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Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

De Maduro a Gandhi

¿Es posible razonar con Maduro tras los resultados electorales de julio? Churchill le decía a Chamberlain que no se negocia con un tigre cuando tu cabeza está entre sus fauces

Nicolás Maduro, el pasado 15 de enero.
Nicolás Maduro, el pasado 15 de enero.Leonardo Fernandez Viloria (REUTERS)

Hace unas semanas escribimos sobre Jimmy Carter, su bondad y cómo se parecía a Gandhi en la forma de negociar y aproximarse a las personas.

Luego de los sucesos del 10 de enero en Caracas, la usurpación del poder, la posesión ilegal de Nicolás Maduro al no juramentarse ante la Asamblea, el secuestro de María Corina Machado, y la persecución de presos políticos, surge una pregunta: ¿cómo habría reaccionado Gandhi ante un personaje como Maduro?

El contexto siempre cuenta. Gandhi no era venezolano, aunque Maduro es percibido por el 93% de los venezolanos como un usurpador. Gandhi veía a los ingleses como intrusos (¿usurpadores?) en una colonia que debía ser libre, un objetivo que logró en 1947 gracias a la resistencia pacífica.

En 1939, Gandhi envió dos cartas a Hitler pidiéndole que no iniciara la guerra. Creía que toda violencia podía evitarse mediante la no violencia, y criticó a los aliados por confrontar a Hitler con las mismas armas que él usó para invadir Europa.

Muchos análisis concluyen que la no violencia no habría frenado a Hitler, dada su obsesiva sed de poder, su teoría del Lebensraum (espacio vital para los alemanes que él había designado que sería Rusia Occidental) y su carácter autocrático. Gandhi insistía en que, aunque tomaría décadas, al final prevalecería el bien.

Con Maduro llevamos casi tres lustros haciéndonos preguntas similares. Más elecciones, marchas, presos políticos, muertos y el descarado robo electoral del 28 de julio. Venezuela parece una Cuba 2.0 bajo el régimen del socialismo del siglo XXI, aunque en un contexto distinto (en Venezuela, pese a lo desentendida que era la clase dirigente respecto a la política, no había un Batista ni unos casinos manejados por la mafia norteamericana).

¿De qué lado tomamos partido: de Gandhi o de Churchill, Roosevelt y De Gaulle? En los últimos doce años, la pobreza en Venezuela ha alcanzado al 91% de los hogares. El PIB ha caído a casi la mitad en términos reales. La economía petrolera venezolana está por debajo de la colombiana, que nunca fue un modelo admirable. Un dato ilustra la crisis: la mortalidad materno infantil en Venezuela se ha duplicado desde 2006, situándose en niveles que Colombia tenía en 1985. ¿Es razonable que el 40% de los venezolanos —unos 12 millones— planeen emigrar, además de los 7,5 millones que ya lo han hecho?

En algunos círculos colombianos se propone que los venezolanos dialoguen entre ellos para resolver su crisis. Sin embargo, ¿es posible razonar con Maduro tras los resultados electorales de julio? Esto recuerda el Pacto de Múnich entre Chamberlain y Hitler, que se desmoronó con la invasión a Polonia (lo llamaron luego el pacto de la traición). Churchill le decía a Chamberlain que no se negocia con un tigre cuando tu cabeza está entre sus fauces.

¿Será María Corina la Gandhi venezolana que movilice la no violencia? ¿Habrá posibilidad de un acuerdo con la ONU tipo Arusha, como el que terminó la guerra civil en Ruanda? Sin una presión internacional fuerte, es claro que no habrá salida. Pero algún país debe liderar ese proceso. Nuestros hermanos venezolanos tienen derecho a vivir en democracia y prosperidad.

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