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El cronista Alberto Salcedo es absuelto en primera instancia en un proceso por acto sexual violento

El juzgado 20 penal del circuito de Bogotá considera que las relaciones que el escritor colombiano sostuvo con las dos denunciantes fueron consentidas. Una de ellas responde que va a apelar

El cronista Alberto Salcedo Ramos en marzo de 2014.
El cronista Alberto Salcedo Ramos en marzo de 2014.Esther Vargas (Creative Commons)
Emma Jaramillo Bernat

Luego de un proceso de tres años y medio, este jueves el juzgado 20 penal del circuito de Bogotá absolvió al escritor colombiano Alberto Salcedo Ramos por el delito de acto sexual violento. El juez consideró que los encuentros íntimos que sostuvo con las denunciantes, Alejandra Omaña y Angie Castellanos, fueron consentidos. De acuerdo con el abogado penalista Fabio Humar, quien defendió a Salcedo, el juez dijo literalmente que Amaranta Hank, como se conoce a Omaña, “había mentido” e incluso afirmó que “todo esto se trataba de una trama”. La audiencia fue oral, y aún no hay un registro escrito de la decisión judicial.

En septiembre de 2020, a través de Las Igualadas, un espacio en Youtube del periódico El Espectador, siete mujeres denunciaron haber sido víctimas de conductas sexuales no consentidas por parte de Salcedo. Angie Castellanos señaló que sufrió tocamientos no permitidos en 2011, mientras Omaña aseguró que el escritor la había acosado y besado a la fuerza en 2013. Los hechos habrían ocurrido cuando ellas eran estudiantes de periodismo y él su profesor. Horas después de hacer pública la denuncia, más estudiantes escribieron a través de Twitter que habían sido acosadas por el escritor. El 9 de septiembre de 2020 Omaña y Castellanos presentaron una denuncia penal en su contra.

Salcedo ha sido uno de los cronistas más reconocidos del país, con miles de seguidores en sus redes sociales, numerosos libros publicados —entre ellos, El oro y la oscuridad. La vida gloriosa y trágica de Kid Pambelé, El testamento del viejo Mile y el libro de crónicas La eterna parranda— y con varios de los premios más prestigiosos en su haber: el Ortega y Gasset, el Rey de España y varios Simón Bolívar. También ha sido un referente del género de la crónica y tallerista frecuente en los festivales de las letras latinoamericanas.

Los relatos de las denunciantes coincidían en varios puntos. Todas contaban que habían conocido a Salcedo en espacios académicos, que luego él las buscaba a través de las redes sociales y las acosaba con mensajes, inicialmente hablándoles sobre periodismo y luego sobre sus fantasías íntimas. Por estas denuncias, en febrero de 2021 la Fiscalía le imputó a Salcedo el delito de acto sexual violento. El cronista negó las acusaciones desde el principio. Aseguraba que había sostenido “relaciones de adultos” con las denunciantes y decía tener chats que demostraban su inocencia. Este jueves el juez le dio validez a las pruebas presentadas por su defensa.

“Nunca existió un vínculo de subordinación o una posición de poder que representara una amenaza para ellas”, señalaba un documento de cuatro páginas que publicó Salcedo en su cuenta de Twitter días después de que se dieran a conocer las denuncias. Ante la avalancha de críticas, consideraba que se le había impuesto una “condena anticipada”. “Los linchamientos como el que he sufrido en estos días, las peticiones públicas para que mis empleadores me despidan, la muerte civil que han querido decretarme no hacen mejor el mundo para las mujeres. Sólo degradan hasta un punto irreversible y fatal la idea de justicia”, decía en el comunicado.

Las mujeres sostenían, en cambio, que las conductas de Salcedo eran un “secreto a voces”. Así lo relató la escritora y actriz de pornografía Amaranta Hank, quien indicó en su momento que se animó a hablar cuando supo que otras mujeres habían pasado por lo mismo. “Cuando entramos al apartamento inmediatamente me tomó a la fuerza por las manos y empezó a frotarlas sobre su pantalón”, afirmó.

