Portugal cierra bares y discotecas en Navidad y Nochevieja
El Gobierno luso impone el teletrabajo obligatorio a partir del día 25 y la presentación de test negativos para acceder a cualquier espectáculo deportivo o cultural
Portugal, por más que sea uno de los países más vacunados del mundo, tampoco está para fiestas. La evolución de la pandemia está desbocada en cuanto al número de contagios (562 casos por 100.000 habitantes a 14 días), lo que ha llevado al Gobierno a aprobar nuevas restricciones para tratar de frenar la escalada. La principal es el cierre de bares y discotecas a partir del 25 de diciembre. Desde ese día también será obligatorio el teletrabajo y se cerrarán las guarderías hasta el próximo 10 de enero. Tras un Consejo de Ministros extraordinario, el primer ministro, António Costa, anunció esta ta...
Portugal, por más que sea uno de los países más vacunados del mundo, tampoco está para fiestas. La evolución de la pandemia está desbocada en cuanto al número de contagios (562 casos por 100.000 habitantes a 14 días), lo que ha llevado al Gobierno a aprobar nuevas restricciones para tratar de frenar la escalada. La principal es el cierre de bares y discotecas a partir del 25 de diciembre. Desde ese día también será obligatorio el teletrabajo y se cerrarán las guarderías hasta el próximo 10 de enero. Tras un Consejo de Ministros extraordinario, el primer ministro, António Costa, anunció esta tarde que “la semana de contención” que se había decretado entre el 1 y el 10 de enero se anticipará al día de Navidad.
El Gobierno ha puesto el foco sobre las celebraciones navideñas y, además de cerrar bares y discotecas, también prohibirá beber en la calle y que se reúnan más de 10 personas en la vía pública los días 24, 25 y 31 de diciembre y 1 de enero. Esos días se permitirá, sin embargo, la actividad de restaurantes, casinos y espectáculos culturales, a los que solo se podrá acceder con una prueba diagnóstica negativa. La exigencia de un test negativo se universaliza y también será necesario para entrar en los establecimientos turísticos (sean hoteles o viviendas), así como a la celebración de bodas, bautizos, eventos empresariales o cualquier recinto deportivo o cultural. Además, se reduce el aforo permitido en el interior de comercios (una persona por cada cinco metros cuadrados) para evitar aglomeraciones en unos días en los que se prevé una alta afluencia de consumidores.
Costa anunció medidas de apoyo a todos las empresas afectadas por el cierre y a las familias con hijos, perjudicadas por la clausura de las guarderías y el retraso de la vuelta al colegio. Hace un mes, el primer ministro ya dijo que las aulas estarían cerradas la primera semana de enero (los escolares portugueses retomaban la actividad el lunes 3), y este martes ha confirmado que se mantiene la reapertura de colegios para el 10 de enero, pero que la decisión definitiva se tomará unos días antes. “Creo que ya todos hemos aprendido a lo largo de esta pandemia que no se trata de ser optimista o pesimista, se trata de ser realista y de ver en qué situación estamos a cada paso que damos”, señaló.
El primer ministro explicó que la variante ómicron representa ya el 46,9% de las infecciones detectadas en Portugal y que la previsión, para finales de año, es que se convierta en la hegemónica con el 90% de los casos. El país registró el lunes 5.754 contagios, 943 hospitalizaciones (152 en UCI) y 18 muertes. António Costa comparó estas cifras con la situación que vivía el país el 20 de diciembre de 2020 para insistir en la importancia de la vacunación. Aquel día del año pasado había 3.027 hospitalizados (483 en UCI) y se registraron 71 fallecimientos. Para realzar el impacto de la vacunación, Costa mostró también una comparativa sobre la evolución de los contagios por franjas de edad, que constata una estabilización del ritmo de infecciones entre las personas con más de 70 años, que ya están protegidos con la dosis de refuerzo. Portugal ha vacunado con la tercera dosis al 83,5% de los mayores de 65 años.
La estrategia para afrontar esta nueva ola que ha presentado este martes el primer ministro se asienta sobre el refuerzo de la vacunación, el aumento de test (el Servicio Nacional de Salud financia seis al mes a cada portugués) y el control riguroso de las fronteras. Desde el 1 de diciembre, el país exige un test negativo para volar hacia algún aeropuerto luso. En estos 20 días se han multado a 1.400 pasajeros y 38 compañías aéreas por embarcar sin la prueba.