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La revista ‘Cambio’ señala a Oncocit, organización que dice curar el cáncer, de estafa y extorsión

El medio digital denuncia ciberataques que presuntamente buscan censurar su investigación periodística sobre el caso e incluso desconectar su página entera

Camila Osorio
Oncocit
El logo de Oncocit.

Muchos pacientes de cáncer están dispuestos a pagar cifras exorbitantes de dinero para preservar sus vidas, y de esa desesperación algunos se han lucrado. De acuerdo con la revista digital Cambio, una de esas empresas se llama Oncocit: una organización que, digitalmente, vende un tratamiento de inyecciones prometiendo curar cualquier tipo de cáncer en dos semanas. Tal milagro no existe, valga la aclaración, pero, según una investigación publicada en julio del año pasado, Oncocit lo promete por 25.000 dólares. La empresa pidió la rectificación de la información, pero el medio se mantuvo en su denuncia. Ahora Cambio señala que está siendo extorsionado por haber publicado la investigación, tras ser objeto de seis ciberataques y un par de mensajes intimidantes.

“Buenas noches, necesito que borren este post de su feed. Tomaré acciones en unas horas si no es retirado. Su página saldrá de servicio y luego será borrada. Muchas gracias”, fue un mensaje anónimo que Cambio cuenta que recibió en su correo de servicio al cliente el 24 de abril. “Eliminar esta noticia de su feed por favor. A cambio de este favor su sitio volverá a la normalidad”, fue un segundo mensaje, también anónimo, dirigido a la directora comercial el 29 de abril.

Cambio no borró el artículo, que sigue disponible en su página web. Pero, además de los mensajes, desde el 22 de abril el medio ha sido sido víctima de seis ciberataques para hacer caer su página, especialmente el artículo que denuncia a Oncocit. Los ataques consisten en hacer millones de solicitudes para entrar a la página, 550 millones en una ocasión. Estas solicitudes sobrecargan la URL y por eso el medio no puede mantenerse al aire. Cambio le pide paciencia a sus lectores si ven que el medio está fuera del aire, ya que aún intentan resolver cómo protegerse.

“Es sumamente alarmante la situación que ha revelado Federico Gómez”, dice a EL PAÍS Jonathan Bock, director de la oenegé Fundación para la Libertad de Prensa (FLIP), que está en proceso de conocer mejor la denuncia. Bock califica lo ocurrido como un “ataque sofisticado” que busca “evitar que la gente conozca sobre estas denuncias que advierten sobre un posible engaño”.

Un ciberataque así de sofisticado es costoso, y eso es parte de lo que llama la atención en esta denuncia. “Las autoridades me aseguran que, por la dimensión y sofisticación de los ataques, el costo de llevarlos a cabo es de varios cientos de millones de pesos”, escribió en un editorial Federico Gómez, director de Cambio, añadiendo que tanto la Policía como la Fiscalía están investigando quién está detrás de los ciberataques. Por su parte, cuenta Gómez a EL PAÍS, en el medio han buscado arreglar las vulnerabilidades que tenían en la página, pero no han tenido éxito: “Ellos, los que nos atacan, como que ven dónde nos reforzamos y nos dan por otro lado”.

“La angustia de los ciberataques es que uno se siente inicialmente peleando contra un fantasma”, añade Gómez. Cuando empezó el primer ciberataque, nadie en su equipo entendía de dónde venían los millones de solicitudes. Luego, fue quedando claro que el ataque buscaba sobre todo tumbar ese artículo y llegaron los mensajes anónimos. Se revelaba que había un solo interesado. “Se trata de personas que están dispuestas a gastarse una cantidad importante de dinero para sacar de circulación un contenido periodístico que les afecta”, dice el editorial de Gómez. “La sola existencia de ese texto les cuesta a los falsos curadores del cáncer cientos de miles de dólares”.

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EL PAÍS intentó comunicarse con un representante de Oncocit, pero no obtuvo una entrevista. Por mensaje de WhatsApp, la organización respondió escuetamente: “Nosotros no atendemos en Colombia” y “no nos hacemos cargos de dichos falsos tampoco”.

Aunque Oncocit no tiene una sede en el país, su página web dice que ofrece sus servicios para cualquier lugar de América Latina al escribir a su número de WhatsApp —algo que la periodista de Cambio Juliana Ramírez verificó cuando se acercó a ellos el año pasado―. “¿Funciona para cualquier tipo de cáncer?”, preguntó. “Así es, es para todo tipo de cáncer independientemente el tipo y etapa en que se encuentre”, le respondieron cuando pensaron que ella estaba interesada.

La cara visible de Oncocit es Ramón Gutiérrez, un hombre que dice ser médico oncólogo molecular. La empresa en sí no es muy transparente frente a dónde está registrada ni quienes son sus socios. “Ellos saben cómo esconderse, al intentar seguirles el rastro hemos visto que hay una maraña de empresas que es difícil de descifrar”, cuenta Gómez. “Por ejemplo, la empresa se supone que está registrada en Florida, pero nos aparece inactiva, y otras pistas nos mandan a Delaware, que es un paraíso fiscal, o a empresas de papel en Nueva York y Nueva Jersey. Lo que yo veo es que hay una estructura poderosa detrás a la que no hemos podido llegar del todo”, añade.

Oncocit no ha respondido a los cuestionamientos y Gómez ha notado que borran comentarios en redes sociales de ciudadanos que les preguntan al respecto. Pero la denuncia al menos llegó a los ojos de la persona más poderosa del país. “Estamos atentos y divulguemos esta información”, escribió en sus redes sociales el presidente de Colombia, Gustavo Petro, al enterarse de la denuncia que hace Cambio. Las autoridades y los periodistas seguirán investigando.

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Sobre la firma

Camila Osorio
Corresponsal de cultura en EL PAÍS América y escribe desde Bogotá. Ha trabajado en el diario 'La Silla Vacía' (Bogotá) y la revista 'The New Yorker', y ha sido freelancer en Colombia, Sudáfrica y Estados Unidos.
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