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El dólar en Argentina: seis tipos de cambio para detener la sangría del Banco Central

Oficial, blue, solidario, contado con liqui o Mep son algunas de las cotizaciones que desvelan a los argentinos en medio de la debacle de su moneda nacional

Federico Rivas Molina
Personas caminan frente a una casa de cambio en Buenos Aires (Argentina).
Personas caminan frente a una casa de cambio en Buenos Aires (Argentina).Juan Ignacio Roncoroni (EFE)

“Los argentinos piensan en verde”, dice una vieja máxima política. El verde es el del dólar, y si piensan en el billete estadounidense es porque buscan un refugio a sus ahorros. Todos los Gobiernos, cualquier sea su orientación política, intentan domar al dólar en el mercado local o, lo que es lo mismo, sostener al peso, que se empecina en caer por un tobogán en ciclos más o menos constantes de unos diez años. Las fórmulas han sido variadas, pero con resultados similares: el fracaso.

Si una persona nació en Argentina y tiene más de 50 años, habrá vivido siempre en crisis económica. Los tiempos de bonanza son solo incubadoras del próximo desastre. Y el dólar está ahí, como termómetro de la enfermedad que avanza. Para no ir demasiado atrás en el tiempo, pensemos en los diez años de la “convertibilidad”, como el Gobierno de Carlos Menem llamó a la paridad 1 a 1 del peso con el dólar. Durante los años noventa, la moneda nacional mantuvo su valor frente a la divisa y la inflación se planchó. Pero todo estalló entre finales de 2001 y principios de 2002, cuando ya no hubo dólares suficientes para sostener la cotización. El dólar pasó de uno a tres pesos en pocos meses. Con el kirchnerismo también se vivieron años de bonanza, pero el déficit y el endeudamiento alimentó la inflación y el peso perdió poco a poco su valor.

Hacia el final del segundo mandato de Cristina Kirchner la salida de dólares era persistente y se aplicó un cepo al mercado de cambios. Con las restricciones, volvió el mercado negro de divisas, un clásico iniciado en los setenta. La cotización paralela se llamó blue, sin que nadie aclarase muy bien por qué, y se fijaba según la oferta y demanda de billetes verdes en un mercado informal, por fuera de los circuitos legales.

Cuando Mauricio Macri llegó al poder en 2015, el dólar oficial, cuyo valor fijaba el Gobierno, se podía comprar por 9,84 pesos. El blue, en tanto, se vendía a 14,50 pesos por unidad. La brecha, otra palabra muy argentina, entre uno y otro se consideraba entonces, y aún hoy, como una evidencia de las tensiones devaluatorias que resistía la moneda local.

Macri llegó a la Casa Rosada con la promesa de convertir a Argentina en “un país normal”. Bajo su visión liberal, eso implicaba desarmar el cepo cambiario heredado de Kirchner, eliminar todas las restricciones a la salida y entrada de divisas y dejar flotar libremente el tipo de cambio. En 2017, a mitad de su mandato, el dólar oficial y el blue se vendían al mismo valor: 19 pesos. La ilusión duró poco. En 2018, los mercados dejaron de prestar dinero a Macri, quien tuvo que pedir un rescate financiero al FMI para sostener la sangría de dólares del Banco Central, que alimentaba en un mercado desregulado la fuga hacia el exterior. Llegamos así a Alberto Fernández.

El Gobierno peronista recibió un dólar oficial a 63 pesos y un blue a 69,70. La brecha era mínima, pero pronto todo sería peor, mucho peor. El derrumbe del peso obligó al Gobierno a endurecer las restricciones cambiarias con nuevas y variadas regulaciones. Los parches aplicados por el Banco Central para mantener en pie sus reservas han complejizado el mercado de cambios hasta límites que fuera de Argentina podrían parecer de ciencia ficción. Hoy, el país sudamericano tiene seis cotizaciones diferentes. Junto con la proliferación, se han multiplicado también las trampas para evadir las regulaciones o, simplemente, sacar provecho del descalabro con complejas operaciones cruzadas.

Para comprender un poco más el mapa, presentamos aquí un listado de los tipos de cambio que hoy rigen en Argentina.

Dólar oficial

“Es un unicornio”, lo define sin mucho entusiasmo una fuente del mercado financiero que mantendrá en reserva su nombre. El tipo de cambio oficial está fijado por el Gobierno y solo se utiliza para saldar importaciones o el pago, a cuentagotas, de deudas contraídas en el exterior por las empresas. Este viernes, el dólar oficial cerró a 136 pesos, un valor que ha perdido la carrera contra la inflación y está “atrasado”, otro clásico de la economía argentina. Si un ahorrista en dólares cambia sus billetes en la ventanilla de un banco, recibirá estos 136 pesos por cada uno. Si quiere comprar, no podrá hacerlo.

