Margarita Aravena: “La mejor política contra la deserción es ir a buscar al niño a su casa”
La directora de la Oficina de Chile de la OEI, aboga por una conexión universal y programas individualizados para enganchar a los alumnos a la lectura y pone en jaque las formas de calificar en el continente. “Al profesor hay que pagarle más y darle más tiempo”, sentencia
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Si Margarita Aravena (Santiago de Chile, 55) pudiera diseñar los sistemas educativos de América Latina, se parecerían muy poco a los actuales. Conexión universal en las escuelas, profesores mejor pagados (”y más reconocidos”), padres que ayudan a fomentar la lectura en las casas y niños que sean evaluados mediante un sistema formativo y no numérico. “Creo que hacia ahí va la educación del futuro”, explica la directora de la Oficina de Chile de la Organización de Estados Iberoamericanos para la Educación, la Ciencia y la Cultura (OEI). Sonriente y minutos después de su ponencia en el Global Education Forum (GEF), organizado por Qatar Foundation y la Universidad Camilo José Cela, la chilena explica paso a paso por qué su optimismo, tiene muy poco de utopía. “Ayer fue la pandemia, hoy es la inteligencia artificial… Tenemos que educar a los niños con criterio”.
Académica en la Universidad Andrés Bello e investigadora del Grupo de Investigación de la Universidad de Alcalá de Henares (Madrid), Aravena habla sin miedo de darle la vuelta a los sistemas de evaluación y de poner en valor al profesor que, en la región, “ya no da más”: “Hay que buscar estrategias concretas entre todos, porque el día de mañana no van a haber profesores en la región. Ya los jóvenes no quieren dedicarse a ello. La figura del docente no está puesta en valor”.
Pregunta. ¿Los sistemas de educación híbridos vinieron para quedarse?
Respuesta. Yo creo que sí. Nada va a ser mejor que una presencialidad para desarrollar competencias y habilidades en los niños, pero creo que los modelos híbridos son súper importantes como un complemento para generar habilidades para el siglo XXI. Y pueden llegar a todo rincón, a las zonas rurales… De acuerdo a los datos de PISA, el 50% de los hogares tienen conexión y un computador en casa y en los contextos más desfavorecidos es un 29%. Nosotros tenemos que tratar de llegar a ese otro porcentaje. En América Latina debería existir una conexión universal para la educación; de esa manera podríamos llegar a todos los rincones. Los modelos híbridos vinieron para quedarse pero primero necesitamos tener la infraestructura. Y después, creo que es súper importante capacitar a los profesores. Todavía hay profesores que si bien se manejan con la tecnología, aún les faltan mucho más recursos para trabajar. Y eso va a tomar tiempo… Y, después de la pandemia, cuando se tuvo que adaptar de manera impositiva, el profesor está cansado. El profesor de la región de primaria y secundaria no puede más.
P. Después de la pandemia, ha habido varias manifestaciones de profesorado en América Latina: en Uruguay, República Dominicana, Perú… ¿Cómo se puede poner en valor el trabajo de los docentes?
R. Es difícil. El profesor hizo más de lo que debía en la pandemia. Además de enseñar las habilidades cognitivas, tuvo que dar alimentos, entregar tareas a casas… Es un profesor muy cansado y al que la sociedad no ha valorado. Hay que empoderarlos y capacitarlos fuera de sus periodos de descanso. Sí, hay que hablar de desarrollar habilidades, también tenemos que parar. Si me lo preguntas a mí, yo te lo digo claro: tenemos que parar. Y hay que aumentarles el salario.
P. En la pandemia también hemos visto lo fundamental que es el rol de los docentes y, sin embargo, el estatus de un profesor no tiene nada que ver con el de un médico…
R. Sí y hace falta un cambio de mentalidad. Por eso hay que buscar estrategias concretas entre todos, porque el día de mañana no van a haber profesores en la región. Ya los jóvenes no quieren ser profesores, por lo menos en Chile vamos a tener falta de profesores de matemática. Y se está traspasando a la región, no solamente a nuestro país.
P. Usted ha estudiado mucho sobre cómo incentivar la lectura. ¿Leen menos los alumnos latinoamericanos que en otras regiones?
