El hidrógeno aspira a reemplazar al petróleo y el gas en el abastecimiento local de energía
Iniciativas como los valles o las islas de hidrógeno sirven de modelo para la creación de mayores ecosistemas de producción y consumo de este combustible tan versátil
La región septentrional de los Países Bajos solía ser una de las principales regiones productoras de gas. En la provincia de Groninga se descubrió uno de los mayores yacimientos de todo el mundo y, durante décadas, la extracción contribuyó al enriquecimiento del país. Sin embargo, los tiempos cambian.
Según Jochem Durenkamp, gestor de proyectos de hidrógeno de New Energy Coalition, “la producción de gas está llegando a su fin”. “Eso conllevaría la pérdida de numerosos puestos de trabajo en el norte si no fuese porque el hidrógeno ha resultado ser el sustituto perfecto”.
Las regio...
La región septentrional de los Países Bajos solía ser una de las principales regiones productoras de gas. En la provincia de Groninga se descubrió uno de los mayores yacimientos de todo el mundo y, durante décadas, la extracción contribuyó al enriquecimiento del país. Sin embargo, los tiempos cambian.
Según Jochem Durenkamp, gestor de proyectos de hidrógeno de New Energy Coalition, “la producción de gas está llegando a su fin”. “Eso conllevaría la pérdida de numerosos puestos de trabajo en el norte si no fuese porque el hidrógeno ha resultado ser el sustituto perfecto”.
Las regiones del norte están buscando alternativas ante la disminución de la extracción de gas y los puestos de trabajo relacionados. Además, los movimientos de terreno que ocasiona la extracción de gas provocan terremotos leves, de los que se llegaron a registrar 72 en tan solo el año 2021. Estos terremotos tienen repercusiones económicas importantes, en especial cuando dañan las viviendas de la zona. Desde 1991, se han pagado un total de 1 200 millones de euros en concepto de indemnización por daños debidos a terremotos.
La región septentrional de los Países Bajos pretende convertirse en uno de los llamados “valles de hidrógeno”. El proyecto HEAVENN, coordinado por New Energy Coalition, es el medio para lograrlo. La región utilizará fondos europeos para desarrollar la infraestructura necesaria para introducir el hidrógeno verde para el abastecimiento de energía producida a escala local.
La Unión Europea se ha marcado el objetivo final de construir 100 valles de hidrógeno. Actualmente, hay 23 en Europa, en distintas fases de desarrollo, cifra que se espera duplicar para antes de 2025. Decenas de proyectos se han puesto ya en marcha en toda Europa y en más de 20 países a escala mundial, en el contexto de una tendencia de inversión en energías limpias que evoluciona con rapidez y que mueve miles de millones. En este enlace se puede ver un mapa de los valles de hidrógeno.
La estrategia es impulsar las economías regionales, mientras que a su vez se combate la causa principal del cambio climático: la quema de combustibles fósiles. En última instancia, la aparición de nuevas regiones dará lugar a la creación de una red a gran escala de economías basadas en el hidrógeno y en un suministro de energía limpio y seguro.
Hidrógeno verde
La región septentrional de los Países Bajos reúne todas las cualidades para aprovechar al máximo las oportunidades que ofrece el hidrógeno. Al estar ubicada cerca de los parques eólicos marítimos del mar del Norte, tiene conexión directa con la energía renovable necesaria para fabricar el hidrógeno verde. Además de eso, la anterior explotación de gas de la región ha creado una serie de conocimientos y habilidades que pueden transferirse fácilmente a la producción, distribución, almacenamiento y consumo de hidrógeno en la economía local.
La idea fundamental de los valles de hidrógeno es crear un ecosistema de hidrógeno autosuficiente de principio a fin. En el caso del proyecto HEAVENN, el primer paso es identificar los lugares en los que es posible realizar el proceso de electrólisis para separar el agua en hidrógeno y oxígeno por medio de electricidad.
Un valle de hidrógeno es una zona de medianas dimensiones donde viviendas, vehículos e industria consumen hidrógeno limpio producido en el ámbito local. El objetivo es iniciar una economía basada en el hidrógeno a escala comunitaria. Más adelante, las regiones con valles de hidrógeno se unirán para crear zonas económicas más grandes de abastecimiento con hidrógeno.
Cuando esa electricidad se obtiene de fuentes renovables, como la energía eólica marítima en el caso del proyecto HEAVENN, el hidrógeno se considera una fuente de energía verde. Este vector energético de cero emisiones, que se suele almacenar en forma de gas, se utiliza como combustible en aplicaciones cotidianas como el transporte, la calefacción y la industria.
HEAVENN, por ejemplo, invierte en proyectos de movilidad basada en hidrógeno que prevén la creación de una serie de puntos de repostaje de hidrógeno para todo tipo de vehículos impulsados por hidrógeno, desde turismos hasta camiones y autobuses. El hidrógeno también se usará para hacer funcionar un centro de datos y proporcionar calefacción a barrios residenciales.
