Un conducto que airea la indignación vecinal

Un patio de luces en el barrio de Salamanca se ha convertido en foco de conflicto vecinal. Todo empezó hace un año. Los vecinos de los bloques 112 y 114 de la calle de Serrano denuncian los ruidos que emiten un conducto de ventilación y un cuarto con maquinaria de climatización. Y, por el otro lado, el hotel Meliá, que colocó las instalaciones, niega las acusaciones y reprocha las constantes quejas de los vecinos.

Manuel Hernández, que vive en la planta baja del 114, t...

Un patio de luces en el barrio de Salamanca se ha convertido en foco de conflicto vecinal. Todo empezó hace un año. Los vecinos de los bloques 112 y 114 de la calle de Serrano denuncian los ruidos que emiten un conducto de ventilación y un cuarto con maquinaria de climatización. Y, por el otro lado, el hotel Meliá, que colocó las instalaciones, niega las acusaciones y reprocha las constantes quejas de los vecinos.

Manuel Hernández, que vive en la planta baja del 114, tiene ese conducto a unos metros de un dormitorio. “El ruido varía dependiendo del día, pero es muy molesto, hay noches en las que no se puede dormir”, explica. Dolores Ruiz coincide respecto a los “ruidos horribles” que emite el conducto, y que “nunca sabes cuándo te pueden venir”. Además, señalan que la construcción emite olores y aumenta la temperatura en el patio. “Cuando llegue el calor fuerte en verano y el hotel esté lleno, el ruido puede ser aún mayor”, explica Antonio Pozuelo, presidente de la comunidad del 114.

“Al principio el ruido era ensordecedor. El hotel dijo que había una avería en la instalación y la situación mejoró algo, pero seguimos sin poder dormir”, denuncia Camino Álvarez, vecina del 112. Según el informe al que ha accedido EL PAÍS de unos técnicos de medio ambiente del Ayuntamiento de Madrid, el cuarto de maquinarias “no coincide con las cotas indicadas en los planos de proyecto”. Respecto al conducto de ventilación, señala que se detectaron niveles de ruido por encima del límite que establece la ordenanza de protección contra la contaminación acústica y térmica, aunque no se especifica en cuánto supera ese límite. Esta ordenanza establece unos máximos de ruido permitidos durante la mañana y la tarde de entre 50 y 65 decibelios, y de entre 40 y 55 por la noche, en función del tipo de área acústica. Anteriores mediciones no consiguieron captar niveles de ruido por encima de los permitidos porque, como apunta el informe, los picos de ruido son imprevisibles.

Vicente Vila, director del Meliá Serrano, asegura que la instalación cumple con todos los requisitos municipales y señala la “inquina” de algunos de los vecinos, que llevan protestando contra el establecimiento desde hace años. “Hemos hecho lo posible para no molestar a los vecinos y dar solución a todas sus quejas. No nos explicamos este odio”, lamenta.

Admiten que el diciembre pasado hubo una avería en los conductos que provocó que la máquina de climatización trabajase a mayor intensidad y, por lo tanto, hiciera más ruido, pero en adelante “no nos consta que la instalación ni la maquinaria hagan ruido por encima de los niveles permitidos”, explica uno de los técnicos del hotel. Respecto a los olores y el calor, este técnico asegura que el aire que sale de las rejillas procede de las salas de reuniones de la planta baja, “por lo que el aire que sale de ahí es el mismo que puedes respirar dentro del hotel y a la misma temperatura”. Además, señala que han tapado una de las rejillas e instalarán unos silenciadores en estas para minimizar el ruido.

Pozuelo afirma que “muy probablemente” emprenderá medidas legales contra el hotel y que estudiará también “ir contra el Ayuntamiento por su inoperancia”. El equipo legal de Meliá está al corriente de esta posibilidad, pero la dirección espera que no se llegue a ese punto. “Antes de eso los abogados tendrán que hacer un peritaje y verán que está todo en orden. No nos interesa entrar en una guerra con los vecinos”, asegura Vila.