Ir al contenido
_
_
_
_
GUSTAVO PETRO
Columna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las columnas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

¿En quién confía Petro?

El presidente no cree en los medios serios, a pesar de que las investigaciones; no confía en los compañeros de gobierno que osan criticarlo, así ellos tengan razón; no confía en los colombianos, pues en general a todos nos trata como si fuéramos tontos

Juan Pablo Calvás

¿En quién confía el presidente Gustavo Petro? Cada vez con mayor frecuencia me hago esa pregunta y me cuesta llegar a una respuesta. Tal vez porque no parece evidente que el presidente confíe en alguien. Tal vez porque aquellos que parecen dignos de su confianza no son necesariamente las personas confiables y transparentes que deberían acompañar a un jefe de Estado en la misión de llevar las riendas de un país. Tal vez porque muchas veces Petro desconfía de aquellos en quienes debería confiar.

Comencemos por lo esencial: un gobierno correcto, es decir, un gobierno que realmente sea capaz de interpretar la misión democrática de administrar un país, debería ser garante de confianza para una gran porción de la población. Claro que dicho gobierno podrá tener buenos y malos momentos, buenas y malas ideas, pero en líneas generales la construcción de país va de la mano de las certezas que se le pueden dar a un ciudadano y sobre todo de la contante intención de ir sembrando hitos que permitan sentir que no se está a la deriva.

Lamentablemente, para nosotros en Colombia, el actual gobierno no se ha hecho merecedor de tal confianza. Y aquí debo aclarar que una cosa es confianza y otra cosa es popularidad. Porque no hay duda de que una gran porción del país, víctima de la extrema desigualdad en la que vivimos, aprecia al presidente Petro y a su gobierno porque este ha logrado construir un discurso basado en esa necesaria búsqueda de cerrar la brecha que existe entre los que todo lo tienen y los que apenas logran conseguir sobrevivir. Ese afecto popular es innegable. Pero que la gente lo quiera, no significa que haya confianza.

Basta con el ejemplo de lo que viene pasando con el sistema de salud para comprender que el mejor intencionado no necesariamente es aquel en quien se puede confiar. Porque un gobierno confiable no habría permitido la debacle que se viene viviendo por la crisis financiera del sistema de salud, convirtiendo esta en su mejor argumento para promover una reforma. Un gobierno digno de confianza habría mantenido a flote con óptimos niveles de calidad el sistema emproblemado, mientras en paralelo gestionaba una propuesta que de manera clara hiciera aún mejor la atención de los pacientes en todo el territorio nacional. En pocas palabras: un gobierno confiable es el que administra con responsabilidad las urgencias de su país, al paso que propone y gestiona ideas novedosas para que ese mismo país pueda llevar una vida mejor.

Pero volvamos al asunto: ¿en quién confía el presidente? La respuesta es angustiante porque va desde el cuestionable Ricardo Roa, presidente de Ecopetrol; el preso Olmedo López, por el robo que ya se sabe; el ministro Armando Benedetti, de quien todos sospechan; Luis Eduardo Llinás, el hombre que dirigía un organismo de inteligencia que convirtieron en oficina de extorsiones; y, si queremos ser extremos, el ELN y demás bandas delincuenciales a las que se les brindan beneficios a cambio de nada. ¿Será que hay un problema de juicio?

Enumerando algunos de aquellos en quienes no confía el presidente tal vez se pueda responder esa pregunta: el presidente no cree en los medios de comunicación serios, a pesar de que las investigaciones y denuncias que hacen resultan ciertas; no confía en los compañeros de gobierno que osan criticarlo, así ellos tengan razón; no confía en los colombianos, pues en general a todos nos trata como si fuéramos tontos. Así es difícil, muy difícil, confiar en quien no sabe hacerlo.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

¿Tienes una suscripción de empresa? Accede aquí para contratar más cuentas.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Rellena tu nombre y apellido para comentarcompletar datos

Más información

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_