Diez consejos prácticos para vivir con más respeto al medio ambiente
América Futura propone un decálogo para tomar conciencia, cuidar el Planeta y mejorar nuestro día a día
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La inquietud para combatir el cambio climático está compuesta de una mezcla de pequeñas y grandes acciones: mientras los líderes mundiales negocian con más o menos éxito cómo combatir el calentamiento global y los gobiernos y empresas buscan la manera de asumir compromisos que ayuden a reducir las emisiones, muchos ciudadanos nos preguntamos qué acciones podemos tomar como consumidores para proteger el Planeta. Pero no sabemos bien cómo empezar a tener hábitos más amigables con el entorno.
América Futura propone esta guía de pequeñas acciones cotidianas para tomar conciencia y cuidar el medio ambiente:
1. Separar los residuos
Si bien sabemos que en el mundo hay muchas personas que lo hacen o están obligadas a hacerlo por las políticas de Estado, hay aún muchos países de América Latina donde separar en origen es una elección personal. La incorrecta gestión de residuos es considerada una de las causas del calentamiento global, por lo que tener en casa tres cestos es clave. Uno para los reciclables, otro para la composta, y un tercero para el descarte.
2. Hacer compostaje
El compostaje es un proceso natural para tratar parte de nuestros desechos orgánicos diarios. En un promedio de tres meses, logramos transformar residuos en tierra fértil. Aquí explicamos cómo hacerlo:
- Definir dónde. Depende de dónde vivamos. Si es una casa, podemos armarlo en la tierra. En un departamento, será necesario una compostera de balcón.
- Hay que comenzar separando los residuos orgánicos de origen vegetal, como restos de frutas, verduras e infusiones (yerba, té o café). No carne animal. Un consejo: Evita poner ajo, cebolla o cítricos en exceso ya que pueden generar mucha acidez a la composta y por su efecto bactericida tardan mucho en ser compostados.
- Realizar un sistema de capas con residuos secos como tierra seca, pasto seco o cartón o papel sin tinta. Es importante lograr el equilibrio en la humedad de la composta y que se oxigene. Es clave taparla para evitar roedores.
- Una vez llena la compostera, la dejamos reposar de dos a tres meses para se descomponga. Importante separar los lixiviados, los famosos “jugos” que genera la descomposición de los residuos orgánicos, que, reducidos con agua, funcionan como un gran fertilizante de suelos y plantas.
3. Desplastificar nuestros días
Otro consejo es evitar los plásticos. Cada minuto, en el mundo se usan 500.000 millones de bolsas que muchas veces acaban contaminando ecosistemas. Solo en los océanos hay más de 140 millones de toneladas de fragmentos de plástico. Para combatir esta tendencia, podemos pensar en dos acciones relativamente sencillas:
- No usar plásticos de un solo uso, que representan el 40% del total de plásticos producidos y, en general, no son reciclados. El plástico tarda entre 150 y 500 años en desintegrarse, mientras que su tiempo de vida útil es de no más de 30 minutos.
- Adiós a los envases. Se puede comprar a granel, disminuir el consumo de botellas de plástico, papel film....
- Con los que no podamos dejar de consumir, se pueden realizar botellas de amor (insertar los envases plásticos transparentes -no los metalizados- y films en botellas de plástico) para entregar en puntos verdes que las reciban.
4. Reducir el consumo de energía
Uno de los grandes desafíos de nuestras sociedades es la transición energética, es decir, como mutar de una matriz basada mayoritariamente en combustibles fósiles (petróleo y gas) hacia las energías renovables (sol, viento o agua, por ejemplo). Como bien dice su nombre, se trata de una transición. Por eso, es clave pensar cómo ir cambiando nuestra manera de consumir energía. Algunos primeros pasos pueden ser:
- Utilizar transporte público y menos automóvil.
- Reducir el consumo de energía eléctrica.
- Aprovechar la luz del día y utilizar lámparas led.
