El nuevo alcalde de Cartagena, Dumek Turbay, exige un exorcismo para usar el despacho oficial

El mandatario dice que no entrará a la oficina hasta que sea purificada por la iglesia católica. Acusa a su antecesor y rival político, William Dau, de corrupción

El nuevo alcalde de Cartagena de Indias, Dumek Turbay, en una imagen de archivo.Mauricio Dueñas Castañeda (EFE)

El nuevo alcalde de Cartagena de Indias, Dumek Turbay, empezó este lunes su mandato con una solicitud algo peculiar: un exorcismo. Hay que purificar la oficina en el Palacio de la Aduana, sostuvo Turbay, después de que desde allí dirigió la ciudad durante cuatro años su antecesor y rival político, William Dau. “No hay forma de que entre a ese despacho, donde estuvo el demonio”, sentenció el político del Partido Liberal. “Le pido a la iglesia católica, y lo digo en serio, que haga un exorcismo”, agregó. La petición fue la continuación de una rivalidad hostil entre Turbay, exgobernador del departamento de Bolívar, y Dau, un controversial antipolítico, que acusa a todos los políticos, y recientemente sobre todo a Turbay, de ser ladrones.

Hasta ahora, el nuevo mandatario ha cumplido con su palabra. La oficina en el segundo piso de la sede de la Alcaldía ―una casa colonial que fue en su época la principal aduana de la Nueva Granada, alguna vez el mayor puerto de comercio de esclavos africanos en toda América― sigue vacía. Turbay trabaja, por el momento, en el Palacio de la Proclamación, otra joya arquitectónica del casco histórico de Cartagena y donde tiene despacho la Gobernación departamental. Desde allí, ha empezado con su tarea de retomar, a manos de la Policía, el centro histórico que, según él, “fue ocupado por proxenetas y jíbaros” durante el mandato de Dau.

Turbay ganó las elecciones a finales de octubre vendiéndose como el anti-Dau. Arrasó con casi 160.000 votos, equivalente al 42% del escrutinio. En Halloween, dos días después de las elecciones, el entonces alcalde se disfrazó con una máscara de Turbay, y publicó en sus redes sociales un video en el que dijo “Triki, Triki Halloween, quiero plata para mí, si no hay plata para mí, se te cae la nariz”. El sucesor respondió. Se burló de su rival, 19 años mayor que él, en X. “Me preocupa muchísimo la salud mental del Alcalde. Ruego a Dios por su cordura. Anhelamos, por el bien de Cartagena, un proceso de empalme tranquilo, cordial y armonioso”, escribió.

La candidata que representaba la antipolítica como Dau, Judith Pinedo, mejor conocida como Mariamulata, terminó tercera en las elecciones territoriales. La impopularidad del alcalde saliente era evidente, y Pinedo —quien ya fue alcaldesa y salió con alta popularidad del cargo— intentó desmarcarse de él durante la campaña. Además, la lista que los cercanos el exalcalde llevaron al Concejo, bajo el nombre Fuera Malandrines, estuvo lejos del umbral para elegir concejales en la ciudad; apenas sacó 6.000 votos en una ciudad que supera el millón de habitantes.

Los resultados fueron un giro de 180 grados a los de 2019. Dau, un abogado que había regresado recientemente a su tierra natal tras 15 años trabajando en Nueva York, decidió enfrentarse a la clase política que en Cartagena ha tenido particular fuerza, y a la corrupción que impregna la política colombiana. Pasó de ser un desconocido a ganar la Alcaldía con el 29% de los votos. Como alcalde, sin embargo, la pandemia y las dificultades para convertir su discurso de cambio en hechos tangibles afectaron su favorabilidad, y su personalidad impredecible se volvió cada vez más controvertida.

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Su mandato estuvo marcado por incidentes extraños, a veces ofensivos. En 2019, antes de que se posesionara, un juez le ordenó que rectificara un video que había filtrado en redes sociales en el que acusaba a Turbay de corrupción. En agosto 2021 se hizo viral una entrevista suya en la que explicaba los trabajos de rehabilitación de la malla vial de la ciudad de forma muy peculiar: con imitaciones de sonidos de trenes, camiones y máquinas. “A partir de hoy me permito decir u, u, u, u... al final arrancamos con la rehabilitación de la malla vial. Vengo de la avenida Santander y allá arrancamos: uuu, brrr, carga el camión...”, dijo el entonces alcalde.

Unos meses más tarde, la Procuraduría de la Nación formuló cargos en su contra “por presunta infracción al deber de tratar con respeto imparcialidad y rectitud a otros funcionarios públicos”, luego de que se conocieran unos audios de una sesión del Concejal en los que Dau trató a sus subordinados de “truhanes”, “maricas” y “malparidos”.

Pero las polémicas fueron solo la punta del iceberg; su gestión tampoco fue bien recibida. En 2022, Cartagena fue la única de las cinco principales capitales colombianas en la que la pobreza aumentó. Para el final de su mandato, Dau tenía una desaprobación del 64% y 8 de cada 10 cartageneros consideraban que la ciudad no iba por buen camino, según Cartagena Cómo Vamos.

Turbay aprovechó esa mala imagen para hacer una campaña con críticas a su antecesor. En algún momento le acusó de estar al mando de la Alcaldía “más corrupta de Colombia”, reproche al que Dau respondió contundentemente: “Te tengo denunciado por ladrón”. Al final, el político de carrera le ganó al antipolítico, y se quedó con la Alcaldía. Uno de estos días, también se quedará con el despacho en el Palacio de la Aduana. Cuándo será exactamente está por verse. Primero espera una cita con la iglesia católica, que hasta ahora no ha respondido oficialmente a la solicitud pública.

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