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Flávio Bolsonaro asegura que su padre lo quiere como candidato a presidente de Brasil

El primogénito del expresidente golpista se enfrentaría a Lula, que está en campaña para la reelección

Naiara Galarraga Gortázar

Flávio Bolsonaro asegura que su padre ha deshojado la margarita. El senador de 44 años ha asegurado este viernes que él es elegido como el candidato del clan familiar en las presidenciales de 2026. “El mayor líder político y moral de Brasil, Jair Messias Bolsonaro, me acaba de encargar la misión de dar continuidad a nuestro proyecto de nación”, dice el mensaje difundido en redes sociales. El expresidente acaba de empezar a cumplir una pena de 27 años de cárcel por atentar contra la democracia. Con el anuncio, la Bolsa ha caído el 4% porque aleja la posibilidad de que un candidato menos ideologizado dispute el poder al actual presidente, Luiz Inácio Lula da Silva, que concurrirá a la reelección.

Flávio es el mayor de los cinco hijos de Bolsonaro. Considerado el más moderado de los hermanos, es el que mantiene relaciones más fluidas con los partidos más centristas, que son el fiel de la balanza en las elecciones en Brasil. Las sospechas de corrupción han salpicado su carrera política del primogénito de los Bolsonaro, que ha sido investigado pero no imputado. Aparentemente, su padre le ha recomendado que empiece a recorrer Brasil, forje alianzas regionales y entre en el cuerpo a cuerpo dialéctico con el presidente Lula.

El anuncio se produce unos días después de un rifirrafe público que enfrentó a los tres hijos mayores con la esposa del patriarca, Michelle, de 43 años, que preside el departamento de la mujer del Partido Liberal, en el que militan todos, y aparece en puestos destacados en algunas encuestas. Motivado por una alianza regional, el pulso puso en evidencia las enormes tensiones dentro de la propia familia para heredar la marca y el poder de influencia.

El senador Bolsonaro visitó el martes a su padre en la sede de la superintendencia de la Policía Federal en Brasilia. Al salir, dijo que se había disculpado con la antigua primera dama, que la bronca estaba resuelta. Nada mencionó de que el capitán, como lo llama la prole, lo hubiera ungido como heredero.

Antes de hacerlo público, Flávio Bolsonaro voló a São Paulo, a informar al gobernador, Tarcísio de Freitas, según publica el diario Estadão. De Freitas es el preferido de las élites económicas. Formado como ingeniero en las Fuerzas Armadas, regresó a la vida civil. Hizo carrera en la Administración pública antes de conocer a Bolsonaro, del que fue ministro y al que considera artífice de su carrera político.

La cárcel ahora, y antes el arresto domiciliario, han debilitado notablemente la figura política del patriarca, que además está mudo desde agosto, cuando el juez también le cortó el acceso a las redes sociales. De todos modos, Bolsonaro padre mantiene la influencia, aunque las maniobras del bolsonarismo para lograr que el Congreso apruebe una amnistía o le reduzca la pena, junto a otros golpistas, no han prosperado. No obstante, los gobernadores que aspiran a sucederle al frente de la derecha le han prometido indultarlo si alcanzaran el poder.

Fuentes anónimas del Partido Liberal han contado a la prensa que lanzar ahora a Flávio es un globo sonda, no una decisión definitiva. Y fuentes cercanas a Michelle Bolsonaro, también anónimas, dicen que ella no ha sido consultada y que le sorprendería que su marido no le comentara una decisión de semejante trascendencia. La señora Bolsonaro visitó al expresidente este jueves, dos días después de su hijastro.

Lindbergh Farias, jefe parlamentario del Partido de los Trabajadores, ha declarado que aventar el nombre de Flávio como aspirante a la presidencia era un movimiento previsible:

en la Cámara de Diputado: “Saben que es prácticamente imposible derrotar a Lula, pero quieren mantener el protagonismo en la oposición para el futuro”. A diez meses de los comicios para elegir presidente, el actual presidente vencería a cualquier candidato de la derecha.

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Sobre la firma

Naiara Galarraga Gortázar
Es corresponsal de EL PAÍS en Brasil. Antes fue subjefa de la sección de Internacional, corresponsal de Migraciones, y enviada especial. Trabajó en las redacciones de Madrid, Bilbao y México. En un intervalo de su carrera en el diario, fue corresponsal en Jerusalén para Cuatro/CNN+. Es licenciada y máster en Periodismo (EL PAÍS/UAM).
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