Bilbao pierde la sombra de 128 olmos siberianos
Vecinos del barrio de Deusto denuncian la tala masiva de los árboles por orden del Ayuntamiento y su sustitución por ejemplares de menor porte
El paisaje de la avenida Lehendakari Aguirre de Deusto (Bilbao) ya no es el que era. Ha cambiado completamente su fisonomía desde que operarios del Ayuntamiento han ido cumpliendo la orden de talar los 128 olmos siberianos que enfilaban toda la travesía urbana. Dicen los vecinos que ya no hay sombra en la calle, que han desaparecido unos árboles con medio siglo de vida y que ...
El paisaje de la avenida Lehendakari Aguirre de Deusto (Bilbao) ya no es el que era. Ha cambiado completamente su fisonomía desde que operarios del Ayuntamiento han ido cumpliendo la orden de talar los 128 olmos siberianos que enfilaban toda la travesía urbana. Dicen los vecinos que ya no hay sombra en la calle, que han desaparecido unos árboles con medio siglo de vida y que se está perpetrando un “atropello ecológico”. El consistorio ha decidido retirarlos porque existe “un problema de seguridad para la ciudadanía”. En los últimos años se han caído cuatro de estos árboles, aunque no ocurrió ninguna desgracia personal. El plan municipal consiste en sustituirlos por 130 arces tridentes, de menor porte y envergadura.
Vecinos de Deusto han protagonizado en las últimas semanas varias protestas contra la decisión municipal de serrar los 128 árboles que seguían la principal travesía de este barrio bilbaíno. Del total ya solo quedan en pie 20 ejemplares. Todos serán sustituidos por arces tridentes que alcanzarán una altura máxima de 10 metros en una operación de mejora urbana que el consistorio ha presupuestado en 4,3 millones de euros. A finales de este mes de noviembre comenzarán a plantarse los 65 primeros y el resto irán colocándose hasta finales de febrero de 2024. La plataforma vecinal Stop Tala Deusto ha pintado los árboles en señal de protesta, varios de sus miembros se han amarrado a los troncos de los ejemplares que han ido retirándose y han organizado manifestaciones en contra de la eliminación de unos árboles que “son preciosos, están sanos, dan sombra, ayudan a reducir la temperatura ambiental y disminuyen la sensación de ruido”, afirma Silvia Rodrigo, de la mencionada plataforma vecinal. También se han dirigido al Ararteko (Defensor del Pueblo vasco).
La asociación Hiri Berdeak (Ciudades verdes, en euskera), que apoya a los vecinos, ha contactado con una bióloga, varios técnicos de jardinería, la Asociación Española de Arboricultura y un experto en arbolado para evaluar si, como dice el Ayuntamiento de Bilbao, los árboles habían enfermado porque sus raíces estaban en mal estado. “Todos nos han dado la misma respuesta: los árboles no están enfermos, por lo que una tala tan brutal es una actuación pésima. Existen otras alternativas”, afirmó Marta Fernan en un pleno municipal celebrado a finales de octubre para tratar este asunto.
La concejalía de Obras, Planificación Urbana y Proyectos Estratégicos asegura que tanto los árboles retirados como los que se van a plantar “no son autóctonos”, pues pertenecen a especies asiáticas. “Se está realizando esta actuación para atajar un problema de seguridad que se nos planteaba con los árboles talados, de gran porte y raíz escasa. La especie elegida [para sustituirlos] es la que mejor se adapta a las condiciones de la avenida”, explican fuentes de este departamento municipal dirigido por el edil Asier Abaunza.
El consistorio aduce que los olmos siberianos se encontraban enfermos y sus raíces estaban “interfiriendo los servicios que van por las aceras”, lo que hacía “muy complicado trabajar en estas redes sin dañar significativamente las raíces”. Los arces que se van a colocar en Lehendakari Aguirre permitirán situarlos alejados de las fachadas de las casas y se aprovechará para “colocar mallas antiraíces y una mezcla de gravas graduadas con contenido mineral y orgánico que permitirá alcanzar unos niveles de carga para la instalación segura del pavimento al mismo tiempo favorecerá el crecimiento profundo de las raíces”.
El vecindario lamenta la desaparición de los olmos plantados a mediados del siglo pasado, unos ejemplares que soportaron incluso la construcción del metro bilbaíno a mediados de los años noventa. “Ahora tendremos árboles más pequeños, con lo que el aire será más sucio, las temperaturas más elevadas, habrá menos sombra, anidarán menos aves… Tendremos una avenida ancha y enorme sin sombra que se volverá insoportable en días de mucho calor”, advierte Rodrigo. Diego Ortuzar, activista de Ekolosgitak Martxan, lamenta que el Ayuntamiento haya optado por “la solución más fácil” y “sin realizar un estudio riguroso sobre el estado de los árboles”. Y se pregunta: “¿Estaban todos enfermos? ¿Era necesario talar todos los árboles?”. La plataforma vecinal asegura que se ha llegado a la conclusión de que todos están enfermos tras realizar estudios en solo cinco árboles.
El responsable político del proyecto explicó en el pleno que su departamento es “firme defensor de los objetivos de desarrollo sostenible”, en respuesta a una de las críticas que los vecinos han expresado sobre la escasa sensibilidad ecológica del Ayuntamiento. Estos aseguran que “Bilbao solo cuenta con un 9% de superficie arbolada, cuando lo ideal sería un 30%”, señaló Marta Fernan. Abaunza sostiene que los olmos siberianos se plantaron en los años ochenta “sin tener en cuenta su emplazamiento ni el desarrollo futuro que iban a tener”. Son árboles que figuran en la “lista roja” del servicio municipal de jardinería por su “alto riesgo”. La última caída de uno de estos, “aparentemente estupendo”, según el concejal, sucedió en 2021. “El tronco no tenía ningún tipo de pudrición, ni afección fúngica, tenía las hojas perfectamente lozanas. ¿Cuál era el problema? Era un árbol de 12 metros de altura que tenía una raíz de 60 centímetros de profundidad. El problema es que todos los olmos de la misma alineación están en una situación parecida. Su evolución es negativa, no van a mejorar, van a acabar cayendo”, avisó Abaunza.
La solución adoptada por el Ayuntamiento ha consistido en retirar todos los olmos y sustituirlos por otra especie exótica en el marco de un plan que contempla “renovar los firmes y el pavimento de la avenida” y reducir el espacio que ahora está ocupado por el tráfico rodado. Se renovarán el alumbrado y las redes de saneamiento y abastecimiento y se modernizará la red de fibra municipal, el cableado y las canalizaciones del sistema de semáforos. La actuación afectará a una superficie de 25.805 metros cuadrados. Fuentes de la concejalía aseguran que al finalizar el plan de renovación el paseo Lehendakari Aguirre será “un espacio más verde y amigable para los peatones”. Los vecinos no dan por partida la batalla, aunque temen que los nuevos árboles que se van a plantar en su barrio, alerta Rodrigo, “pueden morir porque no arraigan o no reciben mantenimiento, como está sucediendo en otras zonas de Bilbao”.