Razón y corazón en el sufismo de Ibn Masarra

El filósofo y teólogo musulmán cordobés Ibn Masarra (883-931) es el primer pensador original y realmente significativo de la historia del pensamiento de Al Andalus de inspiración sufí. Educado por su padre en la teología del islam y la filosofía, elabora una interpretación simbólica y metafísica del Corán con apelación a la razón como imperativo coránico: “Y [Dios] se irrita contra quienes no razonan” (Corán, 10, 100). Tanto él como sus discípulos fueron acusados de herejía, si bien él fue ...

El filósofo y teólogo musulmán cordobés Ibn Masarra (883-931) es el primer pensador original y realmente significativo de la historia del pensamiento de Al Andalus de inspiración sufí. Educado por su padre en la teología del islam y la filosofía, elabora una interpretación simbólica y metafísica del Corán con apelación a la razón como imperativo coránico: “Y [Dios] se irrita contra quienes no razonan” (Corán, 10, 100). Tanto él como sus discípulos fueron acusados de herejía, si bien él fue reconocido como maestro por otros sufíes, entre ellos el murciano Ibn Arabi.

Pilar Garrido Clemente, profesora titular de Estudios Árabes e Islámicos en la Universidad de Murcia, recupera en sus investigaciones el sufismo no como una corriente más junto al sunismo y al chiismo, sino con el alma del islam y de su texto sagrado. En este libro ofrece la edición crítica, en árabe y castellano, de la obra completa de Ibn Masarra con un riguroso estudio histórico y hermenéutico en el que contextualiza la vida fascinante y la obra de gran profundidad filosófica y teológica del sufí cordobés del siglo X, con luminosos comentarios y una traducción anotada que facilitan la lectura de su obra.

La hermenéutica que aplica Garrido Clemente a la obra de Ibn Masarra no se limita a glosar el texto, sino que es enriquecedora del texto, recreadora de nuevos sentidos, interrogativa y alejada de todo dogmatismo y fundamentalismo”.

La hermenéutica que aplica la profesora Garrido Clemente a la obra de Ibn Masarra no es la de una comentarista discipular que se limita a glosar el texto, sino que es creativa, imaginativa, enriquecedora del texto, recreadora de nuevos sentidos, interrogativa y alejada de todo dogmatismo y fundamentalismo, sea religioso, político o cultural, como lo está la obra de Ibn Masarra, pensador que gozó de una gran libertad interpretativa.

“Lo sepamos o no, el ser humano es un hábil intérprete”, afirma el teólogo estadounidense David Tracy. Pues bien, 10 siglos antes fue Ibn Masarra quien definió al ser humano como hermeneuta de las tres dimensiones del Libro. Conforme a esta imagen del ser humano, propone la conveniencia, necesidad y obligación de interpretar, reflexionar e investigar las obras divinas y los textos sagrados. Es Dios mismo, afirma, quien manda la interpretación, al tiempo que solicita, reitera y estimula la práctica de la reflexión, el recuerdo y la perspicacia. Ibn Masarra afirma que a Dios se le conoce por dos caminos: el oculto y el manifiesto, y ambos lo presentan como el Compasivo (Al Rahman) y el Misericordioso (Al Rahmin).

La relación que establece Ibn Masarra entre profecía e interpretación racional: lejos de diferir y entrar en conflicto, se ayudan mutuamente”.

Garrido Clemente subraya como una de las aportaciones más originales de Ibn Masarra la relación inseparable entre razón y corazón. Asocia razón o intelecto con corazón, pureza, inspiración, visión interior y proximidad a Dios. El sufí cordobés habla de “la visión de los corazones” y de que “sus corazones dan testimonio de que es verdad”. Garrido Clemente habla de la “razón revelada” y de la “razón contemplativa”, sin que ello sea un oxímoron.

En sintonía con Ibn Masarra, Pascal afirma que “el corazón tiene razones que la razón no entiende”; Antoine de Saint-Exupéry en El Principito asevera que “solo se ve bien con el corazón, lo esencial es invisible a los ojos”; y Adela Cortina titula uno de sus libros La razón cordial. Innovadora le parece a Garrido Clemente la relación que establece Ibn Masarra entre filosofía y revelación, profecía e interpretación racional: lejos de diferir y entrar en conflicto, se ayudan mutuamente.

Mérito de esta edición es su rigor científico, así como su capacidad para atreverse a corregir de manera argumentada estudios anteriores sobre Ibn Masarra de grandes maestros, como los de Miguel Asín Palacios. Dentro del respeto que le merece este prestigioso arabista, se pregunta por la veracidad de la imagen de Ibn Masarra construida por él “a partir de escasas fuentes indirectas”, y califica de “deficiente” la edición de Muhammad Kamal Ibrahim Yafal, descubridor de las obras del sufí cordobés.

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