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Lina Meruane: “El mundo cultural de Chile ejerce una resistencia muy activa ante la derecha dura”

La escritora chilena, reciente ganadora del Premio Iberoamericano de Letras José Donoso, publica el ensayo autobiográfico ‘Señales de nosotros’

Lina Meruane
Lina Meruane en un café de Santiago (Chile), el 28 de agosto de 2023.Cristobal Venegas
Rocío Montes

La escritora Lina Meruane (52 años, Santiago), que ha vivido más de 20 años fuera de Chile, pero vuelve al menos dos veces al año y se mantiene conectada a diario con lo que sucede en su país, ya sea desde Nueva York o Madrid, acaba de publicar un ensayo autobiográfico donde se revisita como niña y adolescente que creció en la dictadura de Augusto Pinochet. Es el texto Señales de nosotros, de ediciones Alquimia– “un librito”, como dice la autora, en referencia a la breve extensión–, donde describe el proceso de “asombro de descubrir qué era lo que estaba pasando, con una creciente conciencia”. Nacida en 1970 –tenía apenas tres años para el golpe de estado del 11 de septiembre de 1973–, Meruane en este texto realiza una reflexión sobre la época, la complicidad en la infancia y la memoria.

Con un Chile tomado por las conmemoraciones de los 50 años del quiebre democrático del 11 de septiembre, la escritora propone una coqueta cafetería del municipio de Ñuñoa para esta entrevista con EL PAÍS. Está de paso en Santiago tras dos años en España, pero en breve regresará a Estados Unidos para seguir dando clases en la Universidad de Nueva York, ahora en el programa de escritura creativa. Hace pocos días ha presentado Señales de nosotros –con un Santiago bajo una gran tormenta–, donde vuelve a esos tiempos oscuros de la dictadura, en un proceso que cataloga de complejo. “Estos eventos son difíciles de contar cuando una tiene credenciales de izquierda y feminista. Es difícil volver a esos tiempos y pensar quién era yo en ese colegio privado, quiénes éramos nosotros en esa época y qué tipo de reflexión reparativa podemos hacer en nuestro presente. En mi caso, desde la escritura”, dice Meruane, que en estos días acaba de ganar el Premio Iberoamericano de Letras José Donoso.

Cuenta la escritora el mundo que le tocó vivir de niña y adolescente: en un colegio inglés de Santiago, parte de una élite, aunque diferente a la actual. Una compañera hija de un militante comunista clandestino y el nieto del dictador en el mismo patio. Un mundo “privilegiado” en medio de un país lleno “de las salvajadas más atroces”, donde muchos preferían no saber. Escribe en Señales de nosotros: “¿Será cierto que éramos completamente incapaces de leer esas señales, que no preguntábamos ni entendíamos nada, que aceptábamos todo, que éramos inocentes? ¿Será que la política dictatorial de despolitizar al país, asumida por todas las instituciones y nuestro colegio, nuestras familias, nuestros padres, nos redime retrospectivamente de responsabilidad? ¿No será que escudarnos en la infancia nos hace cómplices?”.

Lina Meruane durante la entrevista.
Lina Meruane durante la entrevista.Cristobal Venegas

Pregunta. ¿Había alguna alternativa para los niños y niñas?

Respuesta. Yo creo que sí. Nos educamos en un sistema despolitizado, no solidario y desafectado en relación a lo que le ocurría al resto. Pero no es que no viéramos lo que le pasaba a algunos compañeros, y no es que no hubiera quienes nos contaran; simplemente desdeñábamos esa información. A los 12 y 13 años ya no éramos tan niños, pero no cuestionábamos nada.

Para Meruane, “tenemos muy cristalizada la idea de que los niños son inocentes siempre”. Y recuerda la película Machuca del cineasta chileno Andrés Wood que relata los meses previos al golpe de Estado y lo que ocurre en otro colegio inglés de la élite de Santiago, cuando el establecimiento recibe a niños pobres en sus aulas, en el marco de un programa de inclusión. “El resto les hacían bullying porque eran pobres, porque no tenían uniforme, porque eran morenos. Es la reproducción de modelos de clasismo y de racismo muy brutales. Los niños han sido educados así, pero ahí operan sin comando paterno ni escolar, por propia voluntad. Y no todos hacen lo mismo, otros eligen no violentar”.

