Robots humanoides para cuidar de los ancianos: la apuesta de China ante la crisis demográfica

El envejecimiento de la población y la escasez de personal especializado lanzan a Pekín a promover el uso de inteligencia artificial aplicado a los servicios de atención a la tercera edad

Una persona saluda a un robot humanoide durante la Exposición Internacional de Alta Tecnología de Pekín en julio de 2024.VCG (VCG via Getty Images)

28 de enero de 2025. Es la víspera del Año Nuevo lunar, la noche de reunión más importante para las familias chinas. Ying (27 años) ha regresado a su natal Changzhou, en el este. La velada transcurre como de costumbre: saborean una cena suculenta, observan los fuegos artificiales por la ventana… En las conversaciones se cuela DeepSeek, la inteligencia artificial (IA) china que acaba de ...

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28 de enero de 2025. Es la víspera del Año Nuevo lunar, la noche de reunión más importante para las familias chinas. Ying (27 años) ha regresado a su natal Changzhou, en el este. La velada transcurre como de costumbre: saborean una cena suculenta, observan los fuegos artificiales por la ventana… En las conversaciones se cuela DeepSeek, la inteligencia artificial (IA) china que acaba de poner en jaque a los gigantes tecnológicos de Silicon Valley. Mientras los más jóvenes se disputan los últimos jiaozi del plato y los mayores brindan con baijiu, todas las miradas se clavan en la televisión: “¿Qué son esas cosas?”, pregunta su tía. La actuación más comentada de la Gala de la Fiesta de la Primavera tuvo como protagonistas a robots humanoides que replicaron con asombrosa precisión los pasos del yangge, la popular danza que miles de jubiladas bailan diariamente en plazas de toda la nación. No fue una mera exhibición futurista, sino un adelanto del porvenir que visualiza el Gobierno: un país donde los robots cuidan de sus ancianos.

China es uno de los primeros territorios del mundo que ha formalizado una política sobre el uso de robótica en ese ámbito. El Consejo de Estado emitió el 7 de enero una directiva que promueve el desarrollo de robots humanoides, interfaces cerebro-computadora y distintas tecnologías de IA para mejorar los servicios de atención a la tercera edad. El documento oficial propone crear una plataforma nacional unificada de información para optimizar la prestación de servicios ante la creciente demanda y menciona un plan para garantizar el acceso de todos los ancianos a un sistema de cuidados para 2035.

Casualidad o no, unos días más tarde, máquinas autómatas se convertían en las estrellas del evento televisivo que sintonizan prácticamente todos los hogares chinos para recibir el año nuevo lunar. En la pieza YangBOT, dirigida por el aclamado cineasta Zhang Yimou, 16 robots ataviados con chalecos estampados compartieron escenario con una veintena de bailarinas. Los androides, desarrollados por la empresa china Unitree Robotics, destacaron por su perfecta sincronización con sus compañeras humanas a la hora de girar, mover la cintura y los pies e incluso lanzar al aire pañuelos rojos y recogerlos después.

Robots bailarines sorprenden al público en la Gala del Festival de PrimaveraFoto: ANDRES MARTINEZ

“Al principio no sabía qué pensar”, comenta Ying, ya de vuelta en Pekín tras las vacaciones. “Era raro, pero no podía dejar de mirar, boquiabierta”, afirma entre risas. Explica que su abuela “puso primero cara de espanto, pero luego se rio”. En las redes sociales, los internautas no tardaron en fantasear con un futuro en el que estos bailarines limpien o cocinen. Uno de los memes más compartidos contiene la frase “Mis padres: Si no tienes hijos, ¿quién te cuidará cuando seas vieja?” y, debajo, la respuesta irónica, con la palabra “Yo”, seguida de la imagen de una anciana sonriendo en la cama mientras la asisten dos de los robots de la gala. “Olvídense de tener hijos, mejor ahorren y compren uno de estos para la jubilación”, bromea un usuario al publicar la foto en Xiaohongshu (el Instagram chino). Su precio supera los 86.500 euros.

La crisis demográfica es uno de los mayores retos que China enfrenta en su historia reciente. Su población cayó en 2024 por tercer año consecutivo y los expertos advierten de que el declive no hará más que agravarse. Las personas con 65 años o más representaron el pasado calendario el 15,6% de la población total del país, según datos de la Oficina Nacional de Estadísticas. Y, aunque Pekín se esfuerza por fomentar la natalidad, sus tácticas no surten efecto. El Banco Mundial estima que la tasa de fecundidad es de 1,2, muy por debajo del 2,1 que hace falta para que la población se mantenga estable.