Dólar ‘blue’

Es la divisa que se comercializa en “cuevas” a través de “arbolitos”, como se llama a los personajes que pululan por el centro de Buenos Aires ofreciendo cambiar monedas, sobre todo a los turistas. El blue opera por fuera del circuito legal, no paga impuestos y es tan opaco como puede serlo un acuerdo entre privados sin control del Estado. “El 40% de la economía argentina funciona en negro, hay mucha gente que toda su vida económica está en negro, si quiere comprar dólares tiene que ir al blue, no tiene otra opción”, explica la fuente del mercado financiero. La cotización blue del viernes fue de 338 pesos, un 41% más que en el inicio de junio y un 160% más que el precio de venta actual del oficial. Todos los argentinos miran al blue. Cuando se dispara, se activan las alarmas de una inminente devaluación. Es el termómetro que mide la desconfianza en la política económica del Gobierno, que hoy está bajo mínimos.

Dólar ahorro

La única forma de atesorar divisas por fuera del mercado informal es mediante el dólar ahorro. El Gobierno limitó las operaciones a la banca online y a 200 dólares por persona. El dólar ahorro cotizaba el pasado viernes a 224 pesos por unidad, producto del valor del oficial más un 30% del llamado Impuesto para una Argentina Inclusiva y Solidaria (PAIS) y un 35% que se paga a cuenta del impuesto a la renta. La diferencia entre la cotización del dólar ahorro y el blue ha crecido hasta los 114 pesos, porque sobre la primera se aplican dos impuestos fijos y la segunda flota libremente. Los ahorristas pueden hacer entonces lo que en el mercado financiero se conoce “puré”. La operación es simple. “Compras tus 200 dólares en el mercado legal, los vendes al blue en el mercado negro y haces una diferencia que por momentos te puede dejar entre 8.000 y 10.000 pesos. Es un negocio hormiga, pero si pensás que un jubilado gana la mínima de 35.000 pesos, cada vez más gente se ve empujada a hacer puré”, explica la fuente.

Dólar tarjeta o solidario

Es aquel que pagan aquellos que hacen consumos en el exterior con tarjetas de crédito que, en Argentina, se cancelan en pesos. Como el paso a pesos se hacía al dólar oficial, los argentinos se volcaron a comprar en línea todo tipo de productos. La sangría se hizo insostenible, hasta que el Banco Central decidió encarecer esas operaciones. El dólar tarjeta está gravado de la misma forma que el ahorro, pero la tasa de adelanto del impuesto a la renta es del 45%. El problema para el Gobierno es que cuando el blue vuela, el dólar tarjeta vuelve a ser tentador.

Este viernes, aquellos que cancelaron sus gastos a crédito en el exterior pagaron un dólar a 238 pesos, con una diferencia a favor de 100 pesos. La única herramienta que tienen las autoridades para frenar la salida de divisas con tarjeta de crédito es sumarle nuevos impuestos, una carrera que pierde día a día.

Dólar MEP y CCL

Son diferentes, pero tienen la misma función: permiten a las empresas hacerse de dólares en el mercado legal para cancelar deudas. La cotización de ambos es muy similar. El viernes, el dólar Mercado Electrónico de Pagos o MEP cerró a 315 pesos y el Contado con liquidación o CCL a 326 pesos. El primero surge de la compra de bonos en la bolsa porteña con pesos y la venta del mismo título en dólares. El segundo, de cambiar pesos por dólares en el exterior mediante la compra y venta de acciones y títulos de deuda. “La diferencia con el dólar blue es que ambos son operaciones legales, en blanco”, dice la fuente del mercado. Ambos forman parte de los llamados dólares financieros y funcionan cada vez más como la única fuente que tienen las grandes compañías para hacerse de divisas por fuera del blue.

“Ahora que el blue es la cotización más cara funciona como una aspiradora para que los financieros sigan subiendo. Hoy es negocio comprar dólar MEP y vender al blue”, explica el bróker, como ejemplo de los movimientos que surgen cuando crece el descalabro. “Hoy tenemos un montón de tipos de cambio con gente tratando de llevarse una diferencia entre ellos, en un sistema desordenado e injusto. En el futuro tendrás que tratar de que converjan, porque mientras haya brechas entre uno y otro no se resolverá nada”, concluye.

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Sobre la firma

Federico Rivas Molina
Es corresponsal de EL PAÍS en Argentina desde 2016. Fue editor de la edición América. Es licenciado en Ciencias de la Comunicación por la Universidad de Buenos Aires y máster en Periodismo por la Universidad Autónoma de Barcelona.

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