R. Desde acuerdo a las estadísticas, sí. Un rotundo sí. De hecho, el porcentaje de nuestros estudiantes con respecto a la creatividad es bajísimo. Nosotros tenemos varias iniciativas… Vamos a trabajar en la construcción de cuentos y cómics y la idea es que los niños construyan sus propias producciones y regalar bibliotecas a las escuelas premiadas. Pero esta labor tiene que ser conjunta: de políticas públicas y de trabajo de los padres.
P. Una de las políticas que se adoptaron después de la pandemia, fue flexibilizar los métodos de evaluación y las calificaciones. ¿Existen alternativas de evaluación que promuevan el pensamiento crítico y que no sean un parche?
R. Creo que en tiempos de pandemia no debería existir una evaluación sumativa; todos deberíamos haberlo evaluado formativamente y desde ahí fomentamos el aprender.
P. Es más, creo que hay muchas actividades y tareas que no se deben calificar cuantitativamente. Hay que hacerlas, hay que monitorear, pero sólo hay que evaluarlas formativamente. La necesidad de puntuar es un problema de la región que yo he visto como profesora. La mayoría de los profesores lo quieren calificar todo porque dicen que si no el niño no quiere hacer nada. Finlandia tiene una evolución formativa hasta los 12 años y yo, la verdad, si pudiera lo haría a lo largo de toda la formación.
R. ¿Y estas alternativas se enseñan en las carreras universitarias de magisterio?
P. Sí, pero ¿qué pasa? Que ellos dicen que cuando llegan a la escuela les obligan a continuar con la evaluación sumativa. Es el mismo sistema. Llegan a la escuela y se los come el sistema. Hacer ese cambio va a costar mucho; con los profesores y con los padres. Pero ese es uno de los cambios del futuro.
P. Actualmente, según datos del Banco Mundial y Unicef, hay 15 millones de niños y adolescentes que no van al colegio. Que las familias sin recursos matriculen a sus hijos a cambio de una dotación económica es una de las iniciativas aplaudidas por expertos. ¿Hay otras?
R. Yo sé que en el caso de México es donde principalmente se les da este aporte. En el caso chileno no se da ese aporte, pero se les garantizan la alimentación. Eso suele hacer que las tasas se mantengan. La mejor política contra la deserción es ir a buscar al niño a su casa. Es muchísimo trabajo pero es muy efectivo. Esto se ha hecho en España, que van con la Policía, y lo hemos hecho en Chile, pero yendo con los profesores. Buscar adultos más allá del padre y la madre, sino tutores que pueden ser de cualquier rama, incluso famosos, que ayuden a que los niños vayan a clase; a que lean.
P. Cuando se habla de género, las brechas se multiplican. Según la Unesco, menos de una cuarta parte de los estudiantes de ingeniería, industria y construcción son mujeres. Ellas dejan antes la educación secundaria para atender las tareas del hogar. Y, de las que estudian y logran varios títulos, no acaban en los puestos de poder. ¿Por qué el cambio es tan lento?
R. Nosotros empezamos muy tarde con el tema género. Países como Noruega, Islandia o Suecia son países donde la mujer está muy empoderada. Pero son países que desde el año 1800 ya tienen organizaciones que trabajaban en las políticas públicas para la mujer. Hacen falta políticas públicas para empoderar a las mujeres de la recesión. Pero no ha sido un tema sencillo…
P. En el mundo de las redes sociales, inteligencia artificial e inmediatez, ¿cómo se le baja la velocidad a la educación? ¿cómo se preparan para nuevos trabajos?
R. Yo por lo menos estoy de acuerdo con la inteligencia artificial, sobre todo en lo que te puede aportar. Lo que sí creo es que tenemos que preparar a nuestros niños, a los jóvenes desde la niñez con todo este tema. Hay que fomentar un pensamiento crítico desde que son pequeños. Hay que usar herramientas como el Chat GPT pero es ahí donde entra el profesor; el que tiene que poner los criterios.
P. Estos días publicaba el Banco Mundial un informe que uno de cada cinco afrodescendientes en América Latina abandona la escuela antes de completar la primaria. ¿Por qué la educación en Latinoamérica es tan elitista y segregante?
R. Se tienen que hacer seguimientos muy específicos niño a niño, incluso con inteligencia artificial. Toca hacer un trabajo bien individualizado. Y no es que toque aportar más recursos, sino que es más de coordinación público-privadas y de darle un rol más importante a los municipios. Yo soy positiva, creo que en el futuro vamos a ser mejores personas y más felices.