La crisis y los pactos con el PP dejan los presupuestos en papel mojado

Las cuentas de la Generalitat aún prevén que la economía crezca Los populares fuerzan a renunciar al 90% de la tasa turística y a parte del copago farmacéutico

La consejera de Educación, Irene Rigau, junto al consejero de Economía, Andreu Mas-Colell, durante la habitual reunión del Gobierno de la GeneralitatEFE

La Generalitat se aleja cada día más de los objetivos de déficit para este año cuando apenas ha comenzado el mes de febrero. Los presupuestos que el Parlament aprobará la semana que viene con los votos de CiU y —salvo imprevistos— la abstención del PP se están quedando viejos incluso antes de ver la luz. Las cuentas ya flojeaban por haber sido elaboradas con una previsión de crecimiento para 2012, cuando las proyecciones ya indican la inminente entrada en recesión. Las exigencias del PP ponen ahora más palos ...

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La Generalitat se aleja cada día más de los objetivos de déficit para este año cuando apenas ha comenzado el mes de febrero. Los presupuestos que el Parlament aprobará la semana que viene con los votos de CiU y —salvo imprevistos— la abstención del PP se están quedando viejos incluso antes de ver la luz. Las cuentas ya flojeaban por haber sido elaboradas con una previsión de crecimiento para 2012, cuando las proyecciones ya indican la inminente entrada en recesión. Las exigencias del PP ponen ahora más palos a las ruedas para contener el déficit al boicotear dos vías de ingresos que había previsto el Gobierno de CiU: la tasa turística y el pago de un euro por receta.

La situación es grave, y el Departamento de Economía se ha puesto manos a la obra para intentar cuadrar las cuentas. Ayer se confirmó la instauración de un nuevo canon sobre el agua, pero el Gobierno elevó sus advertencias sobre nuevos recortes. “Si no se alcanza el objetivo de déficit del 1,3% [del producto interior bruto (PIB)] por la vía de los ingresos, podrían llegar nuevos recortes”, alertó el portavoz, Francesc Homs.

Son muchos los elementos del presupuesto que han quedado desfasados. Para empezar, un cuadro macroeconómico optimista, que prevé un crecimiento del 0,8%; una reducción, aunque exigua, de la tasa de paro, y un aumento del consumo privado. Sin embargo, el Gobierno central ya ha avisado de que, lejos de crecer, España entrará este trimestre en recesión, lo cual ha hecho que varios servicios de estudios consideren que el paro aumentará a la vez que el consumo seguirá hundido.

El crecimiento determina la recaudación de la Generalitat: si hay menos actividad, se ingresará también menos. Pero, además, el punto de partida para reducir el déficit está muy lejos del previsto. El Ejecutivo de Artur Mas preveía cerrar 2011 con un déficit del 2,6%, pero al final este fue del 3,3% en el mejor de los escenarios, puesto que si la Intervención General de la Administración del Estado le obliga a contabilizar los 759 millones que le adeuda el Gobierno central, el déficit podría escalar hasta el 3,7%. Para llegar al 1,3%, la Generalitat debería drenar 3.942,8 millones de euros, cuando el año pasado lo redujo en 1.665 millones a pesar de los recortes sociales.

La negociación de estos últimos días entre CiU y PP para lograr el apoyo de la formación de Alicia Sánchez-Camacho no ha hecho más que acercar la posibilidad de nuevos recortes, puesto que se renuncia a buena parte de la tasa turística y del copago farmacéutico, que debían permitir ingresar 230 millones de euros.

La Generalitat preveía ingresar 130 millones de euros por la tasa turística, cifra que quedará en apenas 13 millones, ya que el PP ha forzado una moratoria de la misma hasta noviembre y una reducción de su cuantía. También será inferior a los 100 millones previstos la cantidad recaudada mediante la tasa farmacéutica, porque, según el PP, no se aplicará hasta septiembre y tendrá muchas exenciones.

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Esas rebajas se comerán buena parte del fondo de 250 millones para imprevistos y, dada la magnitud del déficit, las inercias de los recortes de este año podrían ser insuficientes. Con todo, el Gobierno de CiU mantiene, al menos públicamente, su objetivo del 1,3%. ¿Podrá hacerlo? No, si se tiene en cuenta lo que Artur Mas le dijo a Mariano Rajoy la semana pasada hablando del déficit de España: “Seamos realistas, nadie puede reducir el déficit a la mitad en solo un año”.

El Gobierno catalán intenta mantener la compostura para dar sensación de credibilidad. Ayer el portavoz del Ejecutivo, Francesc Homs, insistió en que el objetivo del 1,3% es irrenunciable y se conseguirá, aumentando ingresos —a lo que el PP se opone— o con una segunda tanda de recortes. Eso sí, la Generalitat no quiere cargar sola con la situación. De ahí que Homs insistiera en que el problema de los presupuestos es que tuvieron que hacerse con datos facilitados por el Gobierno del PSOE, con unas previsiones de ingresos que, dijo, “se rebajarán”.

El enfado del PP

IVANNA VALLESPÍN

El PP quiso dejar claro ayer a CiU que las negociaciones sobre los Presupuestos no están selladas y se pueden quebrar en el momento menos pensado. Los populares quisieron así atar corto al Gobierno catalán, después de encontrarse ayer por la mañana con una sorpresa inesperada: un conjunto de nuevas tasas que CiU no había puesto en la mesa de negociación y de las que el PP no tenía conocimiento, cosa que no gustó nada en las filas de la formación de Alicia Sánchez-Camacho. “El voto favorable [a los Presupuestos] es impensable y la abstención crítica se hace difícil tal y como está hoy la situación”, advirtió Millo.

CiU presentó ayer lo que Millo calificó como “un conjunto de tasas”, que afectarán a establecimientos que tengan máquinas expendedoras de tabaco, sobre el examen para calificar películas de cine y otras obras audiovisuales, sobre la caza o para pedir la acreditación de formación sanitaria, entre otras. “Nos ha sorprendido [la aparición de nuevas tasas] y nos ha encendido la luz de alarma”, espetó Millo, que instó a CiU a negociarlas con el PP antes de que sean votadas el jueves en comisión parlamentaria. Si no, advirtió, ese día CiU "se podría encontrar en una situación con consecuencias imprevisibles".

No obstante, el PP quiso sacar pecho sobre el pacto de los Presupuestos y se regodeó de haber conseguido doblegar a CiU en sus pretensiones sobre las nuevas tasas turísticas y el copago farmacéutico. "Hemos conseguido que el Gobierno rectifique y retroceda", explicó orgulloso  Enric Millo. El PP había pedido que se demorara un año la aplicación del impuesto sobre el turismo y pedía bonificaciones para enfermos crónicos y para personas con rentas bajas. Millo rechazó que el descenso de los ingresos previstos inicialmente que debían aportar las nuevas tasas se tengan que suplir con nuevos recortes y recordó al Gobierno su propuesta para reducir hasta 95 millones más el gasto público. Los populares también se han abierto a negociar el nuevo canon del agua de las empresas suministradoras, aunque ayer presentaron una enmienda pidiendo su supresión.

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