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Un grupo de 68 premios Nobel advierte de que la ciencia argentina “se acerca al precipicio” por los recortes de Milei

El Gobierno responde que sólo financiará investigaciones que aporten “un beneficio directo a la sociedad”

Javier Milei, el 1 de marzo en Buenos Aires.
Javier Milei, el 1 de marzo en Buenos Aires.Tomas Cuesta (Getty Images)

El Conicet es el principal organismo de investigación científica de Argentina. Es además el más prestigioso de América Latina, según el ránking Scimago que evalúa a casi un centenar de instituciones del continente. Pero el trabajo de los más de 20.000 investigadores y becarios que lo integran está en riesgo por el recorte de fondos públicos aplicado por Javier Milei. Ajeno a las críticas de la comunidad científica local, el presidente argentino ha debido responder esta semana a las que han llegado desde el exterior.

“El sistema científico argentino se acerca al precipicio”, denuncian 68 premios Nobel en una dura carta dirigida este miércoles a Milei. “Vemos con preocupación la eliminación del Ministerio de Ciencia y Tecnología, el despido de empleados administrativos del Conicet y otros institutos en todo el país, y la terminación anticipada de muchos contratos el próximo mes. Tememos que Argentina esté abandonando a sus científicos, estudiantes y futuros líderes de la ciencia”, subrayan los firmantes, entre quienes figuran referentes mundiales en los campos de Medicina, Química, Física y Economía.

El organismo trabaja desde enero con el mismo presupuesto que en 2023, lo que significa que en términos reales dispone de sólo un tercio de los fondos que tenía el año pasado. El motivo es la inflación: mantener el presupuesto inalterado supondría un pequeño ajuste en las cuentas de una institución de los países vecinos —Brasil cerró el año pasado con un aumento de precios del 4,62%; Chile, del 11,9%; Uruguay, del 5,1%; Bolivia, 2,12%—, pero en Argentina, con una inflación desbocada del 211,4% en 2023, supone una catástrofe.

En el mensaje a Milei, los científicos internacionales destacan que el progreso económico y social en las sociedades modernas está estrechamente vinculado a una fuerte inversión pública en ciencia y tecnología y enumeran descubrimientos argentinos con influencia mundial, como aquellos vinculados a las causas y tratamientos del cáncer, la diabetes y enfermedades cardiovasculares.

El Gobierno de Milei ha expresado su “sorpresa” por la carta, pero mantiene la decisión de redirigir recursos y limitarlos a sólo algunas áreas prioritarias. “No se va a financiar la ciencia que no aporta un beneficio directo a la sociedad”, ha declarado este jueves el portavoz presidencial, Manuel Adorni. El portavoz ha pedido que se entienda que “Argentina es un país empobrecido, con la mitad de su gente viviendo por debajo de la línea de pobreza” y por eso el esfuerzo del Conicet debe dirigirse hacia “desarrollo de la bioeconomía o en la inteligencia artificial aplicada a la medicina y no en gastar tiempo y recursos en investigaciones de dudosa utilidad, como la que abordaba la orientación sexual de Batman”.

La viróloga Andrea Gamarnik critica las contradicciones de un gobierno que cuestiona ciertas investigaciones por inútiles, pero tampoco entrega fondos para las demás. “Nuestro grupo estudia al dengue, de gran utilidad para los argentinos y para el mundo. Sin embargo no otorgan becas para esto y no podemos comprar insumos desde diciembre”, ha denunciado Gamarnik en las redes. Para el químico especializado en nanotecnología Galo Soler Illia supone un gran error enfocarse en la ciencia “que permite mejoras concretas en la sociedad” porque significa confundir ciencia con aplicaciones cuando son caminos colaborativos: “Sin la teoría de la relatividad general, no hubiera aparecido el GPS 70 años después”.

La campaña de descrédito del Conicet lanzada por Milei comenzó antes de llegar a la Presidencia. Como candidato, cuestionó la productividad de los investigadores y se mostró partidario de cerrar el organismo o privatizarlo. Los ataques continúan ahora, incluso tras haber nombrado al frente a un científico de su confianza, Daniel Salamone, al que definió como “el gran clonador nacional” por su trabajo pionero con Pampa, la primera ternera argentina obtenida por clonado de célula fetal.

“A pesar de que en 20 años se ha triplicado la cantidad de investigadores en el Conicet, Argentina está sexto en el ránking de innovación de Latinoamérica por detrás de Brasil, Chile, México, Colombia y Uruguay”, argumentó Adorni. El índice al que hace referencia mide la innovación de toda la economía, no de la ciencia.

Fuga de cerebros

El Conicet fue creado en 1958 y tuvo como primer presidente al Nobel de Medicina Bernardo A. Houssay. En las últimas décadas, las sucesivas crisis económicas del país han golpeado la investigación científica y la inversión en este ámbito ha sufrido altibajos. En los noventa, por ejemplo, durante el Gobierno del peronista liberal Carlos Menem, hubo reducciones presupuestarias y cierres de centros e institutos, además de un éxodo de investigadores. Fue en esos años que el ministro de Economía, Domingo Cavallo, mandó a una científica del Conicet que reclamaba mejoras salariales a “lavar los platos”.

Con el kirchnerismo, el discurso cambió, aumentó la inversión y el número de investigadores pasó de 3.500 a más de 10.000. Pero desde la crisis económica de 2018, los salarios han sido cada vez más bajos y la estocada de Milei ha acelerado una fuga de cerebros que había empezado ya antes.

“Todos los doctorandos a mi alrededor están pidiendo recomendaciones y buscando becas para irse a otro lado”, asegura la socióloga e investigadora del Conicet Mariana Luzzi. Desde distintas áreas del Conicet confirman los movimientos para seguir las carreras científicas en el exterior.

La biotecnóloga Sandra Pitta afirma que “siempre fue difícil hacer ciencia en Argentina”, pero ahora “se visibiliza más y todo el sistema científico está en estado de incertidumbre”. Uno de los mayores problemas, apunta, es la falta de designación del titular de la Agencia nacional de promoción de la I+D+i. Cientos de proyectos dependen de una firma y, cuanto más se retrase, más se habrán encogido los presupuestos por la inflación. Pitta, una de las científicas más críticas en público con la gestión kirchnerista, cree que es necesario mejorar el Conicet, despolitizarlo y dejar atrás la mirada de “una ciencia estatista reacia al mundo productivo”, pero en ningún caso desfinanciarlo.

La Confederación de Sociedades Científicas de España (Cosce), que agrupa a 89 sociedades formadas por más de 40.000 científicos y científicas de ese país, también se ha sumado a las voces contra el recorte del gasto en ciencia de Milei. La Cosce sostiene que la pandemia de covid fue la más reciente constatación de que los países que no invierten en ciencia no tienen futuro. A través de un comunicado, los científicos españoles han pedido que se reviertan todas las medidas que están ahogando el sistema argentino de ciencia y tecnología: “De no hacerse, tendrá consecuencias nefastas y probablemente irreparables para el desarrollo y la prosperidad de Argentina”. Milei por ahora desoye todos los llamados.

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