Construir ecosistemas de energía no es sencillo. «El proyecto tiene treinta socios», apuntó Durenkamp. «Es muy difícil coordinar su trabajo, pero la construcción de este ecosistema es esencial para el sector del hidrógeno».
Además de los socios, la comunidad local es otro actor importante. «Es esencial que se consulte a los habitantes de la zona», señaló Durenkamp. «En el paisaje en el que antes se extraía energía de forma subterránea, ahora hay turbinas eólicas, paneles solares y grandes instalaciones de electrólisis. Todo lo que se hace en el proyecto se hace junto con aquellas personas que viven en la zona».
Islas de energía limpia
Otra región que está sabiendo aprovechar el potencial del hidrógeno es la isla española de Mallorca, la cual se denomina a sí misma ”isla de hidrógeno”.
“La idea del proyecto nació cuando CEMEX, una empresa de fabricación de cemento, anunció que iba a cerrar su planta de Mallorca”, cuenta María Jaén Caparrós, coordinadora de innovación con hidrógeno en Enagás, gestor de la red de transporte de la red nacional de gas de España. “Queremos reindustrializar la isla y descarbonizar la región de las Baleares usando el hidrógeno”.
El proyecto, conocido como GREEN HYSLAND, creará un ecosistema de usuarios y productores de hidrógeno a lo largo de toda la isla mediterránea. Este logro supondría una reducción importante de las costosas importaciones de energía y eliminaría las emisiones nocivas.
Una parte central del proyecto es una planta de electrólisis que produce hidrógeno con la energía que se obtiene de dos plantas de energía solar recientemente construidas. Ese hidrógeno se destina entonces a múltiples usos en el ámbito local. Un ejemplo es el de la empresa de transporte público de la ciudad de Palma de Mallorca, que está introduciendo en su flota autobuses impulsados por hidrógeno. Otro ejemplo es el suministro de energía al puerto de ferris, que tan esencial es para la isla, o incluso a hoteles. No obstante, la energía comunitaria necesita el apoyo de la comunidad.
Diversificación renovable
“Es fundamental que se cuente con el apoyo de la sociedad”, declaró Jaén Caparrós. “El hidrógeno es una novedad para las Islas Baleares. El proyecto no solo fomentará una reindustrialización basada en las energías renovables, sino que también generará conocimiento, investigación e innovación. Las Islas Baleares deben tratar de aprovechar esta magnífica oportunidad para diversificar el modelo de producción y crear así puestos de trabajo nuevos, estables y de calidad”.
El segundo objetivo de GREEN HYSLAND, que guarda relación con el primero, es reducir las emisiones procedentes del uso de gas natural. Para ello, de acuerdo con Jaén Caparrós, el proyecto contempla la introducción de hidrógeno en la red de gas, dado que ambas fuentes de energía son compatibles. “Se construirá un conducto para transportar el hidrógeno hasta el punto de entrada y eso servirá para descarbonizar una parte de la red de gas natural”, indicó. El inicio de esta fase está previsto para finales de 2022.
De esta forma, el hidrógeno puede introducirse en la infraestructura de gas existente que se usa para suministrar calefacción a los hogares, los hoteles y las empresas o para generar electricidad. La mezcla resultante de gas e hidrógeno verde tiene una huella de emisiones inferior a la que genera solo el gas, lo cual es un paso importante hacia la descarbonización completa.
Modelos de ecosistemas de hidrógeno
GREEN HYSLAND incluso se ha asociado con entidades de fuera de Europa. «Somos 30 socios procedentes de 11 países, incluidos Marruecos y Chile», declaró Jaén Caparrós. “Estos socios también quieren implementar ecosistemas de hidrógeno verde y los valles de hidrógeno tienen un valor añadido si podemos establecer conexiones con otras regiones de dentro y fuera de Europa”, continuó.
“Los valles de hidrógeno crean nuevos puestos de trabajo, reindustrializan la zona y desarrollan nuevas actividades económicas”, manifestó Jaén Caparrós. “Y aparte de todo ello, reducen las emisiones de dióxido de carbono. Por lo tanto, el hidrógeno es positivo para toda la sociedad”.
Una vez construida la infraestructura y concluida la fase de experimentación, las lecciones aprendidas deberán aplicarse a mayor escala. Tanto HEAVENN como GREEN HYSLAND desean compartir lo que están aprendiendo. «Queremos ser un modelo para otras regiones de cualquier parte del mundo», concluyó Durenkamp. “Si este proyecto resulta ser un éxito, queremos compartirlo”.
La investigación descrita en este artículo ha sido financiada con fondos de la UE. Artículo publicado originalmente en Horizon, la Revista de Investigación e Innovación de la Unión Europea.
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