El TSJ catalán avala la eutanasia a Noelia, pero abre la puerta a que el padre recurra al Supremo
La resolución no pone fin al litigio al reconocer la legitimidad de la familia para tratar de impedir el derecho a una muerte digna reconocido a la hija
El Tribunal Superior de Justicia de Cataluña (TSJC) ha ratificado la sentencia que avaló la eutanasia a Noelia, la joven parapléjica de 24 años cuyo padre se opone a que reciba la prestación de ayuda a morir. La resolución no supone, sin embargo, el final del litigio ni del sufrimiento para la joven. El tribunal ha reconocido la legitimidad del padre para intervenir en el proceso, lo que abre la puerta a que pueda interponer un nuevo recurso, esta vez ante el Tribunal Supremo. Mientras no haya sentencia firme, la joven no podrá ejercer el derecho que le fue reconocido, en julio de 2024, por la Comisión de Garantía y Evaluación de Cataluña, el órgano independiente formado por juristas, médicos y expertos en bioética que vela por la correcta aplicación de la ley de eutanasia.
Noelia, cuyos intereses defienden los servicios jurídicos de la Generalitat, logró una primera victoria el pasado mes de marzo. Un juzgado contencioso-administrativo de Barcelona desestimó la demanda interpuesta por Abogados Cristianos en nombre del padre, que hasta entonces había logrado paralizar la aplicación de la eutanasia en los tribunales. La jueza concluyó que la joven podía recibir la prestación de ayuda a morir porque su caso cumple los requisitos fijados por la ley. Noelia padece un sufrimiento “grave, crónica e imposibilitante”, tal como ella misma manifestó en su declaración en la vista oral: “Todos los días son horribles y dolorosos”. La resolución concluyó, contra lo argumentado por la entidad ultracatólica, que la joven estaba en plena facultades mentales para decidir sobre su vida y su muerte y negó al padre legitimación, siquiera, para tratar de impedirlo.
Abogados Cristianos, sin embargo, presentó un recurso contra la sentencia que ahora ha desestimado la Sección Tercera de la sala de lo contencioso-administrativo del TSJC. Los magistrados se pronuncian sobre cuestiones formales, pero también sobre el fondo del asunto. En su sentencia, no aprecian “falta de capacidad” de la joven y resaltan que se ha mantenido firme en su decisión de solicitar la eutanasia desde abril de 2024. Esa posición rotunda no queda “desvirtuada”, agregan, por una carta manuscrita en la que supuestamente mostraba dudas. El origen del documento, señalan los magistrados, no está nada claro, y la propia Noelia explicó en el juicio que lo escribió tras una noche de insomnio y “al dictado” de dos jóvenes de entornos católicos que habían entrado en su habitación.
Pero la sentencia del TSJC contiene una diferencia fundamental en relación con la emitida por la jueza de lo contencioso de Barcelona: señala que el padre sí tiene legitimidad para intervenir en el procedimiento. Esa legitimación se produce incluso cuando sus intereses “puedan entrar en aparente colisión con las preferencias exteriorizadas” por la paciente, en este caso Noelia. Pero una cosa es reconocer su capacidad de actuar y otra muy distinta, concluyen, dar la razón a los familiares.
Fuentes judiciales consultadas por este diario señalan que la decisión del tribunal permite al padre plantear un nuevo recurso. Su última oportunidad para impedir que se cumpla la voluntad de Noelia está por lo tanto en el Tribunal Supremo, a través de un recurso de casación. En un mensaje en X, Abogados Cristianos ya ha anunciado que lo presentará porque Noelia es “una chica con una enfermedad mental que tiene toda la vida por delante”. El alto tribunal podría pronunciarse por primera vez sobre si los familiares de una persona que pide la eutanasia están legitimados para frenarla en los tribunales.
El escenario más probable es que se suspenda de nuevo de forma cautelar, como ya ocurrió después de la primera sentencia, la aplicación de la eutanasia de Noelia. Hasta que no haya sentencia firme, no podrá ejercer su derecho. El TSJC reconoce que postergar la ejecución de una resolución de esas características “puede generar insatisfacción en la persona que la ha solicitado”, pero lo atribuye a la falta de previsión legal en la norma que regula el derecho a morir dignamente. Noelia reside desde hace un tiempo en un centro sociosanitario de un hospital de la provincia de Barcelona y, según los abogados de la Generalitat, su salud física y psicológica no ha hecho más que empeorar a raíz del procedimiento judicial.