“En Colombia hay que ampliar la base de tributación de personas”
Juan Daniel Oviedo, director del Departamento Administrativo Nacional de Estadísticas (DANE), habla de los retos del nuevo Gobierno, que le hace guiños para continuar en el cargo
Juan Daniel Oviedo es el único funcionario del Ejecutivo de Iván Duque al que, de momento, el Gobierno entrante le hace guiños para que continúe en el cargo. Cuatro años de trabajo en la dirección del Departamento Administrativo Nacional de Estadísticas (DANE) le han hecho popular entre los ciudadanos, que a diario le envían cariñosos mensajes en redes sociales, poco usual para un servidor público, y entre figuras como el presidente electo Gustavo Petro, con quien ...
Juan Daniel Oviedo es el único funcionario del Ejecutivo de Iván Duque al que, de momento, el Gobierno entrante le hace guiños para que continúe en el cargo. Cuatro años de trabajo en la dirección del Departamento Administrativo Nacional de Estadísticas (DANE) le han hecho popular entre los ciudadanos, que a diario le envían cariñosos mensajes en redes sociales, poco usual para un servidor público, y entre figuras como el presidente electo Gustavo Petro, con quien se reunirá esta semana, a petición del mismo líder de izquierda, para definir si se queda en el puesto.
Oviedo dice que todavía tiene muchas cosas por hacer, como sacar adelante el censo económico, que no se actualiza desde hace 30 años, o seguir indagando en temas que le han permitido al país conocerse un poco más. Una de sus obsesiones ha sido que las estadísticas tengan un enfoque diferencial étnico y de poblaciones minoritarias para que sean visibles. En la marcha del orgullo LGBT en Bogotá fue una de las figuras de la jornada, por ser un funcionario que se reconoce abiertamente gay y por su interés para que esta población también sea incluida en los números del país. “Las encuestas deben ser mucho más reales en relación con nuestras condiciones socioeconómicas y así poder lograr que las políticas públicas del país sean más precisas”, dice.
Oviedo (Bogotá, 45 años) logró que las cifras, que casi nunca son favorables al Gobierno, se manejaran con neutralidad e independencia, a pesar de ser una entidad estatal, y dice que ese será su principal compromiso si continúa en el cargo bajo el mandato de Gustavo Petro. La pobreza, pero también la percepción de la pobreza, es uno de los principales datos que el gobierno entrante deberá atender, dice desde su despacho la mañana de este lunes, tras varias horas de trabajo. Suele empezar antes de las 6.00 y es el último en apagar el computador. Su disciplina es uno de los rasgos que más destacan sus colaboradores cercanos.
Pregunta. ¿Cuál es la cifra más difícil con la que se enfrenta el nuevo Gobierno?
Respuesta. La más difícil de remediar es el económico. A corte de junio, teníamos una inflación del 9,67%, que se está haciendo evidente en el corrientazo [un plato básico de comida], en la carne y la leche, en el precio de los arriendos, en la electricidad, que tiene que ver con un fenómeno inflacionario mundial, pero también con particularidades de Colombia, que hasta ahora estaba saliendo del impacto que generó la pandemia en relación con la pobreza. Sucede que la salida de la pobreza con enfoque de ingresos va a estar complicada porque así los hogares hayan recuperado su puesto de trabajo y estén generando ingresos, la inflación se está comiendo todas esas ganancias y por consiguiente, la posibilidad de que Colombia retorne a niveles de pobreza que tenía antes de la pandemia va a ser muy difícil este año.
P. ¿Incluso aunque el Gobierno entrante ponga allí todo su esfuerzo?
R. Este año vamos a tener un buen crecimiento, pero los precios van más rápido. El presidente electo va a recibir a un país que en abril del otro año va a decir que la pobreza creció. La inflación es tan fuerte que no tiene la posibilidad de corregirse en corto plazo. El Gobierno entrante va a tener que revisar o definir unas cláusulas excepcionales para poder ajustar los procesos de indexación de las tarifas de servicios públicos domiciliarios porque la electricidad, el agua, el gas y el alcantarillado tienen un proceso de indexación que en algunos componentes están muy pegados a la tasa representativa del mercado y en otros, a la misma inflación que ellos generan. Es un círculo vicioso. Si eres una empresa de acueductos, la ley te dice que cada vez que la inflación anual alcance tres puntos más, puedes transmitir esos puntos porcentuales a las tarifas. Más allá del componente de alimentos, que es el más difícil, la medida más inmediata para mitigar la inflación es alrededor de los servicios domiciliarios.
P. Una de las grandes apuestas de Petro es la reforma tributaria, que busca, entre otras cosas, que quienes ganen mensualmente más de 10 millones de pesos (poco más de 2.200 a dólares) paguen impuesto a la renta, pero ha habido polémica porque hay quienes piensan que ese dinero no es suficiente para considerarse “rico”.
R. Los colombianos creen que todos son pobres y que es rico quien puede ir en helicóptero a la oficina, pero cuando se analiza que un hogar de tres personas, que es el tamaño promedio de un hogar de clase de alta, gana al mes, entre todos, 11 millones de pesos o más, se puede decir que ya hace parte de los hogares de ingresos altos.
P. ¿Y cuántos hogares de esos se cuentan en el país?
R. Hogares que tienen, como mínimo, 11 millones de pesos mensuales representan el 1,8% de la población. Si se trata de ingresos laborales por persona, si gana más de 6,5 millones de pesos, ya tiene una alta posibilidad de formar parte de la clase alta del país. De estos, solo hay 600.000 personas entre aproximadamente 21 millones de trabajadores. En Colombia, la fracción más alta de la población que trabaja está en clase media, casi 7,8 millones de personas, cuyo ingreso promedio es de 1,6 millones.
