La desigualdad entre las regiones colombianas se profundiza pese a los avances en desarrollo humano
Un informe de las Naciones Unidas, presentado en un foro de PRISA Media, muestra que Guainía y Vaupés están peor que hace una década
El desarrollo humano en Colombia enfrenta un balance agridulce en la última década, según un informe que el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) ha presentado este martes en un foro organizado por PRISA Media (sociedad editora de EL PAÍS) en Bogotá. Colombia en su conjunto ha mejorado en este indicador, que toma en cuenta los niveles de ingresos de la población, la esperanza de vida y el acceso a la educación. En una escala que tiene como máximo 1.000, y que no es directamente comparable con ...
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El desarrollo humano en Colombia enfrenta un balance agridulce en la última década, según un informe que el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) ha presentado este martes en un foro organizado por PRISA Media (sociedad editora de EL PAÍS) en Bogotá. Colombia en su conjunto ha mejorado en este indicador, que toma en cuenta los niveles de ingresos de la población, la esperanza de vida y el acceso a la educación. En una escala que tiene como máximo 1.000, y que no es directamente comparable con los resultados de América Latina revelados en marzo, el país sudamericano ha pasado de 0.683 en 2012 a 0.707 en 2022, lo cual lo ubica en la categoría de desarrollo humano alto. Pero las disparidades entre las regiones se han profundizado. Mientras Bogotá alcanza niveles similares a algunos países de Europa del Este, las regiones de Guainía y Vaupés se desploman con cifras que se asemejan a las de varias naciones africanas.
El informe, titulado Colombia: territorios entre fracturas y oportunidades, destaca que el país ha tenido “progresos significativos” en aspectos económicos, sociales, políticos y ambientales. La pobreza se redujo del 49% en 2002 al 36,6% en 2022, la esperanza de vida pasó de 74,5 años en 2011 a 75,2 años en 2022 y la tasa de educación media creció de 80,3% en 2011 a 86,1% en 2022. Además, Colombia es el país con la menor cantidad de shocks económicos de la región y sobresale en su liderazgo para promover la Agenda 2030 de Desarrollo Sostenible. Para el PNUD, la nación sudamericana ha traído “esperanza al mundo” con los acuerdos de paz de 2016 y la “ejemplar voluntad” de acoger a los migrantes venezolanos.
La pandemia del covid, por otro lado, implicó un importante retroceso. Los niveles de 0.711 de 2019 se desplomaron a 0.697 en 2021. El país comenzó a recuperarse en 2022, pero la cifra de 0.707 es considerablemente menor al 0.725 que se esperaba alcanzar si no hubiera habido una crisis sanitaria. De acuerdo con el programa de la ONU, volver a la senda de desarrollo previa al 2020 puede demorarse hasta ocho años. Es un problema compartido con otros países de América Latina: en marzo, otro informe del PNUD otorgó la calificación de 0.763 a la región, frente al 0.768 de 2019 —en ese estudio, el dato de Colombia llega a 0.758 por diferencias en la metodología—.
El problema principal, sin embargo, es la disparidad en las trayectorias de desarrollo de las regiones colombianas. Bogotá y 14 departamentos de desarrollo humano alto concentran las oportunidades e impulsan hacia arriba el promedio general. Otros 17 departamentos son de nivel medio y permanecen estancados, con avances en algunas áreas que se cancelan con retrocesos en otras. Finalmente, Guainía y Vaupés pertenecen a la categoría más baja del Índice de Desarrollo Humano (IDH) y cada vez están peor. Llama la atención el caso de Vichada: ocupó el último lugar del listado en 2011, pero tuvo un repunte tras la pandemia y alcanzó un nivel de desarrollo medio.
“La fractura territorial es tan marcada que la diferencia entre el territorio con el IDH más alto (Bogotá) y el departamento con el IDH más bajo (Guainía) se amplió 0.25 puntos entre 2010 y 2022”, subraya el informe. Según el PNUD, hay varios factores negativos que se retroalimentan entre sí y producen “círculos viciosos” en los territorios de desarrollo medio y bajo. Algunos de ellos son la falta de inversiones públicas, las economías ilícitas, la reducida presencia del Estado y la degradación de los ecosistemas. La movilidad social es una de las más limitadas del mundo: según datos que el informe cita de la OCDE, los colombianos requieren de 11 generaciones para pasar de la pobreza a un ingreso promedio.
