Diego Garzón y Juan Ricardo Rincón, la dupla que democratizó el mercado artístico nacional con la Feria del Millón
Detrás de una de las vitrinas más exitosas de arte emergente en Colombia están dos bogotanos que se juntaron hace 12 años en una bodega para crear un espacio informal. Esta experiencia los ha avalado para dirigir una nueva bienal de arte en Bogotá
Diego Garzón (Bogotá, 50 años) y Juan Ricardo Rincón (Bogotá, 39 años) son primos en segundo grado de consanguinidad a los que el arte unió en primer grado de afinidad. Juntos dirigen la Feria del Millón, un evento que nació en octubre de 2013 y que se ha convertido en una cita obligada de la movida artística nacional. Cada año reciben entre 800 y 1.200 postulaciones de nuevos creadores que buscan dar a conocer y vender sus obras a precios asequibles. A la fecha, han mostrado el trabajo de más de 2.350 de ellos.
Su historia comenzó en mayo de 2013, en un almuerzo familiar en el que se sentaron a charlar sobre su cercanía con el arte, que cada uno ya había explorado a su manera: Garzón, como periodista y escritor –es autor de libro De lo que somos: 110 obras para acercarse al arte contemporáneo colombiano–, y Rincón, como arquitecto con un posgrado en arte y tecnología, y profesor universitario en Estados Unidos.
La conversación continuó a las pocas semanas en una gigantesca bodega en la zona de Puente Aranda, en Bogotá, que Rincón estaba remodelando y que se terminó llamando Centro Creativo Textura. Fue allí donde surgió la inspiración para crear la feria. “Recuerdo que se organizó una entrega de tesis de la Facultad de Artes Plásticas de la Universidad Nacional en esa bodega vacía, en donde solo había pinturas, esculturas y fotografías, sin ningún adorno ni diseño especial. Allí llegaron los artistas con sus papás, sus hermanos y sus amigos, en un ambiente relajado en donde todos hablaban y hasta ‘negociaban’ las obras, aunque no tuvieran precio”, cuenta Garzón, quien es actualmente gerente de No Ficción de la Editorial Planeta.
Este evento, casi improvisado, era muy similar al formato que ambos estaban soñando: una feria informal y fácil de recorrer, en la que el valor de las obras no fuera mayor a un millón de pesos, y en la que artistas y compradores hablaran directamente. Cinco meses después, en octubre de 2013, se organizó la primera edición de la Feria del Millón. Garzón y Rincón recuerdan que la llamaron así después de descartar nombres “rimbombantes” y pensando siempre en una denominación corta y clara.
Pasar del sueño a su materialización no fue fácil. “La primera feria se hizo con las uñas y gracias a muchos favores. El primer apoyo importante fue el de Henry y Ray Nasser, propietarios del Centro Creativo Textura, quienes nos dejaron hacer el evento allí sin cobrarnos por el arriendo”, recuerda Rincón, director hoy de la firma Taller Paralelo Arquitectos.
Lo que siguió fue contactar a las facultades de arte de la ciudad para motivar a estudiantes y recién graduados a participar en la iniciativa. Recibieron más de 400 postulaciones mediante una convocatoria realizada por correo electrónico, en la que se pedía nombre, cédula y una pequeña reseña de los proyectos postulados, acompañada de fotos. Tras una preselección inicial, las mejores propuestas fueron evaluadas con la ayuda de los ojos calificados y expertos del curador Jaime Cerón y la gestora cultural Inés Elvira Morales. Finalmente se seleccionaron alrededor de 50 obras para esa primera edición.
Paralelamente y aprovechando la cercanía de Garzón con los periodistas, inundaron las salas de redacción de periódicos, revistas, canales de televisión y emisoras de radio con comunicados de prensa sobre la naciente Feria del Millón. También hicieron llamadas a todos sus contactos y hasta repartieron volantes para asegurarse de que todo el que quisiera los acompañara en su gesta.
El resultado no pudo ser mejor: no solo tuvieron lleno completo durante los tres días de la feria, fueron tema de conversación en todos los medios y vendieron más obras de arte de las que esperaban, sino que también abrieron una puerta importante para cientos de artistas nuevos que hasta entonces no imaginaban pisar con sus obras un recinto ferial.
Desde entonces han honrado el formato de la feria y lo han repetido durante 12 años, con mejoras necesarias y continuas en todos los procesos –desde la convocatoria de los artistas hasta la forma de cobrar por las obras–, y siempre teniendo en claro que sin los patrocinios y el apoyo de la empresa privada no podrían operar.
La Feria del Millón ha recorrido distintos puntos de la ciudad. Las primeras seis versiones tuvieron lugar en el Centro Creativo Textura. También estuvieron dos años en el Hospital San Juan de Dios y dos años en el Bronx; uno presencial y el otro virtual, en plena pandemia. En el 2022 se instalaron en la Plaza de Toros y el Planetario de Bogotá. En el 2023 llegaron a un edificio en el que funcionaron las oficinas de la firma Oxy y en el 2024 inauguraron el Centro Felicidad de Chapinero. Además, se han realizado versiones en Barranquilla, Medellín y Cali, y dos ediciones especiales en Ciudad de México y Nueva York.
En enero de este año, pensando en nuevas ideas para impulsar la democratización del arte en la ciudad, se imaginaron un ambicioso proyecto que pusiera a Bogotá al nivel de las grandes capitales del mundo. Su visión coincidió con la de la Secretaría de Cultura, que ya tenía una propuesta para realizar en 2025 la Bienal Internacional de Arte y Ciudad en Bogotá.
Garzón y Rincón fueron nombrados codirectores de esta iniciativa, que llevará el arte más allá de los museos, a espacios públicos no convencionales como las plazas, los parques y las calles, con una curaduría de primer nivel. Saben que haber sido elegidos para liderar esta bienal no solo es una responsabilidad enorme, sino también un espaldarazo al trabajo que han hecho en los últimos 12 años y a ese millón de razones que los han llevado a impulsar el arte emergente en Colombia.
*Apoyan Ecopetrol, Movistar, Fundación Corona, Indra, Bavaria y Colsubsidio.
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