Opinión

De la Europa fortaleza a la Europa refugio

Es necesario que el nuevo Gobierno abra un espacio de cooperación con las ciudades para garantizar una acogida digna a las miles de personas que arriesgan su vida en el Mediterráneo

Colau, ante el contador de refugiados muertos en el Mediterráneo, en 2016. En vídeo, declaraciones de Colau el pasado 11 de junio sobre la acogida de refugiados en Barcelona.Vídeo: JOAN SÁNCHEZ / EPV

Europa tiene que reaccionar. No podemos quedarnos de brazos cruzados frente a la tragedia que asola el Mediterráneo. No podemos permitir que los estados sigan violando el derecho humanitario internacional, mientras nuestro mar se convierte en la mayor fosa común del siglo XXI.

Son personas que mueren delante de nuestros ojos y lo más indignante es que esas muertes son evitables. Así lo ha entendido la ciudadanía, que inundó las calles bajo la consigna Queremos acoger. Así lo entendimos Barcelona, Valencia, Nápoles, Palermo, Messina y tantas otras ciudades que nos ofrecemos como...

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Europa tiene que reaccionar. No podemos quedarnos de brazos cruzados frente a la tragedia que asola el Mediterráneo. No podemos permitir que los estados sigan violando el derecho humanitario internacional, mientras nuestro mar se convierte en la mayor fosa común del siglo XXI.

Son personas que mueren delante de nuestros ojos y lo más indignante es que esas muertes son evitables. Así lo ha entendido la ciudadanía, que inundó las calles bajo la consigna Queremos acoger. Así lo entendimos Barcelona, Valencia, Nápoles, Palermo, Messina y tantas otras ciudades que nos ofrecemos como puertos seguros.

Los alcaldes no somos ingenuos, decimos que ante todo hay que salvar vidas, pero sabemos que la gestión de los flujos migratorios es un asunto complejo y que no pueden resolver Italia, Grecia o España de forma aislada. Por ello necesitamos más Europa que nunca. Esta semana tendrá lugar en Bruselas una reunión de jefes de estado para revisar el sistema común de asilo. Allí se decidirá si se crearán centros de detención fuera de las fronteras comunitarias. Sería un error y sería traicionar los fundamentos europeos: todos sabemos que externalizar la gestión sólo comportará mayor muerte y sufrimiento, y que en Libia se tortura, esclaviza y vulneran los DDHH de forma sistemática. Por eso la gente se lanza literalmente al mar.

Podemos hacerlo bien. Es necesario un cambio en las políticas de acogida, y éste tiene que hacerse en diálogo con las ciudades que, a pesar de no tener la competencia, llevamos años acogiendo con recursos propios. Barcelona destina seis millones al año a la acogida quehan permitido acoger a más de 11.600 personas. Es una suma importante, pero a todas luces insuficiente. Es necesario que el giro anunciado por el nuevo gobierno vaya de lo declarativo a lo efectivo: restableciendo el Fondo de Acogida de Inmigrantes que el PP suprimió en 2011 y abriendo un espacio de cooperación con las ciudades y la sociedad civil organizada para garantizar una acogida digna a las miles de persones que arriesgan su vida en el Mediterráneo.

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