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Diana Marcela Gómez, viceministra de las Mujeres: “Nos impacta el nivel de sevicia de los feminicidios”

La primera persona en ocupar el nuevo cargo presenta los ambiciosos planes para garantizar una vida libre de violencias para las colombianas, así como su posición frente a los vientres de alquiler y la trata

Diana Gómez, viceministra de las Mujeres
Diana Marcela Gómez, el 16 de febrero del 2024, en Bogotá.NATHALIA ANGARITA

En Colombia a diario se registra un feminicidio, cada tres horas una mujer es víctima de violencia intrafamiliar y, en 2023, 4.732 niñas de 10 a 14 años fueron madres. A ese cruento panorama se enfrenta la antropóloga Diana Marcela Gómez (Bogotá, 46 años) quien desde hace cinco meses asumió la titánica tarea de reducir esas cifras desde uno de los cinco viceministerios que componen el nuevo Ministerio de Igualdad y Equidad. Ahora, Gómez tiene en su poder la formulación y el seguimiento de las políticas públicas que buscan que las mujeres vivan en equidad.

El viceministerio reemplaza a la Consejería Presidencial para la Equidad de la Mujer, creada en 1999. Desde el pasado 14 de septiembre, Gómez se ha encargado de recoger el trabajo de la Consejería que encabezaba la lideresa afro Clemencia Carabalí y a la vez, de armar un equipo que le permita materializar un ambicioso plan de trabajo en una cartera insignia del Gobierno Petro. La viceministra, con una maestría en Historia y un doctorado en Antropología, ha dedicado gran parte de su vida a estudiar temas de memoria. Aunque ha hecho gran parte de su trayectoria en la academia, el sector público no le es ajeno, pues participó en la creación de la política pública de mujeres en las alcaldías de Bogotá de Luis Eduardo Garzón y del hoy presidente Gustavo Petro.

Se define como feminista del sur global, una mirada bajo la que ha planteado seis frentes de trabajo: autonomía económica, mujeres en el centro de la política de la vida y de la paz, atención y prevención de violencias contra las mujeres, casas para la dignidad de las mujeres, bienestar integral (salud mental, derechos sexuales y reproductivos, cuidados) y transformación cultural. Tras una reunión de alto nivel con instituciones del poder judicial, atiende a EL PAÍS en una oficina silenciosa y con vista panorámica de la ciudad. Antes de viajar a Cali para reunirse con la vicepresidenta y anunciar acciones de emergencia, conversa con este periódico en medio de una oleada de feminicidios que sacude a la sociedad. Aun así, responde prudente y sin apasionamientos. Reitera que lo que hay que hacer es mucho, pero que están dando los primeros pasos en un ministerio recién estrenado.

Pregunta. El viceministerio se enfocará en seis líneas de trabajo ¿Cuáles serán las primeras acciones en cada uno de estos enfoques?

Respuesta. Los tres programas prioritarios son el abordaje integral de las violencias, la autonomía económica y las casas para la dignidad de las mujeres. El primero ya viene andando, porque recogemos el trabajo que hizo la consejería presidencial en el diseño de Salvia, el Sistema nacional de registro, atención, seguimiento y monitoreo de las violencias. En cuanto a las casas para la dignidad de las mujeres, es un programa que recoge casas que ya existían, ya hay 42 en funcionamiento y la idea es fortalecerlas y construir más.

P. Es un plan de trabajo ambicioso, teniendo en cuenta que quedan poco más de dos años de Gobierno…

R. Nosotras hemos querido dar una mirada articulada y global de los problemas que viven las mujeres. Al principio, de hecho, habíamos definido 12 programas. Pero dijimos: ‘este Gobierno ya está en marcha y hay que mostrar resultados’. Entonces bajamos a ocho y luego a seis. Por la claridad de estar muy enfocadas en lo que se requiere de manera más inmediata. Nuestra responsabilidad es poner en marcha los programas, pero también dependen de la articulación con las otras instituciones estatales.

P. ¿Cuesta esa articulación?

R. Al principio costaba comprender que ahora el Ministerio es el ente rector, quien da directrices. Pero no habrá cambios estructurales si no hay articulación interinstitucional. Si eso no pasa, van a ser pañitos de agua tibia.

P. ¿Cómo ha sido la relación con la oposición?

R. La oposición no estuvo de acuerdo con la creación del Ministerio de Igualdad y Equidad. Hay pronunciamientos permanentes de lo que ellos consideran aspectos negativos, que en realidad son una deslegitimación del trabajo. Pero para nosotras es importante enfatizar que tenemos una tarea fundamental, que tenemos que cumplir y fue demandada por la sociedad, por quienes votaron y quienes no. Los movimientos de mujeres, las diversidades, los colectivos LGTBIQ+... Más allá de lo que la oposición pueda señalar, lo importante es realizar el trabajo.

P. El pasado 25 de noviembre presentaron Salvia. ¿En qué consiste ese sistema de registro, atención, y monitoreo de las violencias? ¿En qué fase está?

