La mortalidad cardíaca en los hospitales es mayor en las comunidades más pobres
El mayor estudio realizado hasta la fecha muestra grandes diferencias entre autonomías. Los investigadores apuntan a que las personas con condiciones de vida más desfavorables están más expuestas a factores de riesgo
A menor PIB per cápita en una comunidad autónoma, mayor mortalidad por eventos cardíacos en los hospitales. La regla no es perfecta, pero se cumple con bastante precisión, según el mayor estudio que se ha hecho en España, que ha analizado 764.083 ingresos por insuficiencia cardiaca en 263 hospitales públicos del Sistema Nacional de Salud.
Las comunidades con mayor mortalidad hospitalaria por insuficiencia cardiaca son Andalucía, Extremadura y Navarra (la gran excepción a la regla), mientras que Madrid, Baleares y País Vasco presentan las menores tasas. Las diferencias son abrumadoras: el porcentaje de fallecimientos por eventos cardíacos en los hospitales de Euskadi (7,7%) es menos de la mitad que en Andalucía (16,4%), según el estudio, presentado este jueves en el Congreso SEC25 de la Salud Cardiovascular.
Esto no quiere decir que los andaluces o los extremeños, per se, tengan mayor riesgo de mortalidad cardiovascular que los vascos o los madrileños. El riesgo individual no varía. Tampoco tiene que ver con el grado de complejidad del hospital, algo que ha sido analizado.
El sustrato de las diferencias son muy probablemente los determinantes sociales de la salud, muy estudiados en otras patologías crónicas, explica Pello Latasa, vicepresidente de la Sociedad Española de Epidemiología (SEE). “Las personas con condiciones de vida más desfavorables están más expuestas a factores de riesgo y acaban desarrollando más enfermedades”, sostiene.
Estos factores de riesgo son variados: el nivel socioeconómico está relacionado con el consumo de tóxicos, la actividad física (menor en los más bajos), la educación sanitaria, la alimentación... Las comunidades más pobres suelen tener también mayores tasas de obesidad y sobrepeso.
Latasa pone el ejemplo de una persona que viva en un barrio con aceras pequeñas que no invitan a pasear, sin parques cercanos ni polideportivos para hacer actividad física, con un trabajo precario que le tiene en estrés continuo y que le obliga a desplazamientos de horas que no puede dedicar a cocinar... Todo esto hace que la salud empeore y, potencialmente, que los eventos cardiacos sean más graves.
Carolina Ortiz, cardióloga en el Hospital Universitario Fundación Alcorcón y primera firmante del estudio, explica que ya se habían observado diferencias en la mortalidad por insuficiencia cardiaca entre distintas regiones de Estados Unidos y Europa. “Sin embargo, no se habían realizado estudios recientes en grandes poblaciones que analizaran estas diferencias, teniendo en cuenta tanto el riesgo clínico de los pacientes como los factores sociales que influyen en la salud”, señala.
De todos los determinantes sociales que analizaron, el PIB per cápita fue el que mantuvo una mayor asociación independiente a la mortalidad, que está ajustada por edad y patologías (es decir, tiene en cuenta si por ejemplo en una comunidad hay más personas mayores para que no distorsione la estadística).
“También vemos un riesgo asociado a la contaminación o al consumo de alcohol, pero fue mucho menor que el PIB”, sostiene la investigadora. Otro reciente estudio con miles de pacientes sí vio una alta relación entre días con picos de contaminación e ingresos y muertes por infarto en toda España.
La investigación que se acaba de presentar no analiza las causas últimas. Su investigadora principal maneja hipótesis que tienen que ver con los determinantes sociales que señalaba Latasa: “En las regiones más pobres puede existir un peor acceso a la Atención Primaria, peores estrategias de prevención, más barreras sociales, peores condiciones de vida, o una población con menos adherencia terapéutica, nivel más bajo de educción... Todo ello lo que implica es que hay peor desarrollo del proceso de cualquier patología y contribuye a una mayor mortalidad”.
El caso de Navarra
Uno de los datos que rompe con la tendencia general que correlaciona a las comunidades con menor PIB per cápita con mayores tasas de mortalidad hospitalaria por insuficiencia cardíaca es Navarra, la tercera autonomía más rica.
Ortiz asegura que no lo ve como una excepción o una contradicción, sino como “una señal que requiere análisis local”. El estudio no analiza diferencias relacionadas con el manejo de enfermedades, tratamiento, proceso asistencial, diferencia entre hospitales, tiempo de atención, continuidad asistencial que, según la investigadora, pueden estar influyendo.
“Además, puede existir una variabilidad estadística, y en territorios como Navarra, con pocos casos, pequeñas variaciones pueden mover mucho la tasa de mortalidad anual”, añade.
Esto mismo señala el vicepresidente de la SEE: “La ley de los números pequeños hace que cuando te encuentras un evento en una población pequeña quede estadísticamente sobrerrepresentado”. Además, advierte de que al analizar solo hospitales públicos, se deja fuera la Clínica Universidad de Navarra, que tiene un peso relativo muy alto en esa comunidad.