- Tener cuidado con el consumo vampiro. Esto quiere decir que no hay que dejar artefactos enchufados que no se estén usando.
- Analizar cómo transicionar a renovables.
5. Uso responsable de agua
Casi tres cuartas partes de nuestro cuerpo son agua, y la misma proporción se repite en el planeta: el agua cubre un 70% de la superficie del mundo, pero solo un 3% es dulce y apta para consumo. Del 3% mencionado, alrededor de un 2% se encuentra en glaciares y napas subterráneas muy profundas y de difícil acceso. Por tanto, solo contamos con el 1% para abastecer a los más de 7.700 millones de habitantes del mundo. Con estas cifras queda clarísimo por qué debemos cuidarla. Algunas acciones que podemos tomar para ello son:
- No cepillarse los dientes con la canilla abierta.
- No darse baños de inmersión.
- Evitar hacer lavados con poca ropa en el lavarropas.
- No dejar correr el agua mientras lavamos platos.
- Evitar uso de manguera al baldear.
- Revisar posibles pérdidas en canillas.
- Elegir productos que tengan una menor huella hídrica, es decir, que usen la menor cantidad de agua posible para su proceso de producción.
6. Consumo local y soberano
Al promover comercios locales, reducimos la huella de carbono. Y al consumir frutas y verduras agroecológicas apostamos por emprendimientos que reemplazan agroquímicos y pesticidas por bioinsumos y semillas transgénicas por orgánicas.
7. Productos de cuidado personal ecológico
Es clave utilizar productos de cuidado personal libres de crueldad animal o sin ciertos conservantes o ingredientes que terminen dañando la fauna marina, como los parabenos. Por eso, cada vez son más las personas que optan por pasarse al champú sólido, al cepillo de bambú o a productos de higiene y belleza naturales como la crema de enjuague o acondicionador, el desodorante o la pasta dental.
Para la menstruación, encontramos alternativas como las copas, las toallas de tela y bombacha menstrual. Las toallitas descartables o tampones tradicionales tardan 500 años en degradarse y generan miles de toneladas de residuos.
8. Limpiar la casa con productos naturales
Hay muchos emprendimientos de detergentes sólidos para lavar los platos, esponjas vegetales, y productos para lavar la ropa de manera natural. Y también hay recetas que se pueden hacer en las casas, como limpiadores de grasa a base de limón y bicarbonato. También se pueden cambiar las típicas esponjas de goma espuma por esponjas de yute o las esponjas naturales de Luffa.
9. Reducir el uso del papel
La producción de papel es una de las actividades industriales con mayor impacto negativo para el medio ambiente. Su proceso de fabricación, distribución y consumo implica la sobreexplotación de recursos naturales que son nocivos para la naturaleza.
¿Qué alternativas hay?
- Papel de caña de azúcar. El bagazo es la materia que queda luego de que a la caña de azúcar se le extrae el jugo azucarado. Esos restos poseen una gran cantidad de fibras que pueden ser utilizadas para producir papel.
- Usar papel reciclado y no imprimir al menos que sea imprescindible.
10. Conectar con la naturaleza
En inglés llaman ‘earthing’. Se trata del acto de conectar con la naturaleza. Por ejemplo, caminar con los pies descalzos en la tierra. ¿Cómo lo logramos? Dentro de la rutina, buscar momentos para respirar entre árboles, meternos al mar o lagos.
Además de generar beneficios a la salud como disminuir los niveles de estrés, mejorar la circulación, el sueño o regular el sistema nervioso, con estas acciones haremos un clic ambiental. Varios aspectos de nuestra vida se verán afectados para mejor y notaremos los resultados en nuestro día a día. El poder está en nuestras manos.
*De yapa:
No olviden reclamar más y mejores derechos y leyes, tanto locales como normativas internacionales para proteger nuestra casa común que es el Planeta. Los grandes cambios paradigmáticos a nivel derechos siempre se dan de abajo hacia arriba. El poder está en nuestras manos.