R. Salvia surge de reconocer que en Colombia la atención existe, pero no es la mejor. Hay que hacer que funcione de manera más eficaz y articulada. Tenemos que prevenir y mandar mensajes de que se sancionan las violencias. Desde el primero de enero de este año somos responsables de coordinarla. Tiene actualmente 16 personas en una operación piloto en Mitú, Vaupés. El siguiente municipio es Barbacoas, Nariño, y para eso lo reforzaremos en un 100%. Además, vamos a tener atención a hombres, para hacer acompañamiento psicosocial a posibles agresores. Eso aumentará el personal también. . La proyección es terminar ambos pilotos y adecuar los sistemas de información para que Salvia esté en la página del ministerio y demás para pasar a hacer un programa de nivel nacional, desde abril.

P. ¿Ya está en marcha la línea de atención para hombres que consideren que puedan violentar a sus parejas?

R. Estamos diseñando ese programa. Sabemos que existen otras líneas de atención de corto plazo, y queremos hacer un acompañamiento de mediana duración. Y estamos identificando los perfiles de las personas que necesitamos para atender la llamada en la línea 155.

P. ¿Qué otros planes tiene el Ministerio para incluir a los hombres en el movimiento feminista?

R. En mi mirada el movimiento feminista es de las mujeres, pero sí tenemos una estrategia pedagógica para ellos. No los vamos a culpar de los feminicidios como sujetos individuales, sino que vamos a poner el énfasis en que esa violencia tiene una raíz estructural, cultural, inluída por otras condiciones como el racismo y las desigualdades socioeconómicas. Nuestro llamado es a que la sociedad entienda que no puede haber agresores.

P. En el Congreso se están tramitando dos proyectos de ley vitales para las mujeres, uno para prevenir y sancionar la violencia vicaria, otro para proteger a los huérfanos por feminicidio. ¿Qué medidas ha tomado el Ministerio en estos dos temas?

R. Nosotras estamos abiertas al diálogo con los congresistas, hemos atendido sus invitaciones para dialogar. Los programas que estamos focalizando son los que les comenté.

P. El congresista del Pacto Histórico, Alejandro Ocampo, presentó un fallido proyecto de ley para regular los vientres de alquiler. El Ministeiro de Justicia presentó otro, que también buscaba regularlos ¿La posición del Ministerio es próxima a las de las dos propuestas, o ve el alquiler como una explotación reproductiva, como hace la Unión Europea?

R. Es una pregunta difícil. El Ministerio de Justicia no continuó con su propuesta. Para nosotras no es procedente.

P. ¿No es procedente pronunciarse?

R. Pues no… No vamos con la propuesta de Ocampo. Ya te dije la respuesta del Gobierno.

P. El Ministerio de Igualdad ha venido impulsando en varias ciudades el sistema nacional de cuidados. ¿Qué falta para que en Colombia se reconozca el trabajo de cuidado? ¿Qué retos han encontrado para aterrizar el sistema en los territorios?

R. Todo eso está a cargo del viceministerio de Poblaciones y Territorios Excluidos. De lo que se trata de avanzar es en la redistribución de la tarea del cuidado. No es solo de cuidar a las cuidadoras, algo supremamente importante, sino que también tenemos que lograr un cambio estructural, que los hombres asuman la tarea. En el sistema reconocemos que hay varios tipos de cuidados: no solo a personas, sino a seres vivos, inanimados… Es una perspectiva amplia.

P. En ciudades como Medellín el escenario frente a los feminicidios y la trata con fines de explotación sexual ha ido en alza. ¿Qué acciones ha tomado el Ministerio? ¿Han trabajado con los gobiernos locales?

R. Me gustaría enfatizar en la estrategia de las mesas de alto nivel de prevención de feminicidio y otras violencias letales. Ccuando ocurrió el feminicidio de Dayana González en Cali, nosotras hicimos una mesa con las autoridades locales y los representantes de las instituciones. No nos acompañó ni el alcalde ni la gobernadora pero sí la secretaría de la mujer. Los siguientes departamentos priorizadas para hacer las mesas son Antioquia, Bolívar y Norte de Santander-Santander. Los feminicidios, la trata y la desaparición forzada son temas prioritarios para nosotras; enfrentarlos es una tarea conjunta, independientemente de las afiliaciones políticas.

P. Hemos visto en este mes y medio una escalada en los feminicidios. En EL PAÍS hemos contado alrededor del doble que en el mismo período del año pasado. Las mujeres piden acciones urgentes, que hagan efectivo el marco jurídico que ya existe. ¿Qué está fallando?

R. Fallamos como Estado y como sociedad. Los feminicidios llegan a donde llegan porque no han operado las instituciones del Estado. Quienes secundan a las mujeres no hacen las alertas respectivas. No quiero trasladar la responsabilidad a familiares y allegados, pero es un problema estructural como sociedad. Quizá también hay más registros porque la atención está aumentando. Por nuestra parte, estamos analizando qué está ocurriendo, estamos conociendo más a detalle cómo se ejerce la violencia. Nos tiene impactadas el nivel de sevicia de los feminicidios o que se cometen en escenarios públicos. Queremos analizar el panorama completo. Si hay repercusiones postcovid o impactos de las dinámicas del conflicto armado. La policía y nosotras tenemos que hacer un análisis de género dentro de las bandas criminales. Las mujeres han sido utilizadas como espías, se usan sus cuerpos… Así que estamos intentando comprender todas esas dinámicas para luego plantear las respuestas. Como sociedad, en 2024 estamos viviendo los impactos de la violencia patriarcal, el racismo, del conflicto armado y las pandillas.

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