“Perón quiere saber lo que su pueblo necesita”: las miles de cartas que el presidente pidió y recibió en 1951
Una muestra presenta en Buenos Aires algunos de los mensajes enviados por los argentinos y la reinterpretación que han hecho 10 artistas contemporáneos
A finales de 1951, Juan Domingo Perón, que gobernaba Argentina desde 1946, fue reelecto presidente. Durante su primer mandato, había puesto en marcha el Primer Plan Quinquenal, una serie de políticas diseñadas para el desarrollo económico y social del país. Para la década de los cincuenta, era necesario replantear ese primer programa porque el contexto había cambiado y el país atravesaba una crisis. Pero antes de lanzarlo el presidente invitó a los ciudadanos a hacerle propuestas y todos los que tenían una radio encendida escucharon: “Perón quiere saber lo que su pueblo necesita”.
El pueblo respondió con más 70.000 cartas que llegaron al Ministerio de Asuntos Técnicos y que tenían al presidente como destinatario. Poco después, un 1955, un golpe de Estado derrocó a Perón, el ministerio fue desmantelado y muchas de esas cartas desaparecieron. El Archivo General de la Nación conserva alrededor de 20.000 de esas misivas, que expresan las ideas y propuestas que tuvieron los ciudadanos y que, en algunos casos, fueron enviadas acompañadas de dibujos, planos, hojas de cálculos o fotografías.
Desde este jueves, el Centro Cultural Kirchner de Buenos Aires expone las copias de algunas de esas cartas en la muestra La participación al poder. El enorme complejo cultural, inaugurado en 2015 en el antiguo Palacio de Correos y Telégrafos y bautizado por el peronismo en honor al expresidente Néstor Kirchner, fallecido en 2010, exhibirá también la reinterpretación que 10 artistas argentinos han hecho de algunos de los mensajes enviados en los años cincuenta. La exposición ha sido curada por Cecilia Priego y Andrea Wain.
“En respuesta al llamado formulado por vuestra Excelencia de llevar a su conocimiento las necesidades del pueblo argentino es lo que me ha movido a dirigiros estas líneas”, empieza la iniciativa número 14.690, fechada el 19 de diciembre de 1951. Quien escribe, el director de una escuela rural en el norte de Argentina, continúa: “Me encuentro radicado por razones de trabajo en este pedazo de nuestro suelo y no puedo menos de expresarle el dolor que siento al ver la injusticia que a diario golpea la puerta de estos argentinos que con el sudor de su frente ganan el pan de cada día”. El firmante, Mario Moreno, pide para los habitantes “una porción de tierra”: “Entonces, la paz llegará”.
Las cartas que llegaban se convertían inmediatamente en expedientes y pasaban de un organismo al otro del Estado. Las misivas eran leídas en detalle e incluso subrayadas. Después, se ofrecía al ciudadano una respuesta. “Sobre educación sexual se ha hablado mucho pero es terreno peligrosísimo y resbaladizo. No debe indicarse al maestro nada en concreto fuera de una atención escrupulosa de sus alumnos”, respondió en 1952 un funcionario a la iniciativa número 18.111, que proponía, entre otras cosas, “que la escuela primaria sea mixta” y “que en su oportunidad se eduque sexológicamente”.
“En las salas hay de todo: cartas anónimas, que son un cuadradito que propone estudiar el estaño en el norte de Argentina, hasta la propuesta de una autopista o de un dique en [la provincia de] Río Negro. Hay un montón de sueños de la ciudadanía y un Gobierno que pone a funcionar el Estado para que sus objetivos sean los sueños del pueblo”, ha dicho durante la inauguración de la exposición Cecilia Priego, que ha estudiado durante años las cartas guardadas en el Archivo General de la Nación. Ella y un equipo de cuatro personas más han dedicado el último año a relevar todas las cartas y a elegir algunas de esas propuestas, que son las que hoy se exponen. “Esto es un tesoro”, ha dicho la curadora.
La iniciativa 8.700, por ejemplo, propone crear una carretera que recorra Argentina de norte a sur “acercando e intercambiando las fuentes de materias primas”. Como una “gran arteria”, se lee en el texto escrito a mano, que incluye colores, rectángulos y flechas. Esa carta adjunta mapas del territorio nacional que tienen sobreescrito el diagrama de infraestructura propuesto. Hay sugerencias más modestas, como la de quien, simplemente, sugiere cambiar “el actual sistema de disco de los teléfonos” por “pequeñas teclas numeradas” similares a las de los móviles actuales. O la de un artista santiagueño que quiere “un vehículo propiedad de la nación” para llevar su música “hasta los últimos rincones del país”.
Algunas de estas cartas han sido retomadas por 10 artistas contemporáneos y reinterpretadas en obras de diferentes formatos que se pueden ver en las salas de la muestra, que estará hasta finales de octubre.
Daniel Santoro, por ejemplo, representó en carbonilla “el afán monumentalizador” que expresan mucha de las cartas, como la que pedía: “Crear una ciudad moderna denominada Gran Nueva Argentina (…) Elegir para su erección un lugar destacado a la entrada del puerto, que pueda atraer la atención de turistas y extranjeros. (…) Por medio de una canalización, tomar agua del río, llevarlo hasta las vías del ferrocarril y en un semicírculo formar las palabras Perón-Evita”. El artista dibujó sobre la pared una cabeza de gigante de Eva Perón. La imagen recuerda a “un parque temático”, con miradores en los ojos y en el rodete de la primera dama, la mujer más convocante entonces. Alrededor, un ferrocarril de alta velocidad, autopistas elevadas, un Arco del Triunfo...
Se expone una obra de Gabriela Golder, que tomó ocho cartas escritas por mujeres para crear Las Inmortales, una videoinstalación en la que actrices y cantantes líricas vociferan algunos de los reclamos de igualdad, salarios dignos o jubilación de obreras y amas de casa, que en 1951 habían podido votar por primera vez en el país. O una de Hernán Soriano, que creó un instrumento musical que puede transportarse “hasta los últimos rincones del país”, como imaginó el hombre santiagueño. Además, están las creaciones de Eugenia Calvo, Andrés Denegri, Lucas Di Pascuale, Guadalupe Fassi, Patricio Larrambebere, Marcela Sinclair o Santiago Andrés Viale.
También cuelgan una pintura y una escultura de Alicia Herrero, que plasmó sobre tela “la condición experimental y proyectual de la economía”. “[Escribían] gremios que pedían que los salarios aumentaran o ciudadanos comunes que escribían sobre los precios que tenía la carne”, ha dicho Herrero en la presentación este jueves, el mismo día en que se conoció que el índice de inflación ha sido del 6% en junio. “Hay parte de eso [de las propuestas] que todavía está inconcluso, que está latente”, ha señalado la artista. “Esta exposición trae el pasado al presente, y desde el presente podemos especular para el futuro”, ha propuesto.
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