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El ultra Javier Milei abre un nuevo frente y arremete contra la ciencia en Argentina

El candidato defiende que la investigación “quede en manos del sector privado” si él es presidente. La comunidad científica responde que es “ridículo” y denota “ignorancia”

Javier Milei
Javier Milei posa para un retrato en un programa de televisión, en Buenos Aires, Argentina.Tomas Cuesta (Getty Images)

El candidato ultra Javier Milei intensificó su paseo por los platós de televisión tras su triunfo el domingo en las elecciones primarias de Argentina. En la carrera hacia los comicios generales del 22 de octubre, cuando se elija al próximo presidente, el economista libertario abrió un nuevo frente, ahora contra la ciencia. Si llega a la Casa Rosada, repitió en diferentes entrevistas esta semana, eliminará el Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación y privatizará el principal organismo dedicado a la promoción de la ciencia y la tecnología del país, el Conicet. La comunidad científica le respondió que es “ridículo” y denota “ignorancia”.

“Que quede en manos del sector privado. Que [los científicos] se ganen la plata sirviendo al prójimo”, dijo Milei durante una entrevista televisiva. Frente a un panel que mostraba el actual organigrama del Estado, Milei, que propone reducirlo a la mínima expresión, tachaba cada uno de los ministerios que pretende eliminar. Salud, Educación, Desarrollo Social, también Ciencia: “¿Qué productividad tienen?”. Por la noche, ahondó en la provocación: “El Conicet hoy tiene 35.000 personas; la NASA tiene 17.000. Me parece que no produce en línea con lo que produce la NASA”. “Tal como existe hoy”, dijo, “hay que cerrarlo”.

Tras las declaraciones, miembros de la comunidad científica defendieron el papel del organismo, que conforma una red nacional de 11.800 investigadores que son evaluados constantemente, 11.800 becarios, 2.900 técnicos y 1.500 administrativos que están bajo la órbita del Ministerio de Ciencia, aunque el organismo es autárquico. Los trabajadores criticaron que las declaraciones del candidato ultra sobre el desarrollo del sector suponen una “provocación” y convocaron a una movilización para este viernes que tiene como consigna una cita atribuida a Bernardo Houssay, primer Nobel argentino y primer presidente del organismo, en 1958: “La ciencia no es cara, cara es la ignorancia”.

La directora del Conicet, Ana Franchi, afirmó que es “ridículo” en el siglo XXI pensar en “no apoyar la ciencia y la tecnología”. “El Conicet forma recursos humanos que no solo están en el organismo o en universidades, sino que integran planteles de empresas que tienen desarrollos tecnológicos muy importantes. (…) Tenemos semillas resistentes a la sequía que hacen que una empresa como Bioceres esté en la Bolsa de Nueva York; tenemos los barbijos, que sirvieron para la pandemia y también que se exportaron y generaron divisas”, defendió Franchi en una entrevista radial.

El actual ministro de Ciencia, Tecnología e Innovación, Daniel Filmus, también respaldó el trabajo del organismo y sostuvo que “retroceder en estas áreas implica una pérdida enorme”. “Los países con más desarrollo, productividad e integración social son los que más inversión pública en ciencia realizan”, defendió en redes sociales. Filmus acompañó uno de los mensajes que compartió en su cuenta de X –antes, Twitter– con datos de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), que muestran a la cabeza de los países que más invierten en innovación y desarrollo a Corea del Sur, Austria, Noruega y Alemania.

En Argentina, el porcentaje del Producto Interno Bruto (PIB) destinado a investigación y desarrollo ha pasado de 0,37% en 1996 a 0,52% en 2020, según los datos públicos disponibles de la OCDE. La inversión del Estado ha sido desigual a lo largo de los años. En los noventa, por ejemplo, durante el Gobierno del peronista neoliberal Carlos Menem, hubo reducciones presupuestarias y cierres de centros e institutos, además de un éxodo de investigadores. Fue en esos años que el ministro de Economía, Domingo Cavallo, mandó a una científica del Conicet que reclamaba mejoras salariales a “lavar los platos”.

Con la llegada del kirchnerismo, en 2003, el discurso cambió. “No hay país que tenga posibilidades de crecimiento, si no desarrolla a fondo la investigación”, dijo el presidente Néstor Kirchner. El número de investigadores esos años aumentó de 3.500 a más de 10.000, según los datos oficiales. El discurso se mantuvo durante el Gobierno del conservador Mauricio Macri –que hoy hace guiños a Milei–, aunque en la práctica el ministerio fue degradado a secretaría y se desfinanciaron proyectos de investigación, salarios y becas. En 2019, con el peronista Alberto Fernández en la Casa Rosada, el ministerio recuperó su estatus. Aún persisten, sin embargo, cierto reclamos, como el de los becarios que piden mejoras en sus condiciones o el de quienes critican la “politización” del organismo.

El biólogo molecular Alberto Kornblihtt, investigador del Conicet y miembro de academias de ciencias de Argentina, Estados Unidos, Francia y América Latina, respondió este jueves a Milei en una columna en el diario Página/12 en la que enumeró los “logros argentinos” que los investigadores han desarrollado “con un mero 0,35%” de inversión. Una lista extensa que incluye barbijos, satélites, fármacos… “Claro está que no van a solucionar inmediatamente los graves problemas de la mayor parte de nuestra población que hoy no llega a fin de mes (...). Pero eso no se soluciona cerrando el Conicet, ni votando a la ultraderecha”, sostuvo.

Diego Golombek, biólogo e investigador del Conicet, defendió en una entrevista que la “supuesta privatización” denota “ignorancia” del candidato sobre cómo funciona el sistema científico: “La carrera espacial o la producción de vacunas dependieron de un Estado muy presente que eventualmente transfiere ese conocimiento al sector privado”. “¿Hay mucho que hacer? Claro que tenemos que afianzar la relación entre el sistema científico y el sector productivo. Pero sin sistema científico un país se hunde”, dijo y agregó: “Sin Conicet, sin ministerios, sin universidades, ¿quién va a investigar el Mal de Chagas o la contaminación de nuestros ríos? Los científicos de nuestro sistema, que afortunadamente funciona muy bien”.

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