De California a Nueva York, los gobernadores demócratas se conjuran para hacer frente al próximo Trump
California, el Estado más poblado del país, lidera los esfuerzos de la oposición para blindar los derechos antes de la toma de protesta del presidente electo
Los gobernadores demócratas no han tenido tiempo de digerir la aplastante derrota que les propinó Donald Trump. Los mandatarios locales han pasado a la acción porque el tiempo corre en su contra. El 20 de enero de 2025 el presidente electo asumirá el poder y comenzará a implementar su agenda de derechas. Gavin Newsom, de California, junto con los gobernadores de Nueva York, Massachusetts e Illinois, entre otros, han iniciado planes para blindarse de los cambios que producirá la nueva Administración Trump, que contará con el Senado y la Cámara de Representantes para dar forma al Proyecto 2025, las deportaciones masivas o el fin de la regulación ambiental.
Newsom viajó este lunes a Washington, donde se reunirá con el todavía presidente Joe Biden y con los legisladores californianos. El gobernador tiene entre sus prioridades una transferencia de 5.200 millones de dólares de fondos de emergencia, recursos para el sistema sanitario del Estado más poblado del país y garantías para que California siga emitiendo regulaciones locales para luchar contra el cambio climático. El Estado está a la espera de que la Agencia de Protección del Medio Ambiente (EPA, por sus siglas en inglés) dé el visto bueno a ocho normativas estatales. Una de estas exige que todo coche nuevo que se venda en la entidad deberá ser de cero emisiones desde 2035. Trump nombró este lunes cabeza de la EPA a Lee Zeldin, un halcón de la desregulación ambiental.
El gobernador, una de las figuras demócratas más relevantes y ferviente antitrumpista, convocó a una sesión especial del Congreso local en diciembre. Newsom buscará en este periodo mayores recursos para afrontar litigios con el futuro Gobierno. Durante la primera era de Trump en la Casa Blanca, las autoridades fueron objetivo de una ofensiva legal para desmontar políticas progresistas. Newsom sabe que no será diferente desde enero próximo. El mandatario también busca en Washington acceder a más dinero para responder a emergencias. Esto después de que durante la campaña saliera a la luz una información que aseguró que durante su primera presidencia, Trump buscó frenar ayudas para los incendios forestales por las tendencias progresistas del Estado.
Trump respondió a los planes que Newsom ha puesto en marcha. “El gobernador Newscum [basura] está tratando de MATAR a nuestra maravillosa California. Está usando el término ‘a prueba de Trump’ para frenar todas las GRANDES cosas que se pueden hacer para ‘Hacer grande a California otra vez’”, escribió el presidente electo en su red social Truth Social.
Newsom no es el único que se está preparando para la batalla. “Sabemos lo que viene al final del camino. Y lo sabemos porque se nos dijo”, aseguró Tim Walz, el gobernador de Minnesota, quien vivió en carne propia la derrota de la vicepresidenta Kamala Harris en los comicios. Walz reapareció el viernes para reflexionar sobre el fracaso de su candidatura. En un evento en un suburbio de Minneapolis, el mandatario aseguró que su Gobierno, que termina en 2027, defenderá los derechos de las mujeres, los inmigrantes y los trabajadores sindicalizados. Varios Estados y han adoptado leyes locales que protegen el aborto, anticipando un probable veto republicano al derecho de las mujeres a decidir.
Otras regiones han lanzado la misma promesa. La gobernadora de Nueva York, Kathy Hochul, y Letitia James, la fiscal general, han anunciado la cooperación para proteger “las libertades fundamentales ante cualquier potencial amenaza”. La gobernadora de Massachusetts, Maura Healey, aseguró que las autoridades a su cargo no colaborarán con el plan de deportaciones masivas que Tom Homan y Stephen Miller, dos duros perfiles en inmigración elegidos por Trump, piensan llevar a cabo desde el primer día del mandato.
Rob Bonta, el fiscal general de California, lanzó un mensaje para los simpatizantes de Harris. “El progreso prevalecerá sin importar quién esté en la Casa Blanca, sin importar quién controle el Senado. Aquí seguiremos moviéndonos hacia adelante”, indicó el fiscal progresista.
“La vida de muchas personas está en riesgo y hay gente que lloró por el resultado electoral porque saben el impacto que esta puede tener en su familia”, aseguró el jueves J.B. Pritzker, el gobernador demócrata de Illinois. “Pero si vienen por mi gente, deben pasar primero por mí”, aseguró el mandatario con firmeza, aunque rebajó el tono de la advertencia comparado al que utilizó en la campaña, cuando denunció las conductas racistas, homofóbicas y xenofóbicas del ganador de los comicios.
Algunos demócratas han apostado por bajar los decibeles a sus pronunciamientos públicos. Es el caso de Wes Moore, el mandatario de Maryland, una entidad vecina a la capital, Washington. “Estaremos listos para enfrentarnos a la nueva Casa Blanca cuando sea necesario, pero cuando podamos hallar territorio en común, lo haremos”, afirmó el político, quien suena entre los que pueden tomar el testigo de los demócratas en 2028 (su mandato finaliza un año antes).
El gobernador de Pensilvania, Josh Shapiro, quien estuvo en la lista de candidatos a la vicepresidencia de Kamala Harris, dijo que tras la elección “es tiempo de gobernar nuevamente y de trabajar para conseguir resultados”. Gretchen Whitmer, de Míchigan, deseó el éxito del nuevo Gobierno republicano.
Los demócratas no han dejado de tener un abierto debate en cómo presentarse como oposición a la nueva presidencia de Trump. Wiley Nickel, un congresista de Carolina del Norte, ha propuesto inclusive tomar prestado de los ingleses el ejercicio del Gabinete en la sombra, un aparato paralelo de secretarios de Estado demócratas que criticarían el desempeño de la Administración Trump. “No solamente tenemos que ser oposición, sino tenemos que decir qué haríamos y de qué forma. Así mantendríamos una presión sobre todo el Gobierno”, señaló Nickel la noche del lunes. Aunque su propuesta ha llegado a oídos de la cúpula demócrata, esta la tomó con escepticismo.
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