‘Una pica en Flandes’, europeísmo para no ingenuos
Javier Elorza, embajador ante la UE entre 1994 y 2000, describe los avances conseguidos para España a base de largas y duras negociaciones en Bruselas
Las personalidades de Felipe González y José María Aznar son muy distintas. Tienen bastante poco en común. Aunque si se busca, acaba por encontrarse algo. Los dos encendían un cohiba en los Consejos Europeos ante los demás líderes de la UE cuando se atrincheraban en sus posturas y no lo apagaban...
Las personalidades de Felipe González y José María Aznar son muy distintas. Tienen bastante poco en común. Aunque si se busca, acaba por encontrarse algo. Los dos encendían un cohiba en los Consejos Europeos ante los demás líderes de la UE cuando se atrincheraban en sus posturas y no lo apagaban hasta que lograban sus objetivos. Lo cuenta en el libro que acaba de publicar otro de esos escasos elementos comunes, Javier Elorza, testigo de aquellas escenas como embajador de España ante la UE entre 1994 y 2000, es decir, con ambos como presidentes del Gobierno. Aunque a Bruselas y a la representación española había llegado mucho antes, en 1985.
Una pica en Flandes, título del libro de Elorza, da varias ideas de lo que se va a encontrar el lector en el libro, hasta del tipo de lenguaje y de cómo se plantean muchos de los episodios que narra quien también sería embajador español en Francia, Rusia, Italia o la India: “El proceso en Bruselas está vivo, es cuasi bélico, aunque sin armas ni sangre, y también muy dinámico”.
El subtítulo, en cambio, aclara que no se trata de un libro sobre los tercios: La huella de España en la Unión Europea. La lista de indicios acerca de esa influencia que desarrolla Elorza es larga y empieza con el programa más popular y conocido de la historia comunitaria: las becas Erasmus. Reconoce la maternidad de la idea a la pedagoga italiana Sofia Corradi. A continuación, apunta que fue Manuel Marín quien la hizo suya nada más tomar posesión como comisario de Asuntos Sociales, Empleo y Educación en enero de 1986. La cuenta sigue con otros episodios como la ciudadanía europea, la salud pública, los Fondos de Cohesión…
Viene a decir este diplomático con vocación de arquitecto que, nada más entrar en la UE, España se fajó para cambiar el acervo que tuvo que aceptar para ingresar en el club. “Era un trágala”, señala en el lenguaje claro y directo, poco diplomático, que se puede encontrar a lo largo de todo el libro. “No dejó pasar cuantas ocasiones surgieron para modificar y atemperar el acervo negociado”, describe.
“Defiende tus intereses, y que el bien común se logrará por añadidura, de manera natural”, llega a decir en el libro Elorza, tomando una frase de Adam Smith
Para lograrlo, cuenta que se recurrió a dos herramientas: las propuestas continuas y al veto cuando no hubo otro remedio. Elorza explica por qué. “En Bruselas no solía ganar siempre el más inteligente, sino el que tomaba la iniciativa y la defendía con determinación”. “No éramos idealistas, éramos pragmáticos supervivientes, agradecidos y creyentes de Europa, pero sin ser idólatras”. No eran euroescépticos, ¡ojo! Eran negociadores duros. “Defiende tus intereses, y que el bien común se logrará por añadidura, de manera natural”, llega a decir en el libro Elorza, tomando una frase de Adam Smith.
Pero esa dureza en la negociación y esa revisión no es asimilable a lo que se observa ahora con Hungría y Polonia, cuando pretenden dar marcha atrás en los compromisos que asumieron sobre el Estado de derecho. Como señaló el ahora director general del Servicio Jurídico de la Comisión Europea, Daniel Calleja, en la presentación del libro en Bruselas, se hizo desde “la buena fe negociadora y la lealtad”.
El tronco principal de los años sobre los que escribe Elorza son anteriores al Tratado de Lisboa (2009), antes de la entrada en la Unión Europea de la decena larga de países que proceden de la antigua órbita soviética. Al crecer, el club ha cambiado mucho. El recurso al veto está muy tasado y el Consejo de la UE ya no es “tan familiar”. Aunque hay una cosa que no ha cambiado y que ayuda a entender por qué 23 años después a este embajador todavía le recuerdan muchos corresponsales comunitarios: “En Bruselas, si no informas tú, informa tu adversario”.
Una pica en Flandes
Debate, 2023
400 páginas. 10,44 euros
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