El documento dedica uno de los cinco capítulos al conflicto armado. El PNUD enfatiza en que hay una relación directa entre altos niveles de violencia y un menor IDH. “La promoción del desarrollo humano requiere de paz y, a su vez, el logro de la paz demanda desarrollo humano”, remarca el informe, que también señala que la sociedad colombiana está sumida en la desconfianza. No obstante, el programa de la ONU hace un matiz y recuerda que hay varios factores en el IDH que van más allá de la pacificación del país. “La disminución de la violencia armada es insuficiente por sí sola para garantizar el desarrollo humano”, afirma.
La paradoja de la biodiversidad
El PNUD señala que existe una paradoja en la relación entre la biodiversidad y el IDH, tanto entre los países como entre las regiones colombianas. “Los departamentos con mayor desarrollo humano están ubicados en lugares de alta degradación ambiental, mientras que los de bajo desarrollo se encuentran en aquellos con un alto porcentaje de ecosistemas naturales en buen estado de conservación”, se lee en el texto. Guainía y Vaupés apenas muestran áreas degradadas en un mapa del informe. En cambio, gran parte del centro del país está cubierto de gris. El trabajo, sin embargo, enfatiza que la protección ambiental “es crucial” para la prosperidad económica y social a largo plazo.
“Colombia está frente a una crucial encrucijada: continuar con un modelo de desarrollo que excluye amplios territorios y agota los ecosistemas y su biodiversidad; o, quizás, es la oportunidad de repensar las trayectorias alternativas de desarrollo que necesita el país para abordar los desafíos que plantea el desarrollo humano sostenible”, subraya la representante del PNUD en Colombia, Sara Ferrer, en el prólogo del informe. El programa de la ONU remarca que hay que analizar los desafíos del IDH en un contexto de creciente pérdida de biodiversidad, cambio climático e incidencia de catástrofes naturales. Señala, además, que los organismos colombianos tienen vacíos significativos en las estadísticas sobre estos temas.
Propuestas
Una de las propuestas del PNUD es fortalecer los tejidos sociales y la ampliación de las capacidades de las comunidades en los territorios. “El desarrollo humano no es algo que pueda ser llevado a las regiones; este debe construirse con las personas y desde los territorios como sujetos vivos, involucrando de manera activa a las instituciones locales”, apunta. Asimismo, la entidad pide abandonar una lógica que mide las actividades que lleva a cabo una entidad y reemplazarla por otra que priorice los resultados en la ciudadanía. “El foco no debe estar en la apertura de centros de salud o de educación, sino en la mejora en la calidad de salud y educación experimentada por la población”, resalta.
Invertir en educación es otra de las prioridades. Para el PNUD, esto “conduciría a una mayor participación de las personas en las decisiones que afectan al territorio y a su propio bienestar”. Debe, no obstante, ir de la mano de mayores oportunidades en el ámbito laboral. “Es imperativo fomentar rutas de empleo con vocación para el territorio y el emprendimiento”, afirma el texto. “La productividad es una dimensión esencial. Acompañar a las unidades productivas a transitar hacia lógicas de competitividad pasa por el fortalecimiento en la gestión empresarial y el acceso a mercados”, añade.
Microempresas
Colombia: territorios entre fracturas y oportunidades señala que el 99% del tejido empresarial colombiano está compuesto por unidades de negocios con menos de 10 empleados y que el 87% de estas microempresas son unidades de cuenta propia. “Emplean al 65% de la población, caracterizándose por ofrecer empleos informales con salarios bajos y un bajo aporte al valor agregado del país, representando solo un 16%”, se lee en el informe.
Para el PNUD, esta realidad refleja “un emparejamiento ineficiente” entre las capacidades de los colombianos y el aparato productivo. “Es evidente la correlación con los resultados económicos que se pueden esperar de estas unidades económicas: bajo valor agregado y poca productividad”, añade la entidad de la ONU.
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