Mulino desmiente a Estados Unidos y tacha de “falsedad intolerable” que sus buques no vayan a pagar en el canal de Panamá
“Están haciendo comunicados importantes en función de una falsedad”, dijo el mandatario panameño sobre una información divulgada en la víspera por el Departamento de Estado
Los bulos, acusaciones y amenazas de la administración de Donald Trump finalmente tensaron las relaciones con Panamá. El presidente José Raúl Mulino ha abandonado su tono conciliador para desmentir una noticia divulgada en la noche del miércoles por el Departamento de Estado de Estados Unidos en la que afirmaba que sus embarcaciones militares cruzarían gratis por el Canal de Panamá. “Están haciendo comunicados importantes en función de una falsedad y eso es simple y sencillamente intolerable”, dijo el mandatario panameño a la prensa.
Hasta la mañana de este jueves, Mulino había evitado cualquier choque público con Trump. Pero en la víspera, el Gobierno trumpista echó a rodar como información oficial algo no que, según Panamá, no es solo falso, sino inconstitucional. Al final del día, la gestión Trump utilizó las redes sociales para anunciar que los buques militares estadounidenses comenzarían a “transitar sin cargos” por el canal, ahorrando a su gestión “millones de dólares al año”. Horas después, fue desmentido por la Autoridad del Canal de Panamá (APC), el organismo autónomo encargado de fijar las tarifas. Y esta mañana Mulino repitió que eso no va.
En la tarde del jueves, en una conferencia de prensa que ofreció en la última parada de su gira por Centroamérica y el Caribe en Santo Domingo, el secretario de Estado de EE UU, Marco Rubio, dijo que le parecía “absurdo” que los buques de guerra estadounidenses paguen por transitar a través del canal, una zona que, aseguró, su país está “obligado a proteger en tiempos de conflicto”, según el tratado. No obstante, dijo que respeta los procesos legales que debe seguir Panamá.
No es la primera vez que Trump descarga en redes sociales sus ansias imperialistas. En Navidad del año pasado, cuando aún no había asumido, dio un golpe en el tablero al reclamar el control del Canal, y lo hizo de nuevo en su investidura. Tampoco es la primera vez que presiona con las tarifas o humilla a las autoridades de Panamá.
Trump ha insultado, amenazado y criticado muchas veces a su antiguo “gran aliado” por la gestión del único paso entre los océanos Pacífico y Atlántico. La última fue el domingo pasado, cuando dijo: “El canal no se debió haber entregado a Panamá”. Las declaraciones ocurrieron tras una reunión entre su secretario de Estado, Marco Rubio, y el presidente panameño. Horas antes, Mulino había expuesto —demasiado pronto, según analistas locales— las cuotas de soberanía que está dispuesto a entregar, siempre dejando por fuera el canal: las relaciones con China —congeladas con el fin de un acuerdo para la Ruta de la Seda—, colaboración radical en crimen organizado y en migración, con una base en Darién para deportar a migrantes de otros países.
A Trump no le bastó: “No estoy contento con eso”, dijo, para enseguida volver a amenazar: “O encontramos una solución [sobre el canal] o tendremos que retomarlo”. Este viernes a las 15.30, hora de Panamá, Mulino y Trump tratarán el tema en una conversación por teléfono, según confirmó el presidente panameño en un mensaje en sus redes sociales.
Como hiciera con México y Canadá, a quienes amenazó con imponer aranceles —una propuesta que está temporalmente paralizada a cambio de concesiones—, Trump amenaza a Panamá con quitarle la soberanía del canal, mientras tiene su vista puesta también en dos puertos cercanos y al peaje para cruzarlo.
El costo de utilizar el canal es “exorbitante”, según Trump. Pero Mulino le desmintió al decir que los peajes que pagan los estadounidenses por el uso del canal no llegan ni a 10 millones de dólares. “Tampoco es que el peaje está quebrando a la economía de Estados Unidos”, afirmó.
Para los consumidores de su país, estos costos no mueven la aguja de los precios de la mayoría de los productos. Expertos consultados por EL PAÍS consideran que le añade entre 0,5 y 10 centavos al precio de unas zapatillas o un celular.
Quitar las tarifas violaría el tratado de neutralidad
La batalla de las tarifas del canal comenzó el pasado lunes, un día después de la reunión de Rubio con Mulino, cuando Bloomberg publicó que Panamá había garantizado el tránsito gratuito de buques de guerra de EE UU. Pero no fue hasta el jueves, cuando el Departamento de Estado hizo el anuncio que la autoridad del canal lo desmintió.
