Ir al contenido

La caída de la natalidad en Colombia abre otro frente entre los sectores antiabortistas y progresistas en la política

La contracción de los nacimientos propicia a los políticos autodenominados ‘provida’ a alertar de una “extinción” del país, mientras que las feministas denuncian una “persecución” contra sus derechos reproductivos

Los datos son claros: los nacimientos en Colombia han caído a mínimos históricos. El Departamento Administrativo Nacional de Estadísticas (DANE) reveló esta semana que en 2024 se contabilizaron 453.901 nacimientos, un 12% menos que en 2023 y un 31,1% menos que en 2015. Es la cifra anual más baja desde que comenzaron los registros, en 1998. El dato le ha dado munición a los sectores conservadores y antiaborto en el Congreso, que a mediados de septiembre celebraron la Convención Provida 2025, en la que los invitados defendieron “la vida desde la concepción” y alertaron de “la extinción de Colombia”. Los sectores progresistas calificaron la cumbre de ser una “persecución” contra los derechos reproductivos de las mujeres. El viejo debate vuelve a la palestra política, ahora con otro frente.

Los pasados días 17 y 18 de septiembre el Capitolio Nacional acogió la segunda edición de la Cumbre Provida. El Senado la describe en su página web como una cita en la que se reunieron congresistas y expertos frente a un propósito: “Responder al desafío demográfico que atraviesa Colombia”. Pero los asistentes fueron más allá. El foro se convirtió en un altavoz de una visión católica y patriarcal de la sociedad, citando versículos de la Biblia como justificación de su postura: “multiplíquense”.

El congresista Luis Miguel López, coordinador de la bancada provida en la Cámara, aseguró durante la primera jornada de la cumbre, en una transmisión en directo por el canal institucional del Congreso, que las cifras de baja natalidad “van a llevar a la extinción de Colombia”. “¿Qué está pasando con las culturas europeas? ¿Qué está pasando con los europeos? Una civilización occidental también se está extinguiendo y otros, otras culturas, sí están teniendo hijos y ellos están creciendo y están cambiando esa cultura occidental que conocimos, que creció en la cuna de la Iglesia, del cristianismo. La estamos dejando perder por ideologías y pendejadas”, alegó el representante del Partido Conservador. Es el mismo argumento que utiliza la ultraderecha europea para alimentar teorías conspiratoria como el “Gran reemplazo”.

El foro, de acuerdo con los organizadores, fue un éxito. Durante los días de la convención se colgó frente al Congreso una pancarta gigante en la que se leía el lema “Salva a Colombia, ¡ten hijos!”. Mauricio Giraldo, senador conservador del mismo grupo católico de López y uno de los líderes del evento, sostiene en una conversación telefónica que, al margen de declaraciones alarmistas que advierten de la “extinción” del país, la convención “abrió un debate para que la gente entendiera que un país se sostiene por el relevo generacional y la tasa de reemplazo”. En 2024, esta cifra fue de 1,1 hijos por mujer, lejos del 2,1 que en teoría es necesario para mantener el tamaño de una población de forma natural, sin contar la migración ni otros cambios.

Respecto a las alusiones a la religión, Giraldo afirma que Colombia “es un país bastante religioso” y que si los argumentos para aumentar la natalidad “que nacen desde la base científica, sociológica y antropológica [entre los que incluye la prohibición del aborto] coinciden con la Biblia, no hay ningún inconveniente”.

Al reclamo para que las mujeres tengan más hijos se unió la senadora liberal Karina Espinosa. Muy conservadora en su postura —califica el aborto como “un asesinato”—, la congresista sostiene en un intercambio de mensajes que “hay vida desde el momento de la concepción” y que por eso defiende proyectos de ley como el que busca que las mujeres sean obligadas a escuchar el latido del embrión antes de interrumpir el embarazo. Entre otras propuestas que ha hecho como una de las líderes de la bancada provida, destaca el kit de elementos básicos que se le entrega a las nuevas madres con productos de higiene o ropa de bebé; o los descuentos tributarios de otros productos necesarios, como pañales y toallas higiénicas.

“Es un movimiento antiderechos”

Los sectores progresistas y feministas rechazaron con vehemencia este evento. El movimiento Causa Justa —que consiguió con una demanda que la Corte Constitucional despenalizara en 2022 el aborto hasta la semana 24— tachó de “inaceptable” el hecho de que “el Congreso se preste para impulsar la agenda antiderechos”. “¡Las mujeres NO estamos obligadas a tener hijos para salvar el país!”, recalcó el grupo en las redes sociales.

Carolina Giraldo, representante a la Cámara de la Alianza Verde (centroizquierda), recalca en una llamada que “algunas de las posturas que se defendieron en el recinto en donde se defiende la Constitución, están abiertamente en contra de la jurisprudencia nacional”, como el acceso al aborto. “Esto hace parte de un movimiento antiderechos de orden internacional que quiere que las mujeres volvamos a los años cincuenta. Es una agenda que no hace parte de las preocupaciones cotidianas de los colombianos”, agrega la congresista.

Al rechazo se unieron otras figuras como la representante de izquierdas Jennifer Pedraza. “La narrativa de que somos “asesinas” y de que estamos “acabando con el mundo” pretende disuadir a las mujeres de ejercer nuestros derechos sexuales y reproductivos o decidir libremente si ser madres o no”, manifestó en X.

A pesar de las bajas cifras de nacimientos y los términos de gravedad que usan los congresistas conservadores, el DANE habla de una transición demográfica. La directora de la entidad estatal de estadística, Piedad Urdinola, apuntó en una entrevista con Blu Radio que es una tendencia que se presenta desde la década de los setenta y que se ha acelerado desde la pandemia. “Está ocurriendo en la mayoría de países del mundo. El problema no es que se dé el envejecimiento, es no prepararnos para este cambio social que esto implica”.

En otras palabras, la cuestión a resolver es plantear nuevas formas de sostenibilidad de la población sin que esta dependa enteramente de la tasa de fecundidad. Esta cifra en Colombia (1,1) es comparable con la de países como Corea del Sur o España, países en los que se plantean primero mejoras de las condiciones sociales, como largas licencias de maternidad o la entrega de bonos económicos por partos o adopciones, antes que restringir el aborto.

La contracción de los nacimientos se observó en todos los departamentos del país, pero con especial fuerza en departamentos con bajos niveles económicos en promedio, como Vaupés (-21,0%), Sucre (-20,4%), Magdalena (-20,2%) y Vichada (-19,4%). A su vez, la tasa de fecundidad para niñas de 10 a 14 años registró su “mayor reducción en los últimos 16 años”, mientras que para el rubro de 15 a 19 años, se redujo en un año en un 17,2%. Se trata de una victoria importante en la lucha contra el embarazo adolescente, un factor de vulnerabilidad que afecta a las más jóvenes.

Sobre la firma

Más información

Archivado En