A propósito de este ensayo y las hebras que toca, a la escritora chilena le han preguntado mucho por la culpa. A ella esa palabra no le gusta mucho, prefiere responsabilidad. Pero lo que propone en Señales de nosotros es más complejo: no apunta con el dedo a determinados educadores, padres y niños sino que, siguiendo a Michel Foucault, busca reflexionar en cómo las estructuras de poder replican su discurso en la sociedad sirviéndose de todas las instituciones: la familia, las escuelas, los medios de comunicación, la justicia: “Hubo una complicidad activa o pasiva con la implementación de esos discursos”. En su caso, recuerda la crisis económica de 1982, ella con 12 años, cuando compañeros de curso tuvieron que cambiarse de colegio porque no podían pagar el establecimiento privado.

–Nosotros nunca más nos ocupamos de ellos. Había cuestiones de clase tan internalizadas que nunca actuamos de manera más solidaria y afectiva. Fueron omisiones de propia voluntad. Internalizaciones de clasismo, racismo y jerarquías a las que no nos opusimos de manera clara y directa.

Lina Meruane en Santiago.
Lina Meruane en Santiago.Cristobal Venegas

No es la primera vez que Meruane toca historias relativas a la dictadura de 17 años de Augusto Pinochet. En Cercada, una novela de 2000, escenifica la relación entre la hija de un torturador y los dos hijos de un detenido desaparecido. En la crónica Sesiones de tortura escribe sobre un gimnasio al que iba entre los 16 y 20 años. El dueño desapareció misteriosamente cuando cayó Pinochet y se instaló en Japón. Mucho tiempo después ella supo que, cuando ese gimnasio cerraba, por la noche era el centro de entrenamiento de los tiras, como se le dice en Chile a la Policía de Investigaciones. Está incluida en un libro Ensayo general editado por UDP.

Pero Señales de nosotros lo comenzó a pensar hace muchos años, a fines de los ochenta, cuando entendió “lo que estaba pasando en el país”, salió del “espacio cercado” y comenzó a pensar “con mucha angustia ese pasado”. “Empecé a hacer un ajuste de cuentas conmigo misma y con mi generación y ese espacio”, dice Meruane. La escritora relata que la idea de este ensayo biográfico la ha acechado durante toda su vida adulta y, para ello, por años tomó apuntes de conversaciones, de textos que leyó. En 2013, para los 40 años del golpe de Estado en Chile, ya tenía una primera versión, más breve. Para ella, “nadie estaba eximido de no haber sabido. Uno podría haber sabido si hubiera prestado atención”.

La ocupan muchos asuntos, como Palestina y el feminismo, sus causas. Pero Chile sigue siendo el país que más le “afecta”, dentro de los países que le afectan a “una persona con pies es muchos lugares”. Y en su ensayo apuesta a que el lector reflexione sobre “las líneas de continuidad entre esa época y el Chile de hoy”, cuando avanzan los grupos conservadores y de extrema derecha. A 50 años del golpe de Estado, dice Meruane, “vemos una reemergencia de una derecha dura, tan dura como la que fue”. “Si antes era conveniente no saber, en este momento es conveniente negar los hechos del pasado. Es muy grave”, dice en referencia a las voces que han negado, incluso en el Parlamento, la violencia sexual contra mujeres en la dictadura de Pinochet.

Meruane se declara un poco desconcertada, pero no descorazonada, con los vaivenes políticos de Chile, donde la derecha y sobre todo la extrema del Partido Republicano tiene victorias electorales, como la del Consejo Constitucional en mayo pasado. “La política sufre altos y bajos y la ciudadanía es impredecible. Habrá que ver. Hay que darle más tiempo al proceso para entenderlo y ver cómo sigue”, asegura la autora que observa con entusiasmo, sin embargo, cómo “el mundo cultural de Chile ejerce una resistencia muy activa ante la derecha dura que hoy vuelve a emerger con discursos tan violentos”. Y nombra autores, libros, exposiciones y obras de teatro repuestas en cartelera –como Hechos consumados de Juan Radrigán o Primavera con una esquina rota, basada en la novela de Mario Benedetti– que por estos días movilizan a la gente de su país.

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Sobre la firma

Rocío Montes
Es jefa de información de EL PAÍS en Chile. Empezó a trabajar en 2011 como corresponsal en Santiago. Especializada en información política, es coautora del libro 'La historia oculta de la década socialista', sobre los gobiernos de Ricardo Lagos y Michelle Bachelet. La Academia Chilena de la Lengua la ha premiado por su buen uso del castellano.

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