El rápido envejecimiento y la reducción progresiva de su fuerza productiva representan un enorme desafío para la economía y el sistema de bienestar social. El problema es urgente: teniendo en cuenta el estándar nacional de un cuidador por cada cuatro ancianos, China necesita actualmente más de 10 millones de auxiliares de geriatría, de acuerdo con la cadena de televisión estatal CCTV.

Al Gobierno no le ha quedado más remedio que explorar soluciones tecnológicas para mitigar el golpe. La megalópolis de Shanghái fue pionera en establecer unas pautas de gobernanza para robots humanoides y, recientemente, la Comisión Municipal de Ciencia y Tecnología de Pekín reveló un plan de acción a dos años para perfeccionar la capacidad de estas máquinas de brindar acompañamiento emocional, monitorizar la salud y ayudar en las tareas domésticas. Otras urbes están esbozando sus propias hojas de ruta.

La maquinaria propagandística también se ha puesto en marcha. El rotativo Global Times publicaba a mediados de enero un reportaje titulado ¿Te gustaría tener un robot enfermero cuando seas anciano?, que recoge testimonios positivos de personas que conviven en residencias con empleados robóticos. Se encargan de empujar las sillas de ruedas, ayudar a los ancianos a levantarse de la cama o a llamar por teléfono, según el artículo. El importe de esos asistentes ronda los 13.200 euros, pero fuentes del sector citadas por medios locales vaticinan que, a medida que crezca la demanda, las familias recibirán incentivos para adquirirlos.

“En las residencias donde se han desplegado, se ha producido una mejora del bienestar emocional de los residentes”, valora la doctora en Sociología Wang Linlan, en el número de agosto de la revista especializada China Social Work. “Los robots de compañía que utilizan IA para interactuar con los ancianos mediante conversaciones, juegos y ejercicios de memoria ayudan a reducir el sentimiento de soledad”, detalla. EL PAÍS se puso en contacto con uno de estos centros de la capital, pero la dirección rechazó conceder una entrevista.

Desconfianza en la IA

Wang, sin embargo, admite que “muchos ancianos tienen dificultades para adaptarse a los dispositivos tecnológicos o desconfían de la IA”. Por eso, recomienda “implementar programas de educación y capacitación” para aumentar la aceptación entre este grupo poblacional. Esta experta también recalca la “falta de colaboración interdisciplinaria” y enfatiza que “el desarrollo de la IA en el cuidado de ancianos no puede depender únicamente de avances tecnológicos: es esencial integrar el conocimiento de la geriatría, la psicología del envejecimiento y la economía del bienestar”.

La ciencia avanza en esa dirección. La Universidad de Fudan presentó en verano el robot humanoide Guanghua-1, capaz de comprender expresiones faciales y generar respuestas emocionales gracias a la integración de un mecanismo inspirado en la dopamina y algoritmos de motivación en múltiples niveles. De momento puede mostrar alegría, ira, tristeza y gozo. Sus desarrolladores esperan lanzar a finales de 2025 el primer prototipo experimental específicamente diseñado para el cuidado de ancianos.

Aunque Ying es de la generación que creció sin hermanos y muy conectada a Internet, no se imagina a su madre permitiendo que un robot cuide de sus abuelos. Suelta una carcajada solo de pensarlo. “Pero cuando yo llegue a la vejez… sí, seguro que será habitual”, visualiza.

La transformación digital del gigante asiático ha sido tan rápida, que su población la ha asimilado sin caer prácticamente en la cuenta. En menos de una década los pagos móviles han reemplazado casi por completo el dinero en efectivo y las tarjetas (hasta las limosnas se ofrecen escaneando un código QR); las tiendas de conveniencia han eliminado los cajeros humanos; en muchos restaurantes se pide y se paga a través del teléfono, sin interactuar con el mesero; el pasmoso ritmo de repartos es posible gracias la implementación de drones y vehículos autónomos; los taxis sin conductor circulan cada vez por más ciudades… Los robots cuidadores podrían ser la norma incluso antes de lo esperado.

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