Presentar los Goya es como enamorarse
Cada año los que seguimos los Goya ponemos nuestra (poquita) fe en que la gala saldrá bien, pero casi siempre la cosa termina, por ser benevolente, de aquella manera. Sin embargo, si alguien puede caer de pie son los Javis y Ana Belén
Está el Torneo de los Cuatro Trampolines de saltos de esquí de Año Nuevo y luego los cuatro trampolines televisivos de los Javis. Es ya un lugar común decir que Ambrossi y Calvo dan un salto cualitativo con cada nuevo proyecto que emprenden. Pero los lugares comunes a menudo son verdad, que lo repetido no quita lo cierto. Los tres primeros trampolines han sido Paquita Salas, ...
Está el Torneo de los Cuatro Trampolines de saltos de esquí de Año Nuevo y luego los cuatro trampolines televisivos de los Javis. Es ya un lugar común decir que Ambrossi y Calvo dan un salto cualitativo con cada nuevo proyecto que emprenden. Pero los lugares comunes a menudo son verdad, que lo repetido no quita lo cierto. Los tres primeros trampolines han sido Paquita Salas, Veneno y La Mesías (no cuento OT, ni Mask Singer porque son otra liga). El cuarto trampolín va a ser la gala de los Goya de 2024. Porque ayer se anunció que la presentarán junto a Ana Belén. Eso sí que es un trío y no Los Panchos. Pero este último salto es para santiguarse o para replicar aquel titular que dio Raquel Mosquera a Lecturas cuando participó en Mira quién salta: “Siempre salto medicada”.
Hacer los Goya es un regalo envenenado. Y ni regalo. Cada año los que la seguimos ponemos nuestra (poquita) fe en que saldrá bien, pero casi siempre la cosa termina, por ser benevolente, de aquella manera. Es como enamorarse. No depende solo de uno —ni aunque así fuera—. En el caso de los premios de la Academia, las exigencias, implícitas y explícitas, a las que están sometidos sus artífices cada año la convierten en una tarea casi imposible de ejecutar en condiciones. Para empezar, por su duración. Para seguir, porque tienen vocación generalista y deben tenerla, pero hablan desde el nicho (no porque el cine español esté muerto, válgame). Cuando uno molesta porque molesta. Cuando uno no molesta porque no molesta. Cuando es sobria porque hay poco humor. Cuando es graciosa porque se suele pasar de frenada. Pero si alguien puede caer de pie son los Javis y Ana Belén. Al final, es como enamorarse. A veces sale bien.
Puedes seguir EL PAÍS Televisión en X o apuntarte aquí para recibir nuestra newsletter semanal.