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Maestros, indígenas, afros: los movimientos sociales mantienen su apoyo a Petro pese a las desilusiones

La frustración ante los incumplimientos y algunos agravios del presidente se diluye ante la sensación de que no hay otra alternativa que los represente

La llegada de Gustavo Petro a la Casa de Nariño, en agosto de 2022, ilusionó a movimientos sociales que nunca se habían sentido tan representados en las altas esferas del poder. Indígenas, afros, campesinos, sindicalistas, población LGBTI, estudiantes y mujeres impulsaron su campaña, y ...

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La llegada de Gustavo Petro a la Casa de Nariño, en agosto de 2022, ilusionó a movimientos sociales que nunca se habían sentido tan representados en las altas esferas del poder. Indígenas, afros, campesinos, sindicalistas, población LGBTI, estudiantes y mujeres impulsaron su campaña, y celebraron porque el mandatario de izquierdas prometía cumplirles con demandas encajonadas durante décadas. “Gobernaré con y para las mujeres de Colombia”, dijo Petro en su instalación en la jefatura del Estado. “Buscaremos una alianza de pueblos afros en América”, aseguró. Ahora, a menos de un año de terminar el cuatrienio, los ánimos están por el suelo. Los resultados son exiguos, las elecciones se acercan y muchos se han sentido ofendidos por un presidente que les ordena hacer marchas en vez de darles soluciones. “Pedí una manifestación de travestis”, dijo en agosto como respuesta al aumento de la violencia transfóbica. Sin embargo, pese a las desilusiones, el apoyo de estos grupos al petrismo no está en duda.

La frustración se ha vuelto una constante. Los maestros estatales se quejan del caos en el que ha derivado su sistema de salud, plagado de denuncias de corrupción. Los estudiantes lamentan que Petro no solo incumplió la promesa de condonar los créditos universitarios, sino que les quitaron los subsidios que amortiguaban las tasas de interés que pagan. Los jóvenes que participaron del Paro Nacional de 2021 expresan la molestia porque varios compañeros judicializados siguen presos. La población LGBTI está preocupada por el incremento de asesinatos y señala que la propuesta de un sistema único de información sobre estos delitos quedó en un cajón. Los afros han visto cómo varias promesas de infraestructura en sus territorios siguen en el papel y se han quedado sin representación en el Gabinete: el presidente echó a Francia Márquez como ministra de la Igualdad y luego a su sucesor, Carlos Rosero, ambos dirigentes históricos del movimiento.

También han molestado los comentarios de Petro en los Consejos de Ministros, televisados, de las últimas semanas. En julio, hizo referencia al color de piel de Rosero para deslegitimar su rechazo al entonces viceministro de las Diversidades, Juan Carlos Florián. “A mí nadie que sea negro me va a decir que hay que excluir a un actor porno”, dijo Petro. Unas semanas después, cuando Florián reemplazó a Rosero como ministro, el presidente ofendió a colectivos LGBTI al ordenar que el Gobierno organizara una manifestación contra la violencia transfóbica, algo que varios activistas consideraron irrespetuoso con la autonomía de un movimiento que lleva un año haciendo marchas al respecto. Luego, en septiembre, reconoció la crisis del sistema de salud de maestros, que su Gobierno reformó en 2024, y se desligó de la responsabilidad: dijo que la estatal Fiduprevisora no ejercía un control adecuado sobre los contratos, que había corrupción entre los ejecutivos del sindicato Federación Colombiana de Educadores (Fecode) y que él siempre se había opuesto a un régimen especial para los docentes, que nunca cambió.

El descontento ha sido evidente en distintos comunicados públicos. En junio, cuando era inminente la salida de la lideresa indígena Lena Estrada como ministra de Ambiente, las siete organizaciones principales del movimiento indígena plantearon la posibilidad de convocar a marchas para respaldarla. Unas semanas después, los afros elevaron aún más el tono tras el comentario racista del presidente contra Rosero. “Este tipo de enunciados refuerzan la subordinación simbólica de liderazgos negros al poder blanco-mestizo”, se lee en un boletín firmado por una docena de organizaciones. Fecode publicó el lunes pasado una defensa de sus regímenes especiales ante los cuestionamientos de Petro: “No aceptamos ninguna intención de trasladar nuestras pensiones, cesantías o salud a ninguna otra entidad distinta del FOMAG [el fondo del magisterio]”.

