.
P. ¿Esto podría ayudar a regularizar esos loteos?
R. Hay varias formas de hacerlo, pero el Estado tendría que comprar esos lotes y subdividirlos. No solo en Chile, sino que en el mundo, las grandes catástrofes abren la alternativa de reorganizar y reimpulsar la ciudad y la política.
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