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Angie Castellanos, por su parte, le contó a EL PAÍS en septiembre de 2020: “Un día, con la excusa de que el lugar al que iríamos a tomar café estaba cerrado, me invitó a su apartamento, él sabía que yo tenía novia, por eso no me preocupé y acepté. Cuando nos subimos al ascensor se lanzó inmediatamente a besarme, abalanzó todo su cuerpo contra el mío. No había siquiera un centímetro de distancia entre los dos. Yo no me podía mover. Recuerdo sentir mi cuerpo atrapado, pues estaba todo sobre mí y él es mucho más grande que yo”.

La reacción colectiva fue interpretada por Salcedo como un linchamiento. “No es fácil encontrar las palabras y el tono cuando uno es linchado en público y condenado de antemano, cuando uno sabe que nada de lo que uno diga para defenderse podría aplacar a los grupos de Twitter, Facebook y demás redes sociales, cuando uno se siente aplastado por el peso de una avalancha mediática que ya dictó su veredicto”. Esta vez fue la justicia colombiana la que decidió. Como resume su abogado en declaraciones a este diario, “Salcedo, pues, queda absuelto en primera instancia por esos hechos”.

La respuesta de Hank y el anuncio de una apelación

Este viernes Alejandra Omaña dio a conocer un texto en el que reacciona a la decisión judicial. En él, dice que recibe la noticia de la absolución “con profunda tristeza” y asegura que apelará, “hasta que se haga justicia”. Denuncia que el proceso ha sido revictimizante. “Por mi parte, sufrí ataques de ansiedad cada vez que se acercaban las audiencias, subí de peso por atracones de comida y perdí el gusto por mi propia intimidad. Ante la Fiscalía presentaron como ‘pruebas’ los videos en los que hice pornografía y los videos de Youtube donde hablaba de depresión, para hacerme ver como una desequilibrada mental”, relata.

Sostiene que “la defensa de Alberto Salcedo Ramos fue sucia, con unos pantallazos de unas conversaciones donde asegura que había coqueteo mutuo, pantallazos que estoy segura que son falsos porque los presenta a nombre de Amaranta Hank, pero yo me convertí en Amaranta en 2017, varios años después de las agresiones que denunciamos”. También dice haber sido víctima de un ‘hackeo’: “Inmediatamente denunciamos, fue hackeado el correo de Gmail en el que guardaba las denuncias y también fue hackeada mi cuenta de Twitter con la que llevaba varios años”.

“El principal argumento del juez para absolverlo fue que me tardé en denunciarlo”, añade en el texto. Y le responde al magistrado: “señor juez: me tardé en denunciarlo porque era una joven recién llegada a Bogotá, sin dinero y sin trabajo estables, sin una voz pública, enfrentándome a uno de los periodistas más importantes del país, influyente en medios editoriales y culturales donde yo empezaba una carrera. Él es 30 años mayor que yo. Había un claro desequilibrio de poder”.

Según ella, “lo más doloroso de la audiencia es que el juez mencionó que no entendía cómo una mujer que ‘se dedica a cobrar por tener relaciones sexuales podía ser víctima de violencia sexual’, refiriéndose a mi trabajo en la pornografía. Este es un claro sesgo machista, que sufren las mujeres en ejercicio de Actividades Sexuales Pagadas: que nadie nos crea cuando denunciamos violencia sexual”. Finalmente, se dirige “a las mujeres que también fueron víctimas de Alberto Salcedo Ramos”. A ellas les dice: “tenían razón, este proceso iba a ser una pesadilla”.

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Sobre la firma

Emma Jaramillo Bernat
Es periodista de la edición de El PAÍS en Colombia. Ha trabajado en 'El Tiempo', como editora web, y en la Agencia Anadolu, de Turquía, como jefe de corresponsales para Latinoamérica. Graduada de Comunicación Social de la Universidad Javeriana de Bogotá y máster en Creación Literaria de la Universitat Pompeu Fabra.
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