Martha Rocío Alfonso, ejecutiva de Fecode, cuestiona en una llamada telefónica las primeras designaciones que Petro hizo en la Fiduprevisora, encargada de administrar el nuevo sistema de salud. “Entendemos que fue por la correlación de fuerzas [dar cuotas a partidos aliados]. Pero mantuvieron durante mucho tiempo a personas cuestionables, que elevaron la contratación a costos altísimos”, apunta. Wilson Castañeda, activista LGBTI y director de Caribe Afirmativo, señala por teléfono que las promesas no se han concretado. “Se apropian de nuestras agendas, y luego no hacen lo que tienen que hacer, que es ejecutar. Al día de hoy, no hay ningún programa especial que fomente espacios laborales para personas trans”, comenta. Los constantes recambios de funcionarios, además, hacen que cada un par de meses haya que reiniciar las conversaciones.

Las justificaciones

Pese a esas críticas, los ánimos siempre se atemperan. Roselino Guarupe Joropa, consejero mayor de la Organización Nacional Indígena de Colombia (ONIC), comenta por teléfono que la salida de Estrada, la primera indígena en liderar un ministerio, era “de esperarse” por la tendencia del presidente a cambiar con frecuencia a sus funcionarios. “No compartimos la decisión, pero la respetamos”, subraya. El líder afro Víctor Hugo Moreno, que aclara que no representa la posición del movimiento, señala que varios referentes “están tocando la puerta del petrismo” con vistas al 2026. “No lo hacen pensando en su futuro político, sobre todo por las experiencias de discriminación que hubo al ocupar cargos públicos en este Gobierno, sino en que las políticas generales sigan teniendo cabida, en que pueda seguir avanzando la agenda afro”, dice en una llamada.

Una de las razones para mantener el apoyo es que los movimientos han logrado algunas mejoras. En abril, cuando el presidente buscaba apoyo para defender una consulta popular sobre sus reformas sociales, los indígenas lo respaldaron masivamente en las calles, pero advirtieron de que se les estaba acabando su paciencia. Exigieron la reglamentación de sistemas propios de salud y educación, además de la puesta en marcha de entidades territoriales autónomas. El Ejecutivo cedió a casi todos los reclamos. El movimiento afro, en tanto, ha avanzado en la reglamentación de la Ley de Comunidades Negras de 1993, con derechos como la participación en el manejo de ecosistemas. Los maestros, por su parte, resaltan que hay más financiamiento para el mantenimiento de las escuelas, que se han aumentado los bonos en sus sueldos y que miles de ellos han sido ascendidos. “Hay desánimos, pero creo que la gente tiene conciencia de que no quiere volver al pasado”, dice Alfonso, de Fecode.

Petro, además, ha logrado hacer calar su argumento de que la culpa es de quienes le rodean. En las marchas de Fecode contra la reforma a la educación de 2024 o en las mingas indígenas de este año, fue frecuente la consigna “la culpa es de los ministros, no del presidente” —pese a que Petro los designó—. También se repiten las críticas al Congreso, con mayorías opositoras o independientes. Asimismo, el líder indígena Joropa señala que la relación con Petro va más allá de su Gobierno, pues pasa por su extensa trayectoria como líder de izquierdas: “Este país no es fácil para reclamar derechos, para denunciar, y el presidente ha sido un ejemplo de que se pueden superar las dificultades. Representa la voz, el sentir, de las personas más olvidadas”.

Otros, en cambio, tienen menos apego a Petro. El líder afro Moreno señala que el presidente ha tenido una relación más distante con las comunidades negras que con los indígenas, quienes tienen más capacidad de movilización. Dice que el apoyo masivo en 2022 se debió a que Francia Márquez fue su compañera de fórmula, y lamenta que el liderazgo de ella se haya debilitado “a consecuencia del racismo estructural”. Castañeda, el activista LGBTI, tampoco se deshace en elogios y prefiere centrarse en que el Ejecutivo, en su conjunto, los escuchó. “Ningún Gobierno anterior había traído nuestras demandas al Plan Nacional de Desarrollo”, afirma. “No ha entendido que luego debe ejecutar lo que hablamos, pero escucha como ninguno”.

Tanto Castañeda como Moreno están preocupados por la posible llegada de un Gobierno de derechas. “La agenda LGBTI no es de izquierda o de derecha, sino de derechos humanos. Pero algunos políticos dicen que es de Petro y por eso la quieren desmontar”, comenta Castañeda. Algo similar teme Moreno: “Si la derecha queda en el Gobierno, va a golpear a todos los movimientos sociales”.

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