Manu Leguineche, el reportero infinito
La 2 emite en su espacio ‘Imprescindibles’ el documental ‘El Bohemio número 10’ sobre el periodista vasco
Manu Leguineche, uno de los grandes periodistas españoles del siglo XX, siempre explicaba: “Vales lo que vale tu último reportaje”. Con esta frase, el reportero vasco y ciudadano del mundo quería dejar claro que el periodismo es un oficio del día a día, inevitablemente caduco y que la posteridad es tan breve como el ciclo de vida de una noticia. Sin embargo, se equivocó. Siete años después de su muerte, el 22 de enero de 201...
Manu Leguineche, uno de los grandes periodistas españoles del siglo XX, siempre explicaba: “Vales lo que vale tu último reportaje”. Con esta frase, el reportero vasco y ciudadano del mundo quería dejar claro que el periodismo es un oficio del día a día, inevitablemente caduco y que la posteridad es tan breve como el ciclo de vida de una noticia. Sin embargo, se equivocó. Siete años después de su muerte, el 22 de enero de 2014 a los 72 años, sus libros se siguen editando y su figura se mantiene como un referente para varias generaciones de informadores. La vigencia de su legado queda demostrada de nuevo con el estreno este domingo en Imprescindibles (domingo 7 de febrero, 21.30, La 2) del documental Manu Leguineche. El Bohemio número 10, dirigido por el periodista y productor audiovisual Víctor López, autor también en 2019 de la biografía El jefe de la tribu (Ediciones del Viento).
“El periodista debe jugar siempre limpio con el lector”, explica Leguineche en unas declaraciones recogidas en este documental, que recorre su vida y su carrera desde su infancia, en plena posguerra española, en Arrazua (Bizkaia) hasta su muerte en 2014 en un hospital madrileño al que había sido trasladado desde Brihuega, el pueblo alcarreño al que se había retirado hace más de una década. En medio, está su vuelta mundo en los años sesenta que cambió el periodismo español cuando la contó en el libro El camino más corto, sus viajes a los cinco continentes como enviado especial, pero también la fundación de varias agencias de prensa o de programas de reportajes en TVE, además de sus interminables partidas de mus, sus cacerías o salidas de pesca.
Los viajes de Manu –como le conocía toda la profesión, que él llamaba la tribu– tuvieron lugar mucho antes de la era de la fotografía digital y existen pocas imágenes, y muchas menos filmaciones, de sus periplos por el mundo. Fue siempre, además, un lobo solitario. El documental se basa sobre todo en declaraciones de amigos y periodistas. Emociona especialmente escuchar a Javier Reverte, uno de sus más íntimos compañeros de andanzas (no solo de viajes, sino también de mus, chatos y pesca), fallecido el pasado mes de octubre. En el documental también aparecen compañeros de generación de Leguineche como Jesús Picatoste (desaparecido en abril), Joaquín Bardavío, Vicente Romero, Juan Cruz o Diego Carcedo (con quién coincidió en Vietnam) y reporteros más jóvenes, aunque ya muy veteranos, que avanzaron en el periodismo internacional en su estela, como Gervasio Sánchez, Ramón Lobo o Javier Martín Domínguez, además de sus discípulos de la etapa de Colpisa como Pilar Cernuda o Mariano Guindal.
“Mi intención no era solo hablar de periodismo, sino de la calidad humana de Leguineche”, explica Víctor López (La Coruña, 41 años), que ha pasado infinidad de horas buscando toda la documentación posible, una tarea nada fácil porque Manu era a la vez una persona muy social, siempre rodeado de amigos, y un hombre secreto y solitario. “Ha quedado muy poco archivo gráfico de él, más allá de sus apariciones en televisión. De sus viajes, por ejemplo, no hay prácticamente nada”, señala López.
El título, El Bohemio número 10, se revela en uno de los momentos más emotivos del documental, cuando le dieron en 2008 el título de Vizcaíno Ilustre, que recibió en Brihuega ya enfermo. En una entrevista concedida entonces, Manu confesó a su amigo Julio Flor que sacrificó su vida personal –una familia, una pareja– por el periodismo, los viajes y, sobre todo, por la libertad. “Soy el bohemio número 10”, señaló entonces, tratando de explicar que era el bohemio perfecto. Cuando dejó de escribir libros de viajes, reflejó esa soledad, buscada y amada y, a la vez, dura, en libros como El club de los faltos de cariño o La felicidad de la tierra.
Los amigos de Manu que aparecen en el documental no solo pertenecen a la profesión, sino que también tienen voz sus paisanos de Brihuega, donde encontró su lugar en el mundo. Entre ellos destaca Jesús Rodrigo, que cuidaba su huerto y del que Leguineche sostiene que aprendió todos los saberes posibles de la tierra. Cualquiera que pregunte por él en los bares y en las tabernas castizas del barrio madrileño de Argüelles descubrirá que su huella, y su humanidad, van mucho allá de la tribu a la que entregó su vida.
Fue autor de 43 libros que recorren todos los asuntos internacionales posibles: además de El camino más corto sobre su vuelta en mundo en coche, escribió sobre el principio del periodismo de masas y la guerra de Cuba en “Yo pondré la guerra”; sobre las huellas de la Segunda Guerra Mundial en Europa en Los años de la infamia; sobre los españoles que pasaron toda la dictadura escondidos en Los topos (junto a Jesús Torbado); o un gran reportaje sobre un español que acabó en la selva de Bolivia tras haber pasado por los campos nazis en El precio del paraíso.
Sin embargo, explica Víctor López, siempre fue consciente de la fragilidad de la fama. “Creo que Manu ha conseguido perdurar, aunque no fue algo que buscase. Sostenía que el prestigio que se ha ganado en 30 años de profesión se puede perder en 30 segundos. Su huella tiene que ver con la integridad con que ejerció el periodismo y con su sentido de la responsabilidad. Personas que trabajaron con él decían que se aprendía más un mes con Manu que en toda la carrera. Todo eso es lo que le convirtió en un referente”.