‘Ferias y atracciones’: pasen y lean, aquí hay dragones
En este volumen se encuentra en todo su esplendor la juguetona filiación benjaminiana de Juan Eduardo Cirlot al analizar los fenómenos de la ciudad moderna
Picasso murió un 8 de abril de 1973 y sólo tres semanas después le siguió Juan Eduardo Cirlot. La mitomanía que provoca el primero supera en mucho la mitología del segundo, pero al final son 50 años transcurridos. La muerte los iguala. Para recordar al poeta y crítico barcelonés, la editorial Wunderkammer reedita ...
Picasso murió un 8 de abril de 1973 y sólo tres semanas después le siguió Juan Eduardo Cirlot. La mitomanía que provoca el primero supera en mucho la mitología del segundo, pero al final son 50 años transcurridos. La muerte los iguala. Para recordar al poeta y crítico barcelonés, la editorial Wunderkammer reedita Ferias y atracciones (1950, con fotografías de Agustí Centelles), en línea con la edición de 2019 de El ojo en la mitología (1954), donde el también autor de Picasso, el nacimiento de un genio inauguraba sus estudios sobre simbología.
Para Cirlot, la veta universal de nuestras fantasías y miedos podría estar en los escenarios barrocos que son los parques de atracciones, con sus apoteosis sórdidas de fantasías, desolación y toda esa panoplia de personajes, dioramas y carteles que capturaron la atención de los pintores y fotógrafos de las vanguardias. Son, por así decir, la nata de un pastel que se disuelve en el fondo común de la historia humana. Cada atracción —la noria, la ciudad encantada, el tiovivo, los botes eléctricos, la cabeza parlante o los castillos con princesas y dragones— ofrece al público una nueva vida que será tomada despreocupadamente al pie de la letra.
Cuenta Enrique Granell en su prólogo que el estreno en Barcelona, en 1949, del clásico noir El callejón de las almas perdidas, dirigida por Edmund Goulding y protagonizada por Tyrone Power y Joan Blondell (Guillermo del Toro presentó un remake el año pasado), espoleó a Cirlot para escribir su ensayo, donde apenas hay referencias a topologías concretas —salvo las que hacen alusión a las atracciones del Tibidabo y el Apolo, en el Paralelo— y sí a la realidad plástica de sus amigos y cómplices de Dau al Set —Tàpies, Brossa, Cuixart, Ponç, Arnau Puig— y al círculo surrealista de París. Dentro de la extensa producción cirlotiana, Ferias y atracciones encaja en la trilogía formada por Susan Lenox (1947), Diariamente (1948) y Nebiros (1950), este último censurado por el régimen franquista y rescatado muy tardíamente por Siruela, en 2016.
Celebraciones y coincidencias aparte, lo más interesante de la lectura de Ferias es descubrir la filiación benjaminiana de Cirlot. Sin considerar la toma de partido del autor de Calle de sentido único (1928), es su estilo sinuoso, de ritmos fragmentarios, no por ello menos profundo, lo que pudo guiar a Juan Eduardo Cirlot para identificar el alcance de los fenómenos de la ciudad moderna en el desarrollo de sus reflexiones mitológicas y filosóficas. Hay en este paseo por las grutas mágicas, casetas de magos clarividentes y carruseles de música estridente el deseo de aniquilar el tiempo como una concepción diferente de la idea del viaje.
No se puede evitar temblar ante este escenario y aun así las gentes acuden infelices, resueltas al combate ilusionista
El público penetra en una ciudad hecha de lonas donde el orden del mundo, el pensamiento, entra en suspensión. Una nueva taxonomía surge a partir de un espacio y tiempo distorsionados: casas encantadas que han perdido sus dimensiones originales, con paredes que se estrechan o se ríen, los espejos nos deforman, los laberintos esconden un minotauro acechando en cualquier esquina; las torres se derrumban, los dragones y tigres andan sueltos, las mujeres mueren atravesadas por espadas y resucitan aún más hermosas. No se puede evitar temblar ante este escenario y aun así las gentes acuden infelices, resueltas al combate ilusionista, pues en cada uno de estos símbolos se percibe la esperanza profunda de que algún día las cosas pueden ser mejores. No hay lamentos por haber sido engañados, todo es divertido y un tanto obsceno. Para los niños, es el momento en que pueden escapar de los padres. Y los padres de los niños.
Pasen y lean este libro. Puro Benjamin, y aún más Cirlot.
Ferias y atracciones
Autor: Juan Eduardo Cirlot.
Editorial: Wunderkammer, 2023.
Formato: tapa blanda (136 páginas, 20,90 euros).
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