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María Corina Machado y Edmundo González entran en una nueva etapa de resistencia en Venezuela

El chavismo ha empujado a los dirigentes opositores que se mantienen en el país a una lucha clandestina para encarar una etapa de mayor autoritarismo el el nuevo mandato de Maduro

La opositora María Corina Machado, este jueves en Caracas durante una manifestación contra la toma de posesión de Nicolás Maduro.
La líder opositora, María Corina Machado, durante la protesta del pasado jueves en Caracas ante la nueva toma de posesión de Nicolás Maduro al frente de Venezuela.Associated Press/LaPresse (Associated Press/LaPresse)
Florantonia Singer

Hechos de madrugada, de forma articulada, pero sin firmas ni intención de ser un comunicado institucional, hace unas semanas comenzaron a aparecer en las fachadas de centros de votación en toda Venezuela grafitis con el mensaje: “Aquí ganó Edmundo”. Algunos fueron borrados con celeridad, como si el nombre representara una gran amenaza al poder. Pero más que una protesta aislada, una pintada de guerrilla callejera, se han convertido en otra señal de que la realidad política venezolana ha cambiado y que desde el 10 de enero, cuando Nicolás Maduro juró para un nuevo mandato, la lucha opositora entra en una nueva etapa, con sus líderes presos, desaparecidos, en el exilio y en la clandestinidad. Y con otras formas de resistencia que están por verse.

Edmundo González debería haberse juramentado, es la sensación que tienen muchos venezolanos. Y todo se ha logrado gracias a Corina Machado, la líder absoluta de la oposición, que ha catapultado la figura del diplomático de carrera, que antes de la campaña de las elecciones de julio era un desconocido.

El Gobierno de Maduro que comienza ahora, tras tomar posesión sin haber mostrado las actas electorales, que daban la victoria a González, según la oposición y organizaciones internacionales de verificación, también es distinto. Se ha deshecho totalmente de la justificación institucional, de la legitimidad y del apoyo popular y no puede bajar la guardia porque en todos lados ve conspiraciones. El callejón sin salida al que el chavismo ha llevado a Venezuela es el de permanecer en el poder a cualquier precio, después de varios años de intentar hacer oposición desde la política de partidos hasta finalmente estrellarse contra un régimen autoritario.

En casi dos décadas de pulso político en el país, varias generaciones de opositores han jugado en distintos frentes. Contra el chavismo han debatido en el Parlamento y han intentado revocatorios de sus mandatos; se han movilizado en las calles de forma masiva en contra de los atropellos institucionales de los últimos años. Los antichavistas han resistido la represión y el encarcelamiento. Se ha ido a varios procesos de diálogo y negociación. En República Dominicana, Barbados, México. Los opositores han tratado de aislar a Maduro con la abstención y también han peleado espacios en cargos regionales y locales; se han dividido y se han vuelto a unir con fragilidades. Han visto al chavismo acabar políticamente con varios de sus líderes.

En 2019, desafiaron a Maduro al lograr un amplio reconocimiento internacional del Gobierno paralelo de Juan Guaidó, con el que se comenzó a dinamitar su legitimidad, una apuesta que fracasó. Algunos sectores han aupado alzamientos militares. Han hecho pulso en instancias internacionales y la organización ciudadana levantó músculo para documentar todas las violaciones de derechos humanos con las que se podría juzgar a Maduro por crímenes de lesa humanidad. La oposición también ha ganado elecciones.

Ahora, Maduro se ha proclamado de espaldas a la Constitución para un tercer mandato. Se sostiene por del poder de las armas. La líder opositora, María Corina Machado, ha explicado los próximos pasos a seguir: “Haremos lo que sea necesario para restituir la Constitución”. El Gobierno desplegó aviones artillados, cerró el espacio aéreo y las fronteras para evitar el regreso de Edmundo González, por lo que la lucha opositora se ha replegado para volver a intentar forzar la transición. Dirigentes como Juan Pablo Guanipa, que acompañó el jueves a Machado en su aparición en las calles tras meses en la clandestinidad, lo ha dicho antes y después de la concentración. Están claros que el 10 de enero no era el fin del camino.

La oposición pasa a una etapa de resistencia pacífica en la que los códigos de la lucha son otros. Guanipa ha escapado varias veces de persecuciones policiales encabezadas por agentes encapuchados que han intentado detenerlo, como han hecho como decenas de dirigentes antes y, con más violencia, después del 28 de julio. Este es el escenario en el que la oposición todavía se mantiene en el juego.

Esta semana, tras marcharse de la manifestación contra la toma de posesión de Maduro, la líder opositora fue interceptada violentamente por unos policías que la montaron a la fuerza en otra moto con la intención de detenerla y después la obligaron a grabar un vídeo, según ha contado. Sin más explicaciones, la liberaron.

Este suceso marca un hito en las formas del chavismo y puede que también fisuras. La oposición se pregunta si al interior del chavismo hubo una discusión sobre las consecuencias de apresarla. “Maduro se robó unas elecciones. Todos los poderes están avalando el robo de la elección y la amenaza de reformar la Constitución es una manera de proscribir la oposición y eliminar la posibilidad de una salida democrática. A la oposición le toca hacer política desde la clandestinidad”, advierte la politóloga María Puerta, profesora de Ciencias Políticas en el Valencia College de Florida, Estados Unidos.

Maduro ahora está más aislado del mundo y a nivel interno también, lo que solo profundizará el rechazo popular que afronta. “Podrá sobrevivir mientras los militares decidan tenerlo en el poder”, añade Puerta. “Para la oposición esto implica un cambio de estrategia. No se va a poder hacer oposición por redes sociales. Un líder político tiene que preservarse y la gente está acostumbrada a verlo constantemente. Eso no va a ser posible en esta nueva etapa”. Salir a la calle a protestar tampoco va a forzar un cambio de régimen, continúa Puerta su explicación.

Para la especialista, la dupla dirigente de la oposición con Edmundo González fuera del país (exiliado en España) es una ventaja, pues se convierte en un puente con el mundo exterior en un posible escenario de mayor cerco diplomático y económico al país. Obtener el reconocimiento como presidente de forma extendida quizás sea el derrotero más difícil de alcanzar, luego de lo ocurrido con Juan Guaidó. La respuesta que tuvo la movilización del jueves, sin embargo, concurrida y desafiante en medio de un país militarizado, muestra que la población que quiere un cambio político se está preparando para la Venezuela que viene.

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