El Gobierno cubano envía arroz y leche para aplacar las protestas, pero sigue el descontento
Por el momento no hay confirmación del número de detenidos por las protestas del domingo que sacaron a una multitud de cubanos a la calle gritando: “hambre”, “corriente” y “libertad”
La capital de Santiago de Cuba amaneció “tranquila”. Es lo que dicen algunos santiagueros en conversación con EL PAÍS, luego de que el Gobierno cubano aplacara las multitudinarias protestas que comenzaron el domingo en la Avenida de Carretera del Morro de la ciudad y se extendieron a varias provincias del país. A los cientos de personas que gritaban “hambre”, el Gobierno respondió enviando camiones con alimentos a la bodega ubicada en Carretera del Morro y Gasómetro. La primera secretaria del Partido Comunista en esa provincia, Beatriz Johnson Urrutia, dijo que de inmediato entregarían arroz y azúcar a la población.
“Esos supuestos camiones que llegaron no significan que van a empezar a vender a la población arroz, azúcar o leche. Ellos solo están repartiendo ahora el arroz y el azúcar del mes que no ha llegado, la leche de los niños que no le han dado”, dice una cubana residente en Santiago de Cuba que pidió permanecer en el anonimato. Por lo demás, cuenta que todo está en calma. “Por aquí todo tranquilo, como de costumbre”, asegura. “Tumbaron la corriente anoche y, con la oscuridad en las calles, no quedó de otra que recogerse”. También dice que la ciudad ha estado este lunes custodiada por varias patrullas policiales y agentes de la seguridad del Estado.
A pesar de que en la capital santiaguera parecen haberse aplacado las protestas, varios videos en redes sociales muestran que este lunes habitantes del poblado de El Cobre, también en Santiago de Cuba, llegaron hasta la sede policial gritando “libertad”, y exigiendo la liberación de las personas detenidas el domingo. Una fuente declaró a EL PAÍS que los poblados de La Coloma y El Cayuco también salieron a las calles este lunes. A causa de los constantes cortes de datos móviles y el difícil acceso a internet, se hace imposible verificar o registrar los acontecimientos desde la isla.
Despliegue militar y detenciones ante el descontento
Hasta la madrugada del 18 de marzo, se registraron réplicas de las protestas callejeras en varios municipios del país. En Bayamo, una de las ciudades con más peso histórico, donde nació el himno nacional y cuyos habitantes le prendieron fuego a modo de resistencia contra la ocupación española, los cubanos salieron a cantar, y el Gobierno les respondió con represión. Varios videos muestran a agentes de la policía golpeando a los ciudadanos que corrían para no ser detenidos, y el despliegue de militares de las Fuerzas Especiales (Avispas Negras) para apagar las manifestaciones.
Casi a la medianoche del domingo, el pueblo de Cárdenas, en el occidente de la isla, ya se había sumado a las protestas sonando cazuelas y en medio de un apagón de varias horas. Varios jóvenes y madres con niños en brazos caminaban por la barriada de Santa Marta mientras también salían a las calles en Alquízar y San Antonio de los Baños. Fuera del país, los cubanos exiliados se manifestaron de manera conjunta desde el mítico restaurante Versailles de Miami hasta la sede de la embajada cubana en Montevideo, Uruguay.
La jornada ha recordado las históricas protestas del 11 y 12 de julio de 2021 en toda Cuba, donde miles de cubanos se lanzaron a las calles, las primeras de esa magnitud desde el triunfo de la Revolución.
Como sucedió hace tres años, el Gobierno cubano recurrió a la represión policial para apagar las protestas. A las organizaciones que de manera independiente registran las cifras de detenidos en Cuba, les ha sido difícil documentar todos los arrestos. Los grupos Cubalex y Justicia 11J han podido confirmar la identidad de al menos cuatro personas que fueron detenidas de manera “violenta”, algunos de ellos en paradero desconocido.
El domingo, el presidente cubano, Miguel Díaz-Canel, reconoció en X (antes Twitter) que varias personas habían “expresado su inconformidad con la situación del servicio eléctrico y la distribución de alimentos”, y dijo que ante este panorama, la disposición de las autoridades era “atender los reclamos” del pueblo. Este lunes, el gobernante culpó a los “políticos mediocres y terroristas” del sur de la Florida de ser los responsables de “calentar las calles de Cuba”. Luego agregó: “Se quedaron con las ganas”, presumiendo de la manera eficaz que tuvieron para detener las manifestaciones en el país.
En esa misma línea, el vicecanciller Carlos Fernández de Cossío dijo que las protestas eran un “intento desesperado por parte de Estados Unidos de desestabilizar a Cuba”. Desde el Gobierno, esa es la justificación que también ha dado el canciller, Bruno Rodríguez, quien afirmó que si a Estados Unidos “le preocupara el bienestar del pueblo cubano” levantaría el “bloqueo” económico y “sacaría a Cuba de la lista de supuestos patrocinadores del terrorismo”.
Pero aunque los manifestantes que salieron el domingo a las calles acabaron gritando “libertad”, las primeras exigencias de las protestas comenzaron siendo de “comida” y “corriente”, en un momento en que incluso el propio Gobierno ha tenido que reconocer la crisis económica que atraviesa el país, solo comparada con la de inicio de los años noventa, durante el periodo especial. Hoy los cubanos padecen las largas horas sin luz eléctrica, el poco abastecimiento de comida, la falta de insumos médicos, una situación que solo parece empeorar.
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