Expertos indican que Panamá no puede regalar ese privilegio a ningún cliente por el Tratado de Neutralidad, firmado en 1977 entre Jimmy Carter y Omar Torrijos. Esas gestiones no fueron una transacción comercial, como afirmó Trump cuando dijo: “Lo vendimos por un dólar”, sino un proceso diplomático tenso y extenso, sellado con el tratado ratificado por el Senado de EE UU.
“Sería una discriminación que prohíbe dicho tratado”, dijo Omar Jaén Suárez, uno de los negociadores panameños del acuerdo histórico. “El fin al régimen de neutralidad del Canal de Panamá. Injustificable”, publicó el abogado Alonso Illueca en la red social X.
Trump suele criticar a Carter por eso, obviando el papel de la administración republicana de Richard Nixon en el acuerdo Tack-Kissinger de 1974. Firmado por el secretario de Estado Henry Kissinger y el canciller panameño Juan Antonio Tack, estableció una hoja de ruta para poner fin al control estadounidense en Panamá. Cuando Nixon renunció en agosto de ese año por el escándalo del Watergate, Kissinger continuó en el cargo con el sucesor, Gerald Ford.
En 1975, Kissinger avisó al nuevo presidente que debían avanzar con el tratado o habría dificultades con la operación de la vía, aislamiento para EE UU y “un gran revuelo” a nivel internacional. “Este no es un tema para enfrentar al mundo”, le dijo Kissinger a Ford. “Parece colonialismo puro”.
Entonces, EE UU quería garantizar la operación de la vía y puso como condición la neutralidad que impide tratos privilegiados. “Hacer una rebaja es violar la neutralidad”, dijo el exadministrador del canal, Jorge Luis Quijano, y aclaró que ningún Gobierno norteamericano se había quejado de los precios en los últimos 25 años, desde que Panamá recuperó la soberanía.
A Quijano también le sorprendió la ocurrencia de pedir pases gratis, cuando las embarcaciones militares de EE UU pagaban por cruzar durante la gestión estadounidense, y aún mantienen privilegios. Según registros de la ACP, la marina de guerra estadounidense pagó menos de dos millones de dólares al año en peajes entre los años 2015 y 2024, cuando el gasto militar del país supera los 800.000 millones. “Lo que pagan aquí no alcanza ni para costear lo que gastan en café en un año”, dijo una fuente del sector marítimo.
Definidas por una fórmula basada en el tipo de buque, la capacidad y el valor de la carga transportada, la tarifa para cruzar el canal suele tener ajustes y fue modificada en 2022. Sometida a consulta pública con navieras y otros clientes, representa el 0,5% del valor de la carga en el contenedor, lo que lo vuelve “muy rentable”, según la ACP.
“Cruzar por tierra entre las costas este y oeste de Estados Unidos cuesta mucho más que pasar por el canal”, dijo Quijano, quien trabajó desde la gestión estadounidense y hasta 2019. El “puente seco” en Norteamérica requiere 6.000 dólares por contenedor para trasladarlo, mientras que para cruzar por el canal las navieras cobran 4.500.
Trump agita el fantasma de China en el canal
Por otra parte, Trump también ha asegurado que China gestiona el canal, si bien esa tarea le corresponde a la ACP, cuya junta de asesores está presidida por un militar estadounidense. Sin embargo, el fantasma del gigante asiático parece ser una estrategia para obtener el control de dos puertos en la entrada y la salida del canal, que gestiona el 40% del tráfico de contenedores estadounidenses. La concesión es administrada desde 1997 por una empresa con sede en Hong Kong.
Inmediatamente después de la asunción de Trump, el Gobierno de Panamá anunció una auditoría a la filial local de la compañía, Panama Port Company (PPC). La intención, según el funcionario a cargo, es “garantizar el uso eficiente y transparente de los recursos públicos”. El contrato de concesión fue demandado por inconstitucional ante la justicia y lleva años siendo cuestionado por la falta de consulta pública, el poco retorno al país y privilegios como exoneraciones.
“La auditoría de este tipo de concesiones es absolutamente necesaria para verificar que se estén cumpliendo los términos de la concesión”, dijo el abogado Ramón Ricardo Arias. De probarse irregularidades o corrupción, Arias sostiene que la concesión podría cancelarse. Pero imposible hacerlo de “inmediato”, como exigió Rubio a Mulino en Panamá, de manera legal.
Mientras tanto, el presidente panameño trata de navegar en medio de la tempestad. Pese a su molestia por la información surgida de Washington sobre las tarifas, Mulino reconoció este jueves la importancia de la relación bilateral para su país. “La relación con Estados Unidos es buena”, aseguró “Es nuestro principal socio comercial y el principal usuario del canal. Es mi prioridad mantener esa relación”.