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Luis Gilberto Murillo, un líder afro para encabezar la diplomacia colombiana

El canciller encargado, un político de centro que mantiene su cargo como embajador en Estados Unidos, ratifica la confianza del presidente Petro al relevar al suspendido Álvaro Leyva

Luis Gilberto Murillo
Luis Gilberto Murillo, embajador de Colombia en EE UU y canciller encargado, en una entrevista en Bogotá, el 26 de julio de 2022.Juan Felipe Rubio
Santiago Torrado

El sacrificio de renunciar a su ciudadanía estadounidense para participar en el Gobierno de Gustavo Petro como embajador en Washington ha rendido frutos para Luis Gilberto Murillo (Andagoya, Chocó, 56 años). Ahora escala un peldaño más en su carrera política al ser designado también como canciller encargado por los próximos tres meses. Como diplomático, el también exministro de Ambiente ha demostrado una eficacia corroborada, entre otras, con el viaje del presidente colombiano a Estados Unidos el pasado abril, coronado con una reunión con Joe Biden en la Casa Blanca.

Murillo releva al veterano político conservador Álvaro Leyva, suspendido por la Procuraduría por la polémica licitación de pasaportes y quien había superado un intento de moción de censura en el Congreso y dos remezones ministeriales. Con la diplomacia al servicio de la paz total, Leyva ha sido criticado por privilegiar la agenda de múltiples negociaciones con grupos armados por encima de otros intereses diplomáticos de Colombia.

También acusa el desgaste de algunas salidas en falso, nombramientos de políticos cuestionados en misiones diplomáticas y los múltiples tropiezos en ese enrevesado proceso para expedir pasaportes que acabó por apartarlo del cargo. Su gestión se ha mantenido rodeada de controversia, mientras la diplomacia colombiana se topa una y otra vez con los mensajes que publica el presidente Petro en sus redes sociales. Sus posturas con respecto a la guerra entre Israel y Hamás, en particular, han puesto a hacer malabares a la Cancillería.

El encargado, uno de los afrodescendientes de más alto vuelo en la política colombiana, es originario de Andagoya, un pequeño pueblo minero en el Chocó, y ya había vivido largos años en la capital estadounidense cuando tuvo que salir del país después de ser víctima de un secuestro. La extraordinaria biografía del ahora jefe de la diplomacia lo ha llevado a radicarse también por largos periodos en Rusia, donde estudió, becado, ingeniería de minas en tiempos de la disuelta Unión Soviética. Tras la caída del muro de Berlín, regresó a Colombia para participar en el movimiento estudiantil que llevó a la Constitución de 1991, y después se tuvo que refugiar la primera década de este siglo en Estados Unidos, donde obtuvo la nacionalidad y tejió relaciones con la bancada demócrata en el Capitolio. Más adelante, fue ministro de Ambiente los dos últimos años del Gobierno de Juan Manuel Santos (2010-2018).

En la campaña presidencial de 2022, fue una de las figuras de un centro político fracturado que apoyaron al izquierdista Petro de cara a la segunda vuelta electoral, después de haber sido la fórmula de Sergio Fajardo en la primera. En su día, cuando anunció su adhesión a Petro, Murillo destacó la necesidad de encaminar esfuerzos para cuidar el ambiente, atender las regiones olvidadas de Colombia e implementar el acuerdo de paz con la extinta guerrilla de las FARC. También le motivó el “enorme significado histórico” de llevar a la Vicepresidencia a Francia Márquez, una líder afrocolombiana de la región del Pacífico como él –Murillo del Chocó; Márquez, del Cauca–. En el gabinete coincidirá también con la ministra de Educación, Aurora Vergara, una respetada académica que creció en Istmina, también en el Chocó.

Ya de regreso en Washington, Murillo ha mantenido un canal directo con Petro. Ha tenido una gestión destacada y discreta tanto de las neurálgicas relaciones bilaterales con Estados Unidos, el principal socio comercial y militar, como de la delicada triangulación necesaria para promover una salida a la crisis de la vecina Venezuela, una de las metas de la política exterior del primer presidente de izquierdas en la Colombia contemporánea. En abril, Petro hizo una gira por varias ciudades estadounidenses que culminó con su primer encuentro con Biden desde que llegó al poder. “Colombia es la piedra angular de este continente”, reafirmó el mandatario estadounidense durante una reunión considerada un éxito diplomático.

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Más recientemente, Murillo, con fama de conciliador, también fue un rostro llamativo en la reunión de noviembre en Cartagena en la que Petro tendió puentes con los principales empresarios del país. Este jueves, minutos antes de que se conociera el encargo presidencial durante la suspensión de Leyva, acompañó al presidente en la Casa de Nariño durante la rueda de prensa posterior a su encuentro con el Consejo de Seguridad de la ONU, de visita en Colombia. Esa designación, así sea por ahora temporal, ratifica que ha sabido ganarse la confianza del presidente y se produce en medio de crecientes expectativas sobre nuevos cambios en el gabinete para relanzar el Gobierno.

“Con lo de Washington, Murillo quedó muy bien parado con el Gobierno porque demostró capacidad de convocar y hacer brillar al presidente Petro en su mejor aspecto”, apunta el analista Sergio Guzmán, director de la consultora Colombia Risk Analysis. Sin embargo, añade en su lectura, “Murillo no deja de ser una persona de centro, y darle más poder es darle más poder y protagonismo al centro”.

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Sobre la firma

Santiago Torrado
Corresponsal de EL PAÍS en Colombia, donde cubre temas de política, posconflicto y la migración venezolana en la región. Periodista de la Universidad Javeriana y becario del Programa Balboa, ha trabajado con AP y AFP. Ha cubierto eventos y elecciones sobre el terreno en México, Brasil, Venezuela, Ecuador y Haití, así como el Mundial de Fútbol 2014.

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