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Guerra entre Israel y Gaza
Columna
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Suelo santo

Justo al otro lado de tu sueño y de mi sueño, al otro lado donde comienzan y terminan las pesadillas, vive solo el horror y el horror del horror y del horror del horror y del horror

frontera de Líbano con Israel
Soldados de la Fuerza Interina de Naciones para Líbano (FINUL) patrullan por una carretera fronteriza con Israel.JOSEPH EID (AFP)

Al otro lado de la mañana soleada, justo al lado del día de siempre, sí, justo al otro lado del mosquito que zumba y del helado límite infranqueable, solo está el horror y el horror del horror.

Justo al otro lado de mi deseo de abrazarte, justo al lado de la imagen absurda de un colchón como una balsa flotando sobre la tierra triturada, solo está el horror y el horror del horror y el horror del horror y del horror y del horror.

Justo al otro lado de la puerta que cierro y de los pedazos que quedaron en la mesa, al lado en los vidrios y los lentes solo el horror del horror del horror y el horror del horror y del horror.

Justo al lado de la persiana entreabierta, al otro lado de por la que miro y del espejo roto está el horror del horror y del horror.

Justo al otro lado de tu sueño y de mi sueño, al otro lado donde comienzan y terminan las pesadillas, vive solo el horror y el horror del horror y del horror del horror y del horror.

Justo al otro lado de todos los despertares y del café matutino solo horror de mi horror y el horrible horror y el horror.

Justo al otro lado de mis torpes dedos y de sus yemas pulsando estas letras está el horror y el horror y el horror inapagable del horror y el horror del horror y del horror y el horror del horror y del horror.

Justo al otro lado de las consignas, al otro lado de las estúpidas sinfonías y de los poemas tontos y de los ensayos clausurados de la noche no hay más que horror y el horror del horror y todo el horror del mundo.

Y el horror y el horror y mis ojos son horror y tus ojos son horror y son horror tus manos y son horror tus piernas pegadas a mis piernas y son horror tus huesos entrelazados con mis huesos.

Justo al otro lado de donde aletean los pájaros y ulula el viento es horror y son horror los pájaros mezclados con el viento y es horror el horizonte donde termina el viento y es horror el viento y el horror del horror y del horror.

Justo al otro lado de la página que leo y de las colinas como elefantes blancos y de los alucinados perdidos frente al dínamo de la noche solo el horror del horror y del horror y el horror del horror y del horror.

Justo al lado de los gemelos borrachos y de la obra de teatro fracasada solo es el horror del horror y del horror y el horror del horror y del horror.

Justo al lado de mi madre que se muere y de las pálidas olas torciendo sus miradas, justo al lado de la cama donde tu hermana sostuvo sus manos el horror del horror y del horror y el horror del horror y del horror.

Justo al lado de la saliva y de tu estómago hundido entre las costillas. Sí, justo al lado del pellejo que te sobra y de las ojeras moradas de la vejez, justo, sí justo al lado de tu barba cada vez más rala el horror del horror y del horror y siempre el horror del horror y del horror.

Justo al lado del poro por el que respiras, justo al lado del escritor ciego y del profeta idiota que hace reverencias dentro de tu baño y es el horror del horror y del horror y el horror del horror y del horror.

Y es horror mi aliento y son horror las resecas piedras y son horror las estrellas cayendo resecas sobre las piedras y es horror del horror y el horror.

Y es horror la mano que escribe horror.

Y mis labios son horror y es horror el tecleo del fin.

Justo, justo al otro lado de la luz azulina de los infinitos televisores encendidos igual que cielos postizos.

Y es el horror noquéndolo todo.

E infinitamente cerca de ti la cara yerma que buscó contigo un suelo santo.

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