Argentina reduce a la mitad las plazas de investigadores
El recorte presupuestario del gobierno de Macri alcanza al Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas
La apuesta de Argentina por la investigación en ciencia y tecnología bajo el kirchnerismo comienza a desdibujarse bajo la presidencia de Mauricio Macri. El Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (Conicet), el mayor organismo dedicado a la ciencia del país suramericano, sufrirá una brusca reducción de nuevas plazas en 2017, forzada por el recorte presupuestario en este ámbito recién aprobado por el Congreso. El Conicet, que pasó de 3.000 investigadores en 2002 a más de 9.000 en 2015, abrirá a concurso 455 plazas, menos de la mitad de las 930 vacantes que dispuso el kirchnerismo en su despedida para 2016. Según los científicos, la decisión del ente público pone en peligro la continuidad de centenares de becarios y puede desencadenar una nueva fuga de cerebros que invierta la política pública de repatriación de científicos realizada en la última década.
El titular del Conicet, Alejandro Cecatto, admitió la reducción por motivos presupuestarios, pero rechazó la comparación interanual. "El año pasado ingresaron 930 personas, este año serán unas 450. La comparación no se puede hacer porque el número del año pasado no era normal, era muy alto, normalmente ese número de ingresos era de 600 o 700 personas", dijo Cecatto a los medios acreditados en la Casa Rosada (sede del Ejecutivo argentino) tras mantener una reunión con el ministro de Ciencia y Tecnología, Lino Barañao. El físico aseguró que las últimas incorporaciones durante el kirchnerismo se realizaron "sin ningún criterio", "en función de que era el último año de un Gobierno", pero negó que los recién llegados accedieran al puesto "por amiguismo": "Eso nunca ocurrió en el Conicet, la prueba es que de 25.000 empleados no hubo ningún despido".
En diálogo con El PAÍS, Cecatto señaló que los becarios posdoctorales del Conicet tienen otras opciones más allá de hacer carrera en el Conicet, como las universidades, los 240 institutos distribuidos a lo largo del territorio nacional, las empresas y la gestión pública. "El 75%-80% de los investigadores están en la zona central y más poblada. Hace falta una política de federalización", subrayó. Consultado sobre las áreas prioritarias de investigación, el titular del Conicet señaló que el organismo trabaja aún en la elaboración de un diagnóstico de cara a formular un plan estratégico, que prevén tener listo el año que viene.
Barañao, el único ministro de Cristina Fernández que Macri mantuvo en el cargo, advirtió que esta área será una importante fuente de trabajo en las próximas décadas y confió en obtener respaldo presupuestario para la investigación. "Nos preocupa el futuro del trabajo. En 20 o 25 años van a desaparecer la mitad de las tareas y nos preocupa saber de qué van a trabajar los chicos que hoy pasan por la escuela primaria. Las carreras científicas tecnológicas y las empresas tecnológicas son las que van a dar el trabajo en el futuro", declaró Barañao a los periodistas.
El optimismo oficial no es compartido por el grueso de la comunidad científica. "El recorte es gravísimo. Vamos a ver una nueva diaspora de jóvenes que van a salir de Argentina. Jóvenes que ya tienen una carrera, patentes... ¿qué van a hacer, esperar a ver si tienen suerte el próximo año? Hay unos 1.500 laboratorios en el mundo que recibirán gustosos a jóvenes con semejante formación", dice por teléfono Dora Barrancos, directora del Conicet en el área de Ciencias Sociales y Humanidades.
"El Estado forma investigadores con becas doctorales y posdoctorales, y cuando el científico está preparado para empezar a devolver a la sociedad lo que aprendió se lo deja fuera del sistema", opina en diálogo con el diario Página 12 el biólogo Leonardo Venerus. "El panorama es que se vayan al sector privado y que, tal y como se declama desde el Gobierno, sean emprendedores, se transformen en empresarios", agrega el expresidente del Conicet Roberto Salvarezza. Barrancos pone en duda que sea posible esa reconversión, dadas las escasas oportunidades laborales para los investigadores fuera del sector público, que maneja cerca del 75% de la inversión en I+D. "Las empresas privadas locales no tienen tradición en apostar a la ciencia y tecnología. El empresario argentino no toma riesgos y la ciencia implica riesgos, los resultados no son de un día para el otro", justifica.
Argentina, que cuenta en las disciplinas científicas con dos premios Nobel en Medicina (Bernardo Alberto Houssay, 1947 y César Milstein, 1984) y otro en Química (Luis Federico Leloir, 1970), está a la cabeza de los países latinoamericanos en porcentaje de investigadores por millón de habitantes. Según datos del Banco Mundial, Argentina contaba en 2014 con 1.202 investigadores por millón, frente a los 700 de Brasil, 504 de Uruguay, 422 de Chile y 322 de México. Aún así, con la excepción del kirchnerismo, la investigación en ciencia y tecnología se ha visto relegada a un segundo plano por las sucesivas administraciones y está muy lejos de las cifras que manejan la mayoría de países desarrollados, con más de 4.000 investigadores por millón de habitantes.
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