Sudamérica pone firme a WhatsApp

Chile se une a Brasil y Argentina y abre una investigación sobre las cesiones de privacidad que implica la actualización de la aplicación de mensajería instantánea. La filial de Facebook ha congelado los cambios

Una mujer consulta su teléfono móvil mientras anda por Santiago de Chile.Marcelo Hernandez (Getty Images)
Madrid -

América encabeza la rebelión internacional contra la última actualización de WhatsApp, disponible desde el pasado 15 de mayo y en cuyos términos y condiciones se especifica que la aplicación compartirá datos con Facebook, su empresa matriz. Chile abrió a finales de ese mes una investigación formal para dilucidar si la nueva política del servicio de mensajería instantánea más usado del mundo entra en conflicto con la privacidad de los ciudadanos. Es el tercer país americano que toma una decisión de este tipo: ...

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América encabeza la rebelión internacional contra la última actualización de WhatsApp, disponible desde el pasado 15 de mayo y en cuyos términos y condiciones se especifica que la aplicación compartirá datos con Facebook, su empresa matriz. Chile abrió a finales de ese mes una investigación formal para dilucidar si la nueva política del servicio de mensajería instantánea más usado del mundo entra en conflicto con la privacidad de los ciudadanos. Es el tercer país americano que toma una decisión de este tipo: Brasil y Argentina pusieron en marcha medidas similares días antes de la fecha que marcó WhatsApp para su actualización.

La Fiscalía Nacional Económica (FNE) de Chile, organismo que tiene entre sus competencias velar por la protección del consumidor, comunicó a WhatsApp la apertura de una investigación el pasado 27 de mayo, según ha podido saber EL PAÍS. La FNE dice que en su decisión ha influido una denuncia interpuesta por un particular, según la cual “existirían diversos problemas en relación a los términos de uso y política de privacidad de WhatsApp (...), relativos principalmente al uso de datos y metadatos recogidos por dicha aplicación, los que se verían consolidados por los cambios cuya implementación se anunció para el pasado 15 de mayo de 2021”. El escrito recoge también otros siete “decisiones y casos” que involucran a WhatsApp, entre ellos los que abrieron sus países vecinos, Brasil y Argentina, y concluye que considera “pertinente realizar una investigación” para ver si los cambios propuestos por la empresa chocan con la legislación del país.

La denuncia particular que se menciona en el escrito fue interpuesta por la asociación chilena Derechos Digitales, cuyos representantes se reunieron a principios de mayo con el FNE para ponerle en antecedentes. “Nos parece que la nueva actualización puede hacer mucho daño a la competencia”, subraya por teléfono María Paz Canales, directora ejecutiva de la citada organización sin ánimo de lucro. Uno de los argumentos que expusieron Canales y sus colegas es que la alta penetración de WhatsApp en Chile, que supera el 90%, hace muy difícil que los usuarios que no estén de acuerdo con el trasvase de sus datos a Facebook puedan optar por otra aplicación de mensajería instantánea sin renunciar a estar comunicados con sus amigos o clientes. “Cuando ya está todo el mundo en una plataforma, el coste de oportunidad de salir de ella es mayor, especialmente para los comercios”, subraya la jurista.

Contestación internacional

El cambio de condiciones impuesto por la aplicación implica una nueva política sobre los datos que WhatsApp recopila sobre los usuarios y su tratamiento. En esencia, se oficializa el trasvase de información entre la aplicación de mensajería instantánea y Facebook, empresa que la adquirió en 2014. El CEO del gigante tecnológico, Mark Zuckerberg, aseguró entonces que la independencia de los datos de WhatsApp estaba garantizada. En 2016 se empezó a compartir datos con Facebook, pero entonces se dio la opción de consentir o no ese trasvase. En esta ocasión no será así: quienes no esten de acuerdo con la nueva política de datos de la aplicación no podrían seguir usándola, al menos no con las mismas prestaciones que el resto. O al menos eso es lo que se dijo al principio.

Las críticas de expertos y asociaciones y, sobre todo la acción directa de varios países clave para su negocio llevó a WhatsApp a posponer algunos de sus cambios. “Dada la reciente discusión con varias autoridades y expertos en privacidad, queremos dejar claro que actualmente no tenemos planes de limitar la funcionalidad de WhatsApp a aquellos que aún no han aceptado la actualización”, aseguró el pasado 31 de mayo un portavoz de la empresa.

Facebook dispondrá ahora de una nutridísima fuente adicional de datos, los de los 2.000 millones de usuarios de WhatsApp, para enriquecer y complementar los que ya tenía. Eso le servirá para mejorar la personalización de los anuncios que muestra en sus plataformas, entre las que se incluye Instagram. Los ingresos de Facebook proceden casi exclusivamente de la publicidad y en WhatsApp no se muestran anuncios; con la nueva actualización, el grupo podrá aprovechar en sus otras redes sociales los datos recabados por el servicio de mensajería instantánea.

No es la primera vez que WhatsApp recula. La actualización que se lanzó el 15 de mayo fue inicialmente propuesta para febrero de este año, pero la compañía decidió retrasarla al comprobar que levantaba suspicacias en algunos países. Tras ver que esta vez ha sucedido lo mismo, la empresa ha decidido seguir prestando de manera provisional todos los servicios habituales a quienes no acepten los nuevos términos, a la vez que se irá recordando periódicamente que existe una actualización pendiente.

La rebelión del Sur

Entre los países más beligerantes contra la nueva política de datos de WhatsApp se encuentran los dos que suman más usuarios: India y Brasil, con más de 400 y de 120 millones respectivamente. Nueva Delhi, que en los últimos años ha adoptado una línea particularmente dura contra las grandes tecnológicas, fue de los primeros en oponerse. Brasilia tampoco titubeó a la hora de frenar el trasvase de datos entre Facebook el servicio de mensajería instantánea, cuya penetración se mueve entre el 80% y el 90% y que tiene operativo su sistema de envío de pagos, WhatsApp Pay.

La autoridad de la competencia de Turquía fue una de las primeras en congelar la actualización de WhatsApp y en abrir investigación al respecto. El presidente de la república, Recep Tayyip Erdogan, y varios miembros de su gobierno dijeron públicamente que abandonaban WhatsApp. Las descargas de otros sistemas de mensajería instantánea, como Telegram, Signal o la turca Bip, se han disparado en lo que va de año en el país, según informa AP. El regulador de Sudáfrica, por su parte, también pidió explicaciones a la compañía. En Argentina, la Secretaría de Comercio Interior suspendió la entrada en vigor de la actualización el 17 de mayo, dos días después de su lanzamiento, mientras investiga si choca con las leyes de privacidad.

Estados unidos no se ha pronunciado oficialmente al respecto, si bien WhatsApp no goza en ese país de una implantación muy relevante (sí es fuerte entre la población inmigrante). En la Unión Europea, el Reglamento General de Protección de Datos impide que se realice el trasvase de datos con Facebook.

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