Guerra, violencia y sexo en el cierre de la Seminci
Vicente Aranda presenta su nueva película, 'Luna caliente'
La historia y la intrahistoria tomaron ayer, de la mano de Robert Guédiguian y Vicente Aranda, la 54ª Semana Internacional de Cine de Valladolid (Seminci), cuyo jurado, presidido por Ettore Scola, dará a conocer hoy el palmarés de esta edición.
El realizador francés, que en 2000 ya ganó la Espiga de Oro con La ciudad está tranquila, cerró la sección oficial del certamen con el filme L'Armée du crime (El ejército del crimen), que evoca las peripecias durante la Segunda Guerra Mundial de un grupo de la resistencia formado por extranjeros.
Por su parte, Aranda presentó fuera de concurso Luna caliente, un filme que se estrenará en los cines de toda España el próximo año, según su productora, ya que él dijo "ignorarlo por completo". "De todas formas, me viene bien, porque prefiero que trascurra un cierto tiempo desde que se acaba hasta que se estrena y así poder hacer una buena promoción", afirmó. Y no como sucedió en Canciones de amor en Lolita's Club, su anterior obra, de la que "se hicieron cientos de trailers para que al final no se colocara casi ninguno en los cines".
Luna caliente cuenta la historia de una violación que cambiará las vidas del agresor y de su víctima. A pesar de estar basada en la novela homónima del argentino Mempo Giardinelli, que sitúa la acción en el último golpe de estado en Argentina, Vicente Aranda (Barcelona, 1926) ha adaptado la historia a la España de los años 70 durante el proceso de Burgos, que provocó algunas de las últimas sentencias de muerte del franquismo.
De ahí su reflexión -"en aquellos años yo ya intuía que ETA sería un problema cuando llegara la democracia"- sobre el papel de aquellos izquierdistas que jaleaban los asesinatos de la organización terrorista, cuyo final "sólo se podrá resolver negociando". El director, que ha participado activamente en el guión, admite que el trabajo de adaptación fue "fácil, porque pude trabajar con absoluta libertad", aunque sostiene que "las películas las termina el público cuando va a verlas".
La violación que se cuenta en Luna caliente es un hecho "que convierte en monstruos a los dos protagonistas". ¿Tiene algo de síndrome de Estocolmo la reacción de la mujer violada, que incluso urde una coartada para salvar a su agresor? "No, para nada. Es una perversión". A pesar de que "Freud consideraba que la fantasía de la violación está en las mujeres", Aranda dice que considerar ese hecho como una fantasía sexual es "monstruoso", ya que "el sexo ha de ser una relación de complacencia". Aun así distingue entre el agresor y su víctima. Mientras él está viviendo es "una pesadilla", para ella es "un sueño, lo que la convierte en un ser completamente antisocial".
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