P. ¿Con cuánto se considera que alguien es pobre?
R. Una persona que trabaja y forma parte de la clase pobre del país es porque en promedio está ganando menos de 400.00 pesos (90 dólares); es decir, menos de la mitad del salario mínimo. Casi 5,9 millones de personas ganan 472.000 o un poco más al mes.
P. Usted ha dicho que ver estos números será el punto de partida para ajustar la tributación.
R. Somos un país que sobrecargó de tributación en las empresas y en las personas no lo ha hecho porque todo el mundo se cree pobre. Todos dicen que para ser clase media debe estar devengando 15 o 20 millones de pesos al mes. Ese debate será uno de los puntos críticos que deberá enfrentar el nuevo Gobierno para socializar su propuesta fiscal. Todos los esquemas de mejora institucional de Colombia, desde la perspectiva fiscal, llevan a que hay que mejorar y ampliar la base de tributación de personas.
P. Llega al final de su gestión con tan buen reconocimiento, que hasta el próximo Gobierno lo quiere, ¿de qué se siente más orgulloso?
R. Fuimos más allá de decir: acá les mando un boletín con datos y no me interesa explicar. Yo, por mi vocación de profesor, siempre quise contextualizar, reflexionar sobre las cifras. Al principio fui criticado por eso, por hablar mucho (y hablar gomelo, dice riéndose), pero con la pandemia se empezó a ver la importancia de entender nuestros números. Todo el mundo se quedó encerrado en la casa y necesitaba saber qué estaba pasando afuera, querían saber cómo estaba el desempleo, entre muchas otras cosas. En el DANE supimos crear nuevas operaciones, estadísticas, y hablamos de mujeres, de adultos mayores, de pobreza, de salud mental, de menstruación, de violencia, de si una familia podía comer tres veces al día. Las personas se empezaron a ver reflejadas en las estadísticas, que por ser de una entidad estatal, siempre se habían visto con sospecha.
P. Usted dice que siempre tuvo independencia, pero ¿cuál dato no cayó tan bien en el Gobierno?
R. El dato sobre las tres comidas fue duro, pero había que darlo y era importante para, por ejemplo, entender que el Caribe colombiano es bastante vulnerable desde el punto de vista de seguridad alimentaria. O que la informalidad en el trabajo genera inseguridad alimentaria.
P. La cifra decía que el 30 % de los hogares colombianos come menos de tres veces al día, ¿ha cambiado?
R. Sí. El último resultado del Pulso Social [una encuesta del DANE] ya nos acerca casi al 75% de los hogares de 33 ciudades del país que consume tres comidas al día o más. Todavía hay camino por recorrer porque antes de la pandemia teníamos al 90% de los hogares con esa posibilidad.
P. Otro dato que ha querido mostrar ha sido el de las brechas entre hombres y mujeres, en especial en la economía del cuidado.
R. Si se remunera el tiempo que alguien invierte pegando los botones de las camisas de sus hijos a la remuneración de mercado por hora de una persona que trabaja en confección, y si a todo el trabajador del hogar se le pagara, correspondería al 20% del Producto Interno Bruto. Lo más grave es que de ese porcentaje la mayoría son mujeres, eso significa que tienes a una mujer trabajando 15 horas al día en Colombia: ocho haciendo oficio en la casa y siete con la posibilidad de remunerarse en el mercado laboral, mientras que tienes a un hombre que solo está trabajando tres horas en la casa y nueve remuneradas. Esa brecha es el origen de todas las barreras que enfrentan las mujeres en el mercado laboral.
P. Decía hace poco que la cifra que más le preocupa es la de niñas embarazadas.
R. Es un tema muy doloroso. Los nacimientos en niñas entre diez y 14 años sí o sí son una trampa de pobreza, de rezago educativo. ¿Y si la niña tiene exactamente menos de 14 años? Es un crimen y está tipificado por el Código Penal colombiano. Se llama acceso carnal violento y tiene pena de cárcel. Mientras en todo 2020 hubo 4.243 nacimientos de madres en esas edades, en 2021 fue 4.708. Esas cifras no pueden sonarnos pequeñas. Es grave porque algo debería estar funcionando mejor, nosotros damos una cifra, pero en las secretarías de Salud de todos los departamentos del país saben cómo se llama esa niña, quién fue el “abusador”. La actuación a nivel territorial debería ser más eficiente.
P. Hace unos días un video el que se le veía en la marcha del orgullo LGTB se volvió viral y la mayoría de mensajes eran de afecto ¿Cómo recibe esas manifestaciones de aprecio?
R. ¡Me di cuenta cuando el video ya lo habían visto más de 700.000 personas! A la gente le gustó que dijera que no era un solo tema de trabajo (el DANE promocionó ese día el registro voluntario de orientación sexual e identidad de género diverso) sino también algo personal. Fue sorprendente porque nunca había ido, acá en Colombia, a una marcha del orgullo, pero me la tomé en serio, la pasé rico.
P. ¿Siente que el país ha mejorado en protección de derechos a las personas LGBT?
R. No mucho. Uno sale de Bogotá y las cosas cambian. Personalmente, he vivido cosas, no muchas, pero por ejemplo me negaron el hospedaje en un hotel por